Los que hayan leído mis anteriores relatos, recordaran como unos amigos me habían llevado a su casa de campo, donde tuve una aventura, con un negro muy bien dotado que les cuidaba las caballerizas, mientras ellos dormían la siesta, al regresar, fui a comprobar si seguían dormidos, efectivamente lo estaban y desnudos encima de la cama, sentí un fuerte deseo de pervertirlos, y en la siguiente visita que hice con ellos comencé a desarrollar mi plan.
Una de las cosas que el negro me contó es que mi amiga le espiaba cuando sospechaba que estaba desnudo, era un factor a aprovechar, así que cuando era la hora en la que el negro se solía desnudar para lavarse en el establo, aprovechando que su marido había salido, le dije a ella en voz baja:
-Si te apetece verle la polla al negro, yo te ayudare, tendré entretenido a tu marido.
Ella me sonrió como agradeciéndomelo, yo llevaba puesto un abrigo lujoso, al contrario que en la otra visita, ya no hacia calor sino frio, cuando estuvimos los tres juntos le dije al marido:
-Cariño me encantaría que me enseñaras la parte trasera de la finca,
Era la que estaba en dirección opuesta a los establos, ósea que ella podía contemplar al negro tranquilamente, el marido aceptó y me llevó hacia la zona que le había pedido, durante el trayecto, estábamos los dos solos, yo me puse muy insinuante, hasta que llegamos a una caseta abandonada, le pedí entrar para verla por dentro.
Cuando estuvimos dentro le dije:
-Quiero agradecerte lo amable que estas siendo conmigo,
Y antes de que él tuviera tiempo de reaccionar, me desabroché el abrigo, debajo no llevaba ningún vestido, solo un conjunto de lencería blanco, en ese momento le hice apoyarse contra la pared y me arrodillé ante él, me agaché un poco y dije:
-Cariño, menuda polla tienes, tu mujer debe estar muy contenta
Y después de decir esto, se la cogí con la mano y después me la metí en la via y di comienzo a una manada, él se puso a gemir, mientras me decía:
-Que zorra eres Isabel, había oído algo, pero la mamas mejor que las putas.
Yo seguía chupándosela, mientras el daba un montón de gemidos muy intensos, el me dijo:
-Por favor sigue chupándomela, no me importa que mi mujer se entere, pero por favor, tu chúpamela.
Por supuesto le complací y seguí chupándosela, mi lengua hacia estragos en su polla, y sus gemidos iban en aumento, hasta que él me dijo:
-Basta zorra, me muero de ganas por follarte, aquí mismo.
Me puse de cara a la pared y puse mi cuerpo en pompa, después le dije:
-Soy toda tuya, cariño, y además gratis, jajaja
Se le notaba que con la mamada se había pesto muy caliente, me la introdujo de un solo golpe me la metió hasta el fondo los dos nos pusimos a gemir, la verdad se le notaban las ganas de echar un polvo en condiciones y yo me puse a recibir su polla que me entraba desde atrás, el muy cabrón me estaba dando muchísimo placer, los dos estábamos gimiendo de una manera bestial.
-Espero que mi mujer no nos pille, pero si lo hace habrá valido la pena, dijo él.
Y seguimos follando hasta que se corrió. Después nos vestimos, prometiéndonos que no le diríamos nada a su mujer, mi amiga y seguimos paseando por la finca, pero no habíamos recorrido muchos metros cuando él me dijo:
-Perdona tía, pero es que hoy no sé qué me pasa, que estoy muy salido, tengo fanas de volver a follar, pero por favor no se lo digas a mi mujer.
Mi respuesta fue quitarme nuevamente el abrigo, estábamos al lado de una escalera, le pedí que se sentara en uno de los escalones, primero dejé mi abrigo en el suelo, sobre las escaleras y le ordené que primero se bajará los pantalones y los calzoncillos, dejando de nuevo su polla al aire. Cuando lo hizo me puse de espaldas a él y fui bajando hasta sentarme encima de su polla y haciendo que esta se introdujera dentro de mi coño.
Él se puso a gemir mientras llevaba sus manos hacia mis tetas y comenzaba a sobarlas, y me decía:
-Isabel tienes unas tetas divinas.
Mientras yo seguía cabalgándole y le pregunté:
-¿Nunca le habías puesto los cuernos a tu mujer?
-No, me respondió.
Yo seguí cabalgándole en la misma postura, él estaba gozando a tope, mientas me decía:
-Follas mucho mejor que ella, la quiero mucho, pero tu follas mucho mejor que ella.
Mientras esto sucedía yo me di la vuelta, y seguí cabalgándole, esta vez mirándole a la cara y haciendo que el pudiera contemplar mis tetas mientras lo hacíamos, él estaba cada vez más caliente, y yo seguía montándole, sus gemidos eran muy intensos, hasta que él me pidió:
-Estamos en el campo y me gustaría montarte a cuatro patas.
