Me llamo Ana y tengo 18 años. El otro día fueron fiestas en mi pueblo y mi padre invitó a uno de sus amigos a comer a mi casa. Son amigos desde hace muchos años pese a la diferencia de edad (mi padre tiene 48 y su amigo Julián 32). Julián se casó hace 2 años y tiene una hija preciosa, así que su mujer y la niña también vinieron a comer.
Cuando era más pequeña, eran muchas las veces que me despertaba mojada, con la mano en mi rajita y soñando que el pene de Julián estaba entre mis piernas. Hacia casi un año que no le había visto, y cuando llego y le vi, me puse muy caliente. Todavía no me había dicho «hola» y yo ya estaba mojada. Así que decidí que no iba a pasar más tiempo sin follarmelo.