Creo que todos o todas, al menos la gran mayoría tenemos la clásica prima envidiosa, o de malas vibras, en otros modismos mala leche.
En mi caso si existe, quizás este tipo de comportamiento es medio comprensible cuando estamos en la niñez o adolescencia, pero cuando ya estás a mitad de los treinta y estar de mala onda con una chica de apenas esperando sus diecinueve, bueno eso deja mucho que desear de tu personalidad, autoestima o madurez.
En resumen, está prima que llamaremos Araceli, una tipa regordeta, desarreglada, hipócrita y por demás criticona, nunca dejó que su novio cruzara más de un simple saludo conmigo y según Gloria (hermana de Araceli) no paraba de decirle a él que yo era una mustia, antipática y mamona, se refería a mi como la plástica anoréxica, por el simple hecho de siempre cuidarme y verme bien.
Incluso corrió el rumor, fuera de la familia de que yo le robé a su novio anterior, (eso dos años antes de que está situación que les cuento pasara) que fui causa de que no se diera el compromiso, cosa que fue mentira, porque a ese tipo jamás le dirigí la palabra. Eso generó que yo fuera el blanco de muchas habladurías, Eso entre tantas cosas, solo sepan que rebasaba el límite de la difamación. Me hartó realmente, la enfrenté, le advertí que parara sus habladurías, y diera fin al rumor del exnovio, fuera de parar empeoró.
Conseguí verdaderamente acercarme a su entonces novio, Jorge, un hombre de ya sus cuarenta recién cumplidos, simpático, no guapo, alto, delgado, flaco en realidad, por lo que sabía un buen sujeto, esperaba no lo suficiente para hacerme sentir mal por usarlo para tal cosa.
En una ocasión durante una reunión en unas vacaciones con la tía Joselyn (madre de Araceli), se presto perfecto para mí acto, pues ella organizo un campamento en dos cabañas en una zona de campo, pasaríamos tres días tres noches allí, seríamos mamá y yo, mis tíos, las dos primas, mis abuelos y por supuesto Jorge, este se había estado acercando a mi desde el día anterior, yo por supuesto había estado siendo coqueta con él, desde que llegamos, buscaba hacerme la plática, era divertido a pesar de todo y la segunda noche se concreto el asunto, empezaba a notar cosas entre Jorge y mi prima, desde la mañana habían estado enojados una tensión distante entre ellos y Gloria me dijo que los había escuchado discutir desde que habíamos llegado.
Bien, la segunda noche pasadas las once, estaba afuera, recargada en la baranda que delimitaba el terreno plano de la pendiente hacia un sendero bajo y obscuro que daba a un riachuelo, estaba algo alejada de la cabaña grande, ya que era la que contaba con una sala amplia y el ventanal de cristal, aunque estaba algo obscuro si se ponía atención me podrían ver desde allí, donde todos estaban terminando la convivencia para ya irse a dormir, yo me tomaba una cerveza y fumaba un cigarrillo, Gloria me había dejado sola tras irse a dormir, pues juraba que moría de sueño.
Ese día lleve puesto un vestido a tirantes, volado desde la cintura y por supuesto muy corto, como de costumbre no tenía sostén debido al corte tan revelador del escote. Debía estar totalmente lista para cualquier oportunidad para mí plan.
De pronto sentí una mano en mi hombro y cuando giré era Jorge, este traía dos cervezas y sonreía ofreciéndome una, la acepté y lo invité a quedarse, compartimos cigarrillo y armó la plática sobre mi, ahora mas personal ya que anteriormente tratamos temas del momento más no de nosotros, pregunto cosas como, que hacía, que estudiaba, mi pasatiempo, algo quizás extraño, pero normal al casi no conocer a una persona, me dijo que Araceli le hablaba tan mal de mi que le sorprendió que yo no fuera antipática, y que no comprendía su mala actitud contra mi, no dije nada feo contra ella al respecto, de echo le reste importancia, y eso pareció sorprenderlo más, pronto llevamos la conversación a otros temas, cine, libros y llegamos a los novios, le fue extraño que yo no tuviera uno o pretendiente.
