Ha pasado un año desde que me apunte a una aplicación de citas para hacer el amor. Al principio me costo dar con la tecla y pasaban semanas hasta conseguir que una chica me aceptase. Luego el procedimiento era bastante rutinario. Un par de bebidas en el bar o cena para dos, algunos cumplidos, muestras de generosidad e invitación a tomar algo en casa.
Fantasía lujuriosa de una profesora
Acabo de volver del trabajo. Desde hace más de dos años soy profe de literatura en colegios secundarios para adultos. Una paja. Sus chistes tontos, sus miradas lascivas… todo el tiempo siento que me desnudan con la mirada. Que en sus pensamientos me tocan, me muerden, me hacen cosas que me encantan. Cosas que seguramente jamás se cumplan en la realidad. Pero, por suerte, nadie puede vigilarme en mi imaginación.
La mejor amiga de mi mujer
Esa mañana estaba en el gimnasio, me llamó mi mujer y me dijo que la mamá de Melina, su mejor amiga, había fallecido. Me pude imaginé cuán consternada podía estar Melina. Fue un episodio súbito, sin preaviso; de un momento al otro, le avisaron que su madre se había descompensado y había muerto en el hospital.
Le juego al sancho con mi vecina casada
Cuando vivía en el anterior departamento (en el mismo edificio en el que también vivía muy crush Verito), conocí a una chica casada que vive en el departamento de abajo. Vive con su esposo y calculaba que ella no tenía más de 30 años de edad. Me gustaba mucho la morra; morenita, de 1.60 m, aproximadamente, cintura angosta y nalgona.
Otra forma de pago
Marta recibió la multa en forma de carta certificada.
“Exceso de velocidad”
La cantidad era inasumible para alguien que acababa de independizarse y vivía al día.
-joder, joder -gritó con frustración en la habitación vacía.
Enloqueciendo a mi ex novia
Hola, luego de un par de años, vuelvo a escribir. Espero les guste.
Cuando Eduardo Gimenez llegó a su casa, dejó un maletín en un sofá, se quitó el traje, lo colgó, puso la ropa para lavar y se dio una ducha. Se puso un jogging, una remera, zapatillas y fue a prepararse un café y un whisky.
Mi mujer se coge otra vez a mi vecino y al jardinero
Está todo grabado en tres celulares. Luli, mi mujer, se estira lánguida en una de las tumbonas de la casa de mi vecino Justino. Luce una bikini combinada, el sostén blanco, que trasluce sus pezones erectos, de un rosado intenso, casi tirando a marrón. Está muy excitada. La trusa de su bikini es azul, de forma triangular, que contiene perfectamente su hermoso traste respingón, de glúteos redondos y firmes, muy bien moldeados.