Es un hábito mío y de mi padre ir al bingo un fin de semana, lo hacemos para divertirnos un poco, a veces ganamos o perdemos según como estén las máquinas en ese momento.
Esa noche de sábado mi padre no había ido conmigo y fue ahí donde viví una experiencia inolvidable.
Decidí ir al bingo para entretenerme un rato, cuando ingrese fui a la sala de fumadores porque ahí estaba la máquina que a mí me gustaba y en la cual solía ganar.