Nunca me imaginé vivirlo, más aun en el casamiento de mi hermano, donde la hembra de su mujer se sacó las ganas conmigo, justo después de haberse puesto el anillo, en la misma fiesta, ambos hicimos nuestras fiesta entre su culo y mi verga.
La esposa de mi hermano me llevo de la mano a un cuarto que había en el salón de fiesta, mientras el cornudo y la gente bailaban alegremente sin saber el polvo enfermo que nos íbamos a echar.
Ella bien puta jamás se sacó el vestido ligero de novia, en portaligas y tacones finos blancos, comenzó a cabalgarme amasándose las tetas, haciendo de mi verga un delirio, gimiendo y gozando como una puta, mis manos tocaban su culazo, ella saltaba y saltaba, el polvo había comenzado duro.