-Bueno quizás si un par pero nada interesante, no me interesan un montón de niños —le confesé mi desagrado por chicos de mi edad—
-¿Te gustan mayores entonces? —preguntó bastante curioso.
-De diez o mejor Veinte años mas… ¿es mucho? —él se echó a reír nervioso, pues prácticamente dije la edad que nos diferenciaba.
-Depende como lo veas —respondió con un trasfondo en el tono.
-¿Tu como lo ves? —pregunté acercándome a él, tocando el dorso de su mano con mis dedos, comenzando a tantear terreno.
-Yo… —dudó un poco— Pues, me interesa… quiero decir si, es interesante —sonrió nervioso y me acerqué más.
-Vamos, mi prima no sabrá, dime qué opinas —fui más coqueta cerciorándome de que nadie estuviera yendo hacia nosotros— Te guardaré el secreto —le susurré muy cerca, notando como su vista bajo a mis tetas apretadas y resaltadas por el vestido—
-Ana, ¿que quieres que te diga? ¿Que me atraen las jovencitas? —soltó entre risas y eso me hizo dudar un poco.
-¿Pregunta sarcástica o capciosa? — pregunté y solté una risa para ocultar mi preocupación al fracaso.
-A todo hombre nos atraen, bueno eso creo… —otra vez con duda en el tono, pero la vista seguía yendo de mis ojos a las tetas.
-Pregunté si a ti te gustan no a los demás… —una vez más sentí esperanza en mi plan.
-Por supuesto que si —ahora me miró muy seguro de lo que decía, incluso dio un paso más cerca de mi.
Sin más esfuerzos logré tener la situación donde quería, pensé que fue fácil, pero también sospeché que algo había, justo ahora ¿que lo había hecho avanzar hasta mi de esta forma?, ¿Será que por esto a estado peleando con mi prima? O está insatisfecho o es uno más de los infieles…
-Oye… ¿no quisieras dar una vuelta haya abajo? —señalo el sendero, aquí estaba el paso definitivo. —Me dicen que es lindo.
-¿A esta hora? —sabía que quería decir pero fingí.
-¿Te da miedo? ¿No que muy valiente? —ese jugueteo me gustó, estaba completamente segura de lo que estaba por pasar.
-Entonces vamos… —acepté y pude ver cómo regresaba la mirada hacia la casa nervioso de que alguien nos viera, yo pase mi mano por su pecho cruzando hacia el sendero.
-Con cuidado —me dijo y me tomo del brazo, hasta bajar la pequeña pendiente.
Caminamos unos metros pero el seguía regresando la mirada hacia la cabaña, yo estaba segura de que Araceli ya estaba buscándolo y claro al no verme a mi tampoco pensaría que está conmigo, al estar en desnivel a la cabaña quedamos ocultos a la vista desde esta, estaba obscuro pero gracias a la luz de la luna no resultaba del todo, de la nada Jorge soltó.
-Araceli a veces me tiene harto, te voy a confesar algo —suspiro pesado y dijo sin mas— Ayer me dejó a medias porque se le ocurrió que yo pensaba en otra. —se escuchaba frustrado.
-¿A medias de que? —me hice la tonta al respecto.
-A medias… ya sabes teniendo relaciones. —sonó tan bobo diciendo esa palabra.
-¡Ah! Te dejo a media cogida —y me eche a reír, el respingo pero se unió a mis risas— Que triste ¿y en quien pensabas?
-¡No! Bueno… —rechistó con la lengua y su mirada me recorrió por completo.— Pero está acomplejada por algo.
-Ella se acompleja por todo…
-Ya me hartó completamente —me interrumpió en lo que decía, llegando al riachuelo, cerca de un gran tronco y otro igual pero tumbado casi a las raíces del primero — siempre es lo mismo, la vive amargada y hablando mal de todo el mundo,… siempre me deja cachondo y a medias.
-Bien cachondo y ¿tienes que consolarte solo? —ignoré lo demás simplemente aproveché por completo lo que me interesaba, me acerque casi pegando mi cuerpo a él— Eso no es divertido…
-No lo es —dijo en un jadeo— Yo necesito una mujer, alguien como… —volvió a recorrerme con la mirada.