-¿Cómo si fuera una zorra, o una perra, jajaja? Le respondí
El parecía un poco avergonzado, y tuve que darle ánimos:
-No te preocupes cariño, me encanta, pero eso sí que no se entere tu mujer, ella es mi amiga.
Mis palabras, tal y como había pensado le tranquilizaron, yo me levanté, baje el resto de las escaleras y en una zona plana del terreno me puse a cuatro patas, y le dije:
-Aquí me tienes, cariño.
Él se levantó del suelo bajo la escalera, se quitó los pantalones y los calzoncillos para moverse con más libertad, luego se puso de rodillas detrás de mí, y de un golpe me introdujo su polla dentro de mi coño y comenzó a moverse con un ritmo delicioso, se le notaba que tenía muchas ganas, sus movimientos reflejaban las ganas que tenía, y el muy cabrón estaba consiguiendo que yo gozara mucho, hasta que me corrí. Después nos limpiamos como pudimos, y nos vestimos, camino de casa le pregunté:
-¿Nunca has follado con tu mujer al aire libre?
Él me negó con la cabeza y yo le dije:
-Deberías probarlo.
El resto de la tarde transcurrió con normalidad, pero a la mañana siguiente, él debía de bajar al pueblo a comprar algunas cosas, por experiencia sabía que tardaría bastante rato, así que nada más irse él me decidí par un paso más para pervertir a ese matrimonio. Y le pregunté a ella:
-¿No te apetecería follar con el negro?
Noté como en su cara se mezclaban el deseo, con el miedo, así que la dije:
-Tranquila, Pepe, así llamaban al negro, no dirá nada, sabe que le costaría el puesto, y yo te daré la voz de alarma, si tu marido llega.
-Pero ¿Cómo se lo propongo a Pepe?, dijo ella nerviosa.
-Tranquila, cariño, le dije, yo me ocuparé de que parezca casualidad, tu ponte a tomar el sol en top les en el jardín.
Ella me obedeció, estábamos en una época del año en que no hacia tanto frio como para que yo no pudiera llevar mi abrigo puesto, ni tanto frio como para que mi amiga no pudiera tomar el sol casi desnuda. Cuando ella estuvo lista me fui hasta el establo, y como suponía allí estaba Pepe, le acaricié la polla y le dije:
-Cariño, hoy no voy a ser yo, me parece que tu jefa, está con ganas de follar contigo y te espera en el jardín, pero recuerda que debes ser muy discreto, si no quieres perder tu trabajo.
Tras seguir mis indicaciones, el negro fue donde estaba mi su señora, y la encontro tomando el sol con las tetas al aire, esta se hizo la sorprendida, y se las tapo con sus manos, luego fingiendo tranquilidad, dijo:
-Lo siento Pepe, no era mi intención, pero, y mostrando mas confianza añadió, ya que tú me has visto así creo que es justo que yo te vea también con poca ropa.
Pepe no se hizo de rogar, yo observaba oculta la escena, y se quitó toda la ropa, hasta quedarse completamente desnudo, ella al verlo se quedó asombrada y dijo:
Menudo cuerpo tienes, pareces un atleta, y señalando a su polla, añadió, y menudo pollón, es casi el doble que el de mi marido.
Y sin pedirle permiso se agachó y comenzó a chuparle la polla, casi no le cabía en la boca, el negro parecía estar disfrutando muchísimo, tener la boca de su jefa rindiéndole culto a su miembro, sin duda, le hacían sentirse muy macho y estuvieron así un rato hasta que el negro dijo:
-¿Quiere la señora que le coma el coño?
Ella dejó de chuparle y le dijo:
-¿Te gustaría Pepe?
-Por supuesto señora, dijo él.
-Bueno, pero no pienso sabas este pedazo polla de mi boca, dio ella.
Pero se la soltó un momento, solo lo necesario para que el negro se tumbará sobre la sabana sobre la que su jefa tomaba el sol. Cuando lo hizo su jefa se puso encima de él en posición invertida, con lo que de nuevo volvió a tragarse esa polla de la que parecía haberse enamorado. Mientras Pepe abrió su boca y sacando su lengua se puso a lamerle el coño a su señora, sin duda para el comerse el coño de una mujer blanca era divino, así que comenzó a hacerlo con ansia, hasta que logró que ella se corriera, tras ello ella le dijo:
-Pepe lo haces muy bien, y quiero agradecértelo.
Llevó su boca hasta uno de los pies del negro y se puso a chupárselo como si fuera un helado de chocolate, después fue subiendo hasta llegar a su polla, esta estaba durísima y ella le dijo:
-Pepe tienes una polla verdaderamente monstruosa, no puedo aguantarme las ganas de chupártela.
