Mi nombre es Angelo y les voy a contar como terminé teniendo sexo con el entrenador personal negro de culo grande. Su nombre es Maria Rosa, es una mujer mulata muy hermosa con un culo enorme y me estaba dando clases de entrenador personal en ese momento. Y se iba a casa porque su enfoque era atender a clientes que no querían ir a un gimnasio, sino hacer ejercicio en casa. Y como soy muy inteligente, ya hice una cita en la tarde, que es cuando mi esposa está trabajando. Yo también trabajo, pero por la noche soy guardia de seguridad de una gran empresa.
Duermo todo el día y para no ser sedentario por la tarde hago ejercicio. Y decidí contratar los servicios de la hermosa María Rosa porque estaba muy recomendada y una amiga mía estaba teniendo muy buenos resultados con su ayuda. Y un día hasta me dijo que por otros 200 dólares me haría un servicio especial que era muy buen sexo. Estaba loca de lujuria cuando me dijo eso y el otro día ya cobré 300 dólares. Y cuando María Rosa llegó para que entrenáramos, fui directo al grano y dije que realmente quería sus servicios extra.
Luego me sorprendió pidiéndome el dinero por adelantado. Saqué 300 dólares de mi billetera y la puta comenzó a bajarse las medias y mostrarme su culo gigante y caliente. Yo estaba muy emocionada, ya me senté en el sofá con la polla afuera y estaba admirando a la traviesa quitándose toda la ropa. Y ella era realmente perfecta, tenía un gran culo caliente y unas tetas duras. Después de ser peladinha, esta traviesa ya vino tomando mi polla y haciéndome un delicioso masaje dejándome muy emocionado. Y luego ya se le cayó de la boca dándome un oral muy sabroso.
Tuve sexo con una perra negra entrenadora personal
Y este negro culo grande estaba chupando toda mi polla excitándome mucho. Y sostuve su cabello y metí mi pene más y más profundo en su boquita codiciosa. Después de ese buen y limpio sexo oral, la chica traviesa dijo que se sentaría en mi polla muy bien. Me preguntó si podía manejar una sentada fuerte y le dije que sí. Y ella ya se sentó a horcajadas sobre mi pene y comenzó a sentarse locamente haciéndome sentir muy excitado. Y sostuve ese enorme trasero muy fuerte y la estaba abofeteando y llamándola puta.
Y se sentaba aún más fuerte cada vez que la maldecía. Y ella me pidió que apretara y golpeara aún más fuerte su hermoso trasero grande y negro que me emocionaba mucho. Frotó sus tetas en mi cara y me dijo que mamara como un ternero. Y yo le estaba chupando las tetas y me sorprendí cuando me pidió que le metiera el dedo en el ojete, que me iba a dar una sorpresa. Metí mi dedo medio y lo estaba metiendo en el culo de la negra traviesa. Se emocionó mucho, se bajó de mí y se fue a la lona.
Se puso a cuatro patas meneando su culo gigantesco y me dijo que le penetrara bien el culo. Y me excité aún más porque la negra del culo grande quería sexo anal. Y ella pidió penetrar con fuerza que ya estaba acostumbrada a recibir un pene fuerte en el culo. Le estaba golpeando el culo, tirando de su cabello y penetrando con mucha fuerza el culo travieso. Hasta que acabé disfrutando mucho y la leche chorreaba del culo de la perra y ensuciaba el colchón y el suelo del salón. No podría hacer ejercicio porque teníamos sexo tan intenso. Se fue y ya traté de conseguir más dinero para volver a tener sexo con ella. Y en ese momento entendí por qué ella era la entrenadora personal más famosa de mi ciudad y por qué solo atendía a hombres.