Todo comenzó como una broma

Este es un relato de Jorge Borrayo, donde nos cuenta como pasó a ser la hembrita de su compañero de trabajo.

Esa tarde había estado bebiendo con un compañero del trabajo, Jose, él era bastante obeso, con abundante bello en todo su cuerpo, aunque se rapaba la cabeza. Era mayor que yo, que además de ser unos 12 años más joven que él, era mucho más menudo que él, yo era delgadito, de casi 1,70 de estatura, vamos que yo a su lado era como un muñequito. Él siempre te hacía las típicas bromas de trabajo entre hombres, era muy llevado y me decía que si se la chupaba se desmayaba, que yo tenía un culito bien rico. Yo nunca había respondido a sus bromas, hasta esa vez que ya un poco bebido, lo invite a seguirla en el departamento donde íbamos a dormir.

El rápidamente dijo que si, aunque yo no tenía ninguna intención con él, más que seguir bebiendo.
Nos fuimos para el departamento y en el camino compramos más cervezas y botana.
Al llegar seguimos con el cotorreo, aunque el seguía con sus bromas de que le mirara lo que tenía para mí y que la tenía bien gorda y que yo se la ponía así.
Yo solo me reía y le seguía la broma, de que no se le iba a parar y que era puro hablador.
Él siguió con eso hasta que de plano le dije que haber si era cierto, que me la enseñará, si se atrevía.
¡¡Me miró como diciendo, claro!! Y que se abre el cierre y que se saca una verga de buen tamaño, unos 17 centímetros, que se veía gorda, más que la mía. Y que
me dice:

Ahora que… que me vas a hacer.
yo no podía quitarle la mirada de esa polla que cada vez me parecía más grande. Nunca había visto otra que no fuera la mía así de cerca.
Se la comenzó a jalar mientras daba un trago a su cerveza, a la vez que estirando su mano agarró la mía para ponerla sobre su verga que ya estaba dura.
Se sentía muy calentita y suave. Yo quise retirar mi mano, pero no me dejó y me dijo que ahora le cumplía, y dándome un jalón que me hizo poner de rodillas frente a él y más cerca de su polla, al ver qué yo no me movía se puso de pie bajándose el pantalón.
Su verga quedó a unos centímetros de mi cara y yo seguía sin poder moverme.
Comenzó a acercarla a mi boca y cuando tocó mis labios sentí un corrientazo en todo mi cuerpo y le pedí que no, por favor, no, José, no.
Él solo se rio poniendo su mano en mi cabeza, comenzando a presionar mi cara contra su polla que estaba durísima.
Anda, abre tu boquita, ya verás que te va a gustar.

Yo sin querer abrí la boca momento que él aprovechó para metérmela poco a poco.
Pude sentir su miembro entrar en mi boca, estaba calentita, dura, con un sabor raro, lo introdujo un poco y se detuvo, no se movió, solo lo dejo ahí.
Lentamente empujó mi cabeza un poco y la sacó hasta la punta volviendo a introducirla. Así me hizo varias veces hasta que poco a poco comenzó a ir más rápido, follándome la boca.

¡Ohhh siií, que rico lo haces! Mueve la lengua, mueve la lengua y chúpala, siií, así así, ¡ooohhh que gusto!

Yo solo acompañé sus movimientos, sin salir de mi asombro, no me resistí, lo dejé hacer.
Él me empujaba la cabeza, a la vez que movía sus caderas disfrutando de mi boca.
Su polla se introducía una y otra vez dentro de mí boca, hasta que comencé a hacerlo yo solo sin que su mano me forzara. Subí mi mano y palpe sus testículos suavemente, saque su pene y lo recorrí con mi lengua, asombrado por mi proceder, mientras sentía una gran excitación que me sobrepasaba.

Ya ves putito, sabía que te iba a gustar. Así así sigue chupando, así maricón, chupa que te gusta.
que rica boquita, ¡mmm, que rico la chupas, putito! Siií, así así, chupa maricón, chupa que te gusta.

Yo que estaba muy caliente seguí chupando su polla, escuchar las cosas que me decía, me excitaban y ponían cada vez más caliente.
Él al ver mi sumisión, veía cómo yo comenzaba a chuparle la polla como si me fuera la vida en ello, comenzó a ir más rápido, sentí cómo daba un golpe de cadera y decir:
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Me vengo, me vengo, gritaba moviendo cada vez más sus caderas, cuando de repente empezó a correrse dentro de mi boca.
Noté como de su polla salían varios chorros de líquido viscoso y caliente, los que iban cayendo en mi boca mientras yo trataba de no tragarme aquella corrida que me estaba soltando en la boca.

