Mi nombre de chica trans es Pinny. Sigo con la racha de lujuria, me da cada cierto tiempo. Se me sale lo puta (¡putísima!) Y luego se me baja la calentura, pero necesito de satisfacerla, no se me sale solita. Bueno pues regresé del trabajo al atardecer, pensando en que me encanta esta etapa de mariquita y trasvesti de clóset, me bañé y a consciencia me rasuré todo el cuerpo, con especial cuidado en la zona del ano, por su delicadeza y para quedar bien suavecita, al salir del baño, me pasee encuerada para secarme con el aire y me puse cremas en todo el cuerpo, una vez secado me puse una tanga negra, un sostén negro con encaje de media copa y broche al frente que resaltaba mis pechitos y un liguero violeta pero todavía sin medias y unas lindas sandalias de tiritas, me pinte mis labios de rojo y me delinee los ojos, una peluca de cabello rizado y largo.
Les comento que ya había chateado con cierto hombre y por fin decidimos que nos conoceríamos, lo invité a la casa y yo estaba súper nerviosa no sabía qué esperar, no sabía ni qué haría al momento de su llegada, me calmé un poco poniéndome más guapa con un mini vestido negro abierto de los lados hasta arriba de la cintura y de pronto tocaron a la puerta (me invadió un temor mezclado con excitación y placer adelantado), primero pensé en no abrir, pero me mandaba mensajes que estaba afuera, por fin me decidí abrir y al verme me dijo -hola corazón qué hermosa te ves.
Sólo pude responder sonriendo y bajando coquetamente la mirada, lo invité a pasar y a sentarse en el sofá, luego, tomé asiento a su lado y enseguida comenzó a acariciarme las rodillas, lo cual, me enciende rápido; de pronto, dijo que quería verme caminar y eso me puso más excitada si eso se puede, pues me sentí como una auténtica mujercita sexy, como todo un mujerón trans, así pues, me puse de pie y caminé lo más sexy que pude, exagerando el contoneo frente a su lujuriosa mirada, di varias vueltas para finalmente, pararme frente a él abierta de piernas, en una muda invitación para que me abrazara de las nalgas.
Al tocarme dijo que le gustaba mucho y me empezó a subir el vestido lentamente, después me dijo que me sentara en el sofá frente a él, me preguntó si quería ver lo que había dentro de su pantalón. Estaba tan excitada que no pensaba más que justo en su pene, así que asentí, entonces, se bajó el zipper y apareció su enorme miembro, calculé de unos 24cm, sentí más que temor por tener ese pene una gran expectativa de que me lo metiera todo.
Puse mis manos en su herramienta y comencé a pajearla, acerqué mi boca pero no me cabía… aún, le empecé a besar y a chupar la cabezota, me metí toda la que cupo y sentí ahogarme, pero la aguanté un minuto y me la saqué volviendo a metérmela varias veces poco a poco, seguí mamándosela durante unos diez minutos hasta que ya me cupo casi toda sin mucho problema.
Esto adelantaba que mi colita de putito haría lo mismo con ese miembro enorme y grueso. Después me dijo que me pusiera de a perrito y que iba a conocer lo que era una auténtica verga de macho, mi ano se estremeció ente la expectativa de probar todo ese animalote en su interior, enseguida me puse lubricante, poniéndome en cuatro en el sofá y abriendo yo misma mi culito.
Él puso su pitote entre la zanja de mi trasero pasándolo de arriba abajo, dándome un gran placer con estos repegones, luego me la puso en la entrada del orifico anal y empezó a tratar de metérmela, lo cual, hizo poco a poco, deteniéndose cada que me clavaba un par de centímetros más de carne dura y jugosa, después de un rato cuando y cuando mi ano estuvo dilatado, me la metió ¡toda, toda su longitud y gruesura!
Empezó el saca y mete lentamente y aumentando su ritmo, me cogía riquísimo, era un macho muy experimentado en follar putitas como yo, me puso en varias posiciones, de piernas al hombro y me la clavaba toda, de ladito y me la dejaba ir toda, boca abajo y me perforaba el ano sin piedad, luego, me levantaba y me hacía sentarme en su polla y se me iba toda hasta el fondo, me cogía y recogía de lo lindo y yo estaba como una loca delirante, gritando y gimiendo como una perra, mis ojos en blanco y mi mente en otro mundo o quizás, en el cielo de las putitas mariconas que son desfloradas por sus machos.
Finalmente, aumentó su ritmo hasta el paroxismo y explotó en mis entrañas varios chorros de semen tibio y pegajoso. ¡Era la locura! Mi entresijo se sintió refrescado por esa lechita de macho y la recibió con gran agradecimiento, su verga se hinchaba en cada explosión de mecos, yo realmente perdí la cuenta de cuantas veces se vació en mis entrañas.
Luego, me la sacó chorreando de esperma y de mis jugos anales y dándome la vuelta mirando hacia él, me la metió en la boca, se la chupé, se la besé y se la mamé delicioso hasta que se vino de nuevo en mi cara, me encantó sentirme llena de semen del rostro y de la boca, me sentí muy mujer y que había hecho venir a un hombre de esa manera.
Terminamos y nos acostamos un rato a reposar, después se despidió de mi con un beso en las nalgas y me dijo que me llamaría, lo cual hizo, como veremos luego, o sea, me volví a encontrar (y a coger, of course) con este hombre alfa tan cogedor y vergón.