-¿Como yo?… Porque yo no te haría esas cosas… Conmigo no te quedarías a medias…—toque su pecho y este retrocedió hasta que su espalda tocó el tronco, exactamente esto era lo que pasaba, un hombre adulto buscando el consuelo y calor de una jovencita, porque su novia no lo satisfacía como él quería—
-Exactamente así, así me encanta —susurró inclinándose un poco con toda la intención de besarme— Nada sería a medias con un cuerpecito tan rico…
-Te divertirás muy rico conmigo… —froté sus labios con los míos y acariciando su nuca— Me encanta divertirme…
-Eso es lo que busco, divertirme rico… —pasaba sus manos por mi cintura y me apretaba a su cuerpo, allí pude sentir su duro bulto contra mi vientre— Tengo tantas ganas de coger como se debe… —esto concreto nuestro acuerdo tácito de simplemente diversión carnal.
Estábamos en esas confesiones y cachondeo, entre besos hambrientos, apretándome el culo con ambas manos, cuando el teléfono de Jorge timbró en el bolsillo de su pantalón, cuando lo sacó por supuesto que se trataba de mi prima, este me miró levantando una ceja y me hizo una seña para guardar silencio, pero me sujetó de la cintura con la otra mano, respondió y comenzó una plática que terminó en discusión, pude oír como le gritaba desesperada por no encontrarlo, él le dijo que salió a dar un paseo y de inmediato lo acusó de estar conmigo, este lo negó y Araceli estaba colérica, a Jorge por supuesto que no le importaba, lo demostró cuando le cortó la llamada dejándola hablar sola.
-Estarás en problemas —me reí y Jorge puso la otra mano en mi cintura.
-Estoy acostumbrado a que me eche pleito por nada, si hoy me lo hace valdrá la pena —apretó más mi cintura.
-Entonces … —me levanté de puntas y lo jale un poco para poder morderle el labio— vamos a quitarnos esas ganas…
Acaricié su pecho y fui bajando hasta tocarle el paquete, este sonrió mordiendo su labio, bajé hasta arrodillarme frente a el, abriendo su pantalón, lo escuché jadear pesado pero siguió el jugueteo, solo susurró mi nombre y me ayudó quitando su cinturón, jalé sus pantalones hasta los tobillos y le saque su miembro, tenía buen tamaño, y aún no estaba del todo erecto, le lamí el glande con la punta de mi lengua, él jadeo y lo sentí temblar.
-Nena —susurró y me acarició la cabeza.
-Yo si te lo are bien rico…
Le susurré y se la empecé a mamar, por supuesto que se rindió ante eso, mi cabeza se movía con desespero, se la chupaba con hambre, lo sentía cada vez más duro, no era muy gruesa pero si tenía un buen largo, pronto ya me tenía sujeta de la cabeza follándome la garganta, gemía bajito, y susurraba “Que rico la tragas” y se sentía tan bien como me dejaba ir toda su longitud en la garganta.
Su teléfono no dejaba de sonar…
Me hizo levantarme y me dejó de espalda contra el tronco, gemí y me bajo la parte delantera de mi vestido liberando mis pechos, los apretó y bajo a chuparlos.
-Se te ven tan ricas las tetas —jadeo mamando mi pezón— Sabía que son naturalitas…
-¿Viniste a confirmar rumores? —pregunté, él soltó una risita negando—
-Para ser honesto jamás creí eso… —me apretó las tetas con ambas manos— Estás buenísima…
Me giré para mostrarle el culo, soltaba risitas excitada por lo que decía, por supuesto que estaba lista con ropa interior pequeña, si bien no era una tanga si era un cachetero chiquito, se me clavaba entre mis nalgas bien rico y eso claro que le gustó, me dio una nalgada y gemí, “que rico” susurró dándome otra nalgada y me frotó su erección ente las nalgas.
-Te la quiero meter —me dijo al oído— Hace tiempo que te traigo un chingo de ganas Ana…
Por supuesto, yo jamás le había puesto atención pero veo que él a mi si, tanta como para desear sexo conmigo y más que gustosa se lo daría, el desquite me quedo en segundo plano, porque ya me tenía bien cachonda y jamás me negaría a un rico sexo.