Una vez terminó de eyacular en mi boca, se sentó de nuevo mientras yo escupía su semen al suelo.

Me dolía la polla de lo excitado que seguía estando, pero a la vez, me sentía mal por lo que acababa de hacer. Se la había mamado a un compañero de trabajo. Sin saber que hacer ni decir, me levanté lentamente y fui
al baño a enjuagarme la boca, quería sacarme aquel sabor y aquella sensación de mi boca.

Al salir y volver junto a él, vi cómo seguía con los pantalones abajo y su pene semi erecto, desafiante, el cabrón todavía seguía con la polla lista para más, yo muerto de vergüenza, miraba para él, no sabía que decir ni que hacer, miraba para aquella larga y gorda polla y me ponía cachondo, me ponía cachondo y él lo sabía, veía como mi entrepierna el bulto cada vez era mayor.

Mirándome a la cara a la vez que se tocaba la polla acariciándosela, me dijo:
Ya viste putito, yo ya sabía que te iba a gustar, mira cómo te abulta la entrepierna, anda vamos a seguirle, quiero probar ese culito tan rico que tienes, ya verás cómo te va a gustar.

yo no sabía que hacer o decir, solo le dije que estaba loco, que ya era suficiente y que me iba a dormir y me fui al cuarto, me quité la ropa y solo con bóxer me acosté, mi cabeza no dejaba de darme vueltas, me sentía confundido y preocupado. De repente lo sentí entrar en el cuarto y sin encender la luz, lo escuché desnudarse, metiéndose luego a la cama conmigo.
Se acercó pegándose a mí, me abrazo a él por detrás, comenzando a besar mi cuello y oreja, a la vez que me lamía y daba pequeños mordiscos dejándome embarrado de su saliva mientras con sus manos me estaba magreando y sobando todo el cuerpo, me recorría poco a poco con sus manos, comenzando a bajar mi bóxer.
Yo solo le pedía que no, que no siguiera, ¡ya gordito! Ya no José, esto está mal. Yo no soy gay, ya déjame por favor, le pedía a la vez que me retorcía de gusto con las caricias y mordisquitos que me estaba dando. Cada vez sentía más ricas sus caricias, estaba muy caliente, me gustaban sus besos y la suavidad de sus manos en mi piel. Hasta que Me rendí y lo dejé hacer.
Al ver mi rendición sonrió y me dijo, anda, se mi putita, sé que estás queriendo que te dé por el culo, lo tienes muy suavecito y calentito, ya verás cómo te va a gustar cuando te meta mi verga, ya verás que gusto te va a dar.

Al bajar mi bóxer, se pegó más a mí, haciéndome sentir su polla dura en mi culo.
Nooo, no gordito Déjame, por favor, José, no, no quiero, le decía yo.

Pero él no paraba, no estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad que tenía. Con sus manos me acariciaba manteniéndome en aquella posición listo para ser penetrado. Escupió en una de sus manos llevándola a mi culo, lubricándome con su saliva, a la vez que metía uno de sus dedos.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Nooo, me duele, me duele sácalo, por favor por favor. Si quieres te la mamo otra vez, pero no sigas gordito.

A él no le importó lo que yo le pedía, siguió metiendo y sacando su dedo. Es mejor así, me decía, metiendo sus dedos por el agujero de mi culo, lubricándolo y dilatándolo para que se abriera más. Así putito así, así no te dolerá tanto, así entrará más fácil. Ya verás cómo te gusta y luego me vas a pedir tú que te la meta. Escupió de nuevo en su mano, volviéndola a pasar por mi agujerito, volviendo a introducir sus dedos, lubricándome y dilatando cada vez más mí ya caliente agujerito.
Pasaba su lengua por mi cuello a la vez que me mordisqueaba la oreja, me estaba volviendo loco. Mientras seguía metiéndome sus dedos, con su otra mano comenzó a tocar y acariciar mi pene, lo hacía rudo, yo no sabía que hacer era más grande y fuerte que yo, su cuerpo lleno de vellos, lo sentía muy caliente, estaba comenzando a sudar, él se restregaba a mí, sentía su aliento en mi cuello, el calor de su piel, el cabrón estaba haciéndome claudicar.