Y se la metió en la boca, y comenzó a chupársela con mucha ansia, parecía que era la única polla del mundo, hasta que al rato ella dijo:
-No puedo más, necesito meterme esta polla en mi coño.
Y diciendo esto, se puso encima de Pepe, sujetó su polla con una de las manos se puso encima de ella y fue bajando poco a poco, hasta que la entrada de su coño contacto con la punta de la polla de su empleado, desde ese momento se la fue metiendo dentro de su coño, poco a poco se le notaba que tenía miedo, de que e hiciera daño, pero eran más sus ganas de tenerla dentro.
Cuando la tuvo toda dentro comenzó a cabalgar al negro con verdadera ansia era como si sintiera que era una jinete en una carrera de caballos, y comenzó a gemir de una manera muy desesperada, y Pepe hizo los mismo se notaba que el deseo les invadía a los dos; después como queriendo que la polla de Pepe la entrara mas dentro se dio la vuelta, y siguió follando en esa postura, Pepe debía estas disfrutando muchísimo con la visión del culo de su jefa.
Ella seguía montándole con ansias, en ese momento fue el negro el que dijo:
-Follar con la señora es una delicia, pero me gustaría ser yo quien estuviera encima.
Ella estaba tan caliente que no se sentía con fuerza para negarse a nada, así que, renunciando a la polla de Pepe, por un momento se puso de pie y cuando el negro se levantó ella se tumbó.
Después separó bien sus piernas y las alzó, Pepe se puso de rodillas, con su polla cerca del coño de ella, y de un golpe se la metió, ella comenzó a gritar, entre gemidos:
-Pepe, me vas a partir en dos, me estas volviendo loca de placer, sigueee, por favor.
Las palabras de su jefa estimularon al negro que se puso a follarsela con una fuerza bestial, los dos estaban nuevamente gimiendo, él dijo:
-Follar con la señora es de las cosas más maravillosas que me han ocurrido en la vida.
Y la siguió follando como si en ello le fuera la vida, después se alzó un poco mientras alzaba las piernas de ella, los dos seguían gozando de una manera bestial, el negro movía el cuerpo de su señora a voluntad y esta parecía completamente entregada y en un estado de éxtasis. Hasta que finalmente se corrió. Después como avergonzados los dos se vistieron y cada uno se fue por su lado.
Al rato llegó el marido, los tres nos reunimos en el salón después de comer nos sentamos a charlar, en la cabeza de ella parecía haber cierto sentimiento de culpa, quizá por eso le dijo a su marido:
-Mi amor ¿Nos vamos a dar un paseo por el campo?
El aceptó la idea, y me preguntó si les acompañaba, yo argumentando que me encontraba un poco cansada rehusé, y ellos salieron cogidos de la mano, yo me decidí a seguirlos de lejos, observé como ella fue hasta el auto y sacó una esterilla que había en el maletero. Después siguieron avanzando cogidos de la mano, yo les seguía a una cierta distancia.
Tomaron un camino, por un lugar donde creían que nadie les veía, ella se apoyó contra un árbol, allí el la rodeó con sus brazos acariciando su trasero, después le fue levantando su blusa, ella llevaba una camiseta negra, y se la levantó, ella no llevaba sujetador, cuando se la quitó el se agachó un poco hasta que su cabeza llegó hasta uno de sus pechos y comenzó a chupárselos, ella gemía de gusto.
Al poco rato él la desabrochó los pantalones y se los bajó un poco, el coño de ella quedó al aire, ella se agacho un poco, sin llegar a los noventa grados, su culo y su coño quedaron al alcance de él, este se bajo también los pantalones, su polla quedó al aire y estaba durísima. Él de un golpe se la metió en el coño de ella, que comenzó a gemir, mientras decía cosas como:
-Querido, esto es delicioso, sigue por favor, te adoro.
Yo estaba excitadísima viendo como lo hacía, y pensando que ese fon de semana había dado un paso muy importante para pervertirlos, ellos se habían puesto los cuernos, ero estaban ahí, al aire libre, dándose mucho amor y placer.
El seguía follandosela en medio de los gemidos de los dos se hacían cada vez más intensos, hasta que ella dijo:
-Mi amor me canso cambiemos de postura.
Él se sentó en el suelo y ella se puso encima de él, sin que sus pantalones a medio bajar fueran un obstáculo, la polla de él y el coño de ella se acoplaron y desde esta postura siguieron follando hasta que ella dijo:
-Mi amor me corro.
Poco después era el quien veía que se iba a correr, ella se levantó de encima de él, se arrodilló en el suelo y le pidió:
-Mi amor córrete sobre mis tetas.
Él se puso de pie y se acarició la polla, hasta que se corrió, en ese momento yo emprendí camino de casa y cuando llegué me senté en el sofá, al poco llegaron ellos, como si nada hubiera pasado.