-Métemela, aquí no te vas a quedar a medias —empujé mi culo contra él apretando su erección contra nuestros cuerpos— Y ¿estoy más rica que mi prima o no?
-Estas deliciosa… —soltó un siseo entre dientes— Me tienes bien cachondo desde ayer con ese shortsito que tenías…
No espero a más, me bajo el cachetero y me froto su glande hasta que acomodo perfectamente para empujármela casi desesperado, con el primer empuje jadeamos.
Al segundo empuje fue aún mas delicioso que me arranco un gemido, me incline más sosteniéndome del tronco que estaba tumbado, separe mis piernas y Jorge me tomo por la cintura empezando a moverse bien rico, no le daba miedo el intenso retumbe del choque de nuestros sexos, incluso se atrevió a darme nalgadas, de verdad lo estaba disfrutando, yo lo disfrutaba de verdad, mis genuinos gemidos de placer resonaban junto a los de el, cogía rico sin duda, se movía delicioso y lo sentía más por la adrenalina del momento y el morbo del lugar, sabiendo que Araceli nos buscaba y no estábamos tan lejos de la cabaña y el sendero, que más daba si nos encontraba follando, me la estaba metiendo delicioso.
-Así está rico… sigue, dámela duro… —Gemí doblándome un poco más.
-Que delicioso te entra… —jadeaba apretando mi cadera arremetiendo cada vez más fuerte— Que caliente coñito…
-Jorge… no pares —suplicaba gustosa— que rico metes la verga…
-Así te quería tener…gimiendo con toda mi verga adentro… —y me daba azotes con su mano derecha— que rico rebota este culito…
-¿Te gusta? —jadeaba al hablar.
-Este si es un buen culo —gimió delicioso tras decirlo nalgueándome fuerte— mira que cinturita… tu si me pones la verga bien dura…
Empezó a bombearme con ganas, el choque violento, rápido, duro, gemí como gata en celo, él lo hacia pesado, profundo, mantuvo una mano en mi cintura y con la otra jaló un poco mi coleta, los espasmos en mi coño fueron tan fuertes, continuos que ese cúmulo explotó en un delicioso orgasmo, mis juguitos resbalando en mis piernas, Jorge no paró, gimió mi nombre bien rico, nos movimos para poder sostenerme del árbol en pie, soltó mi cabello, para tomarme con ambas manos de la cadera y follo sin parar, más duro y rápido, se sumergió tanto en ese placer como yo, me entregué a un clímax más, él se entrego al suyo, retumbó en mis oídos ese gemido lleno de placer, sus jadeos pesados, dejándome todo ese delicioso semen en mi interior, batiendo su lechita dentro de mi por un rato más, tenía apretando mi teta izquierda con su larga y flaca mano.
Poco a poco me hice hacia arriba y Jorge salió de mi, me hizo girar para estar frente a frente, me apretó contra él y el tronco, haciéndome agarrarle la verga para masturbarlo, se inclino a mi altura y me besó abrazando mi cintura.
-Te tenía tantas ganas, y ahora quiero más… —bajo su mano para apretarme el culo y susurrarme en los labios — Que rica conchita y este culito… quiero seguir escuchando como gimes de rico…
-Y…. ¿porque no me das más?… Termina de batirme esa lechita que me diste… —pasé mis brazos por sus hombros—
-Que rica y sucia boquita… —me besó mordiendo mis labios…
Me cargó, apretando mis muslos para meterse bien entre mis piernas, me agarre fuerte y me sostuvo del culo, apretándome contra el tronco y busco como entrar en mi una vez más, pude sentir el empuje de su glande aún hinchado, su verga dura entro bien rico en mi coñito aún hambriento y gemí fuerte, empezó a moverse haciendo el mete saca, sonoro, algo viscoso y continuo, empezó a columpiarme un poco entrando más duro, pero manteniendo un buen ritmo, me tenía gimiendo bien rico y fuerte.
-Mas… más —rogaba entre altos gemidos.
-Si… tómala toda mamacita —jadeaba en una ronca voz— toda como te gusta… —gimió delicioso y me empezó dar más duro.
Justo cuando el choque era más sonoro y las metidas tan ricas que parecía que nos íbamos a correr juntos por la intensidad, escuchamos pasos contra las ramas secas cerca de donde estábamos, me bajó de inmediato y rápidamente comenzamos a arreglarnos la ropa, me quedé recargada en el tronco, levantando mi ropa interior dejando mis manos tras mi espalda, justo antes de que esos pasos llegaran, era Araceli, llegó casi resoplando, Jorge se estaba abrochando los pantalones, yo tenía una risa burlona en mis labios.
-Puta perra —soltó furiosa contra mi, pero yo simplemente sonreí.
-¿Yo? ¿Porque? —levante los hombros, Araceli camino para arremeter contra mi pero Jorge la tomó del brazo.
-¿A qué vienes? —Le dijo él molesto— Se supone que no querías verme ¿o no?
-Te estabas cogiendo a esta puta —me señalo histérica y yo empuñe mi cachetero sacando mis manos para que lo pudiera ver— Te la estabas cogiendo —repitió casi escupiendo la cara de Jorge, este dibujó una sonrisa torcida negando con descaro.
-Bueno… pues la supuesta puta se va… — interrumpí la escena empezando a caminar y me giré a verla— Por cierto primita… a la próxima piénsalo dos veces antes de hablar de mi, porque como vez tus fantasías se te pueden hacer realidad…
Miré a Jorge y le mandé un beso, aún con la situación así, lo vi medio sonreír y aguantar esa sonrisa al mismo tiempo, Araceli se puso roja como tomate, pero la vi caer en cuenta de la situación, vi esa expresión de comprender lo que yo decía, abría la boca queriendo decir algo pero las palabras parecían no salirle, yendo contra Jorge, lo golpeó en el pecho y este le dio un fuerte jalón diciéndole que era una loca enferma, que ya lo tenía cansado, con su amargura, su hipocresía y que siempre la pasara haciéndose enemigos mentales con todo el mundo y claro sosteniendo que no había pasado nada entre nosotros, pero claramente una negación totalmente absurda.
Era completamente obvio que mi prima nos había escuchado, prácticamente llegó cuando me follaba duro, vio a Jorge subiéndose el pantalón y estarse abrochando este con apuro. Yo me quedé mirando la discusión, Jorge jamás admitió nada y mi prima evitó enfrentarse a mi, paso de largo junto a mi, ni siquiera me dio la cara cuando se rindió y regresó a la cabaña, Jorge caminó a mi lado, pisándole los talones a Araceli.
Lo sorprendente fue que no dijo nada al llegar a la cabaña, fue directo a encerrarse a su habitación, siguió sin siquiera mirarme el resto de la estancia, se negó a dormir con Jorge y este tuvo que ocupar la única habitación libre precisamente en mi cabaña, donde estábamos solo mi madre y yo, siendo mi habitación la de la planta baja y mi madre ocupando una en el segundo piso, sin vergüenza alguna ni espera, Jorge me busco para decirme que le había dado totalmente igual que yo lo usará para lo que sea que fuera contra mi prima, para ese momento mi madre ya dormía, así que Jorge se quedó conmigo esa noche y terminamos lo que no pudimos en el campo.
Absolutamente nadie se dio cuenta que Jorge había ocupado otra habitación y mucho menos que la siguiente, nos escapamos a una parte del riachuelo que Jorge encontró explorando en la mañana, dónde nos dimos un baño y un delicioso sexo, ruidoso e intenso como el que Jorge tanto deseaba.
Después de eso está claro que mi prima y él no siguieron juntos, a mí ella jamás me volvió a dirigir la palabra, tampoco se atrevió a decir más nada de mi, incluso mi tía notó el cambio en ella, pues se a negado rotundamente a asistir dónde quiera que yo esté, pero nunca se supo el porqué, de echo ocultó su ruptura con Jorge durante mucho tiempo.
Confieso que me llegue a sentir mal por ella, y que mi venganza fue exagerada y poco madura quizás, pero cuando hago una advertencia y me retan siguiendo con lo mismo o peor, justo como ella lo hizo, voy hasta los extremos para hacer escarmentar y pagar lo que me hacen con creses. Y en esta ocasión de paso me dejó un buen amante.