Sabiendo que yo ya me había rendido, ya había dejado de pelear para que no me la metiera por el culo, no esperó más, colocó su verga a la vez que con su mano abrió mis nalgas, puso su verga en la entrada de mi agujerito comenzando a presionar.
sentí como mi agujerito se abría dejando que su verga fuese entrando, entraba lento.
Yo estaba muy pero que muy tenso, me estaban introduciendo una polla por el culo por primera vez en mi vida, lloraba y le pedía que no, no Jose, noooo.
Poco a poco sentí como me iba entrando, no me dolía, sentía raro, su polla me iba abriendo el culo. Así que entró el glande, se quedó quieto un momento, como disfrutando la presión de mi culo en su glande.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al sentir como de un jalón me la metía toda, me la había metido hasta los huevos.
Sácala, sácala le gritaba yo, me duele, me duele,sácala.
Pero él, ni caso me hizo, solo me susurraba:
Ya putito ya, ya la tienes toda dentro, ya te la he metido toda, ahora ya verás cómo te va pasando el dolor, así que tu culito se acostumbre a mi polla, ya verás como ya no te duele. Esperó unos segundos a que me tranquilizase, comenzando a moverse poco a poco así que vio que me había relajado, ya no estaba tan tenso.
Mientras se iba moviendo poco a poco, me decía al oído que tenía un culito muy rico, que estaba muy caliente y apretado, que estaba mejor que su mujer.
mientras comenzaba a follarme, con su mano empezó a acariciar y masturbar mi polla que estaba tiesa y dura como un fierro candente.
Ves como te gusta, mira como tienes la polla tiesa y dura, si hasta la tienes toda pringada cabrón,
¿Te gusta eh? ¿Te gusta eh maricón? Claro que te gusta, ya sabía yo que te iba a gustar, tienes un culito que está hecho para follarlo bien follado, tú naciste para dar el culito y que te follen bien follado.

Escuchar lo que me decía, me ponía cada vez más caliente y excitado, me estaba volviendo loco, mi pene estaba duro, soltaba mucho líquido, me notaba todo pringado, cada vez sentía que aquello me gustaba más. Noté como el, sacó toda la verga, volviendo a meterla de un solo empujón, ¡ohhh! ¡ooohhh! Chillé notando como su polla me entraba por el culo, él cabrón la metió toda de golpe haciendo que la sintiera llegar a mi próstata, sabiendo que él ya era mi dueño y que iba a hacerme su perrita.

Teniéndome así, inició un vaivén suavecito, disfrutando de lo fácil que había sido cogerme, de repente reculaba y me la metía toda, solo se escuchaba cuando golpeaba mis
nalgas, plof, plof plof plof, plof plof plof. Mi pene se movía al ritmo de su cadera, sentía que su polla llegaba muy dentro y me producía tanto dolor como placer. Era un dolor soportable y un gusto que cada vez iba creciendo más. Me sentía raro, notaba como entraba una y otra vez en mí y aquella sensación extraña cada vez me gustaba más, me hacía sentir suyo y me gustaba.

Me decía que iba a ser su putita, que me iba a preñar, que moviera mi culo, se detuvo y me la sacó, haciendo que sintiera un vacío en mi culo.
Se levantó de la cama haciéndome poner de perrito, ahora me iba a follar como a él le gustaba. Así mi reina, así te va a gustar más, me sostuvo por la cadera y dijo, no mames que rico culo tienes.

Teniéndome así a 4 patas sobre la cama, me metió de nuevo su polla por el culo, la sentí más grande, resbalaba muy rico, mi culo ya se había acostumbrado y lo recibió con gusto. Me volví a sentir lleno y no pude reprimir unos gemidos de placer, ¡ohhh! ¡ooohhh!¡ooohhh ohhh! Gritaba sintiendo como su polla me entraba por el culo.

Nada más meterme la polla por el culo, me la había metido hasta los huevos, comenzó con un frenético mete y saca, Dios, creí que me volvía loco, estaba sintiendo un gusto tremendo, notaba las manos del gordito sujetándome por mis estrechitas caderas y como su pelvis golpeaba una y otra vez los cachetes de mi culo cada vez que su larga y gorda polla me llegaba a lo más profundo de mis entrañas.
¡Siií, sí gordito! Dame más, dame más, le gritaba yo viendo como el gordito me hacía suyo.

Al ver como yo chillaba de placer, el gordito apuraba cada vez más las enculadas que me daba.
¿Te gusta, eh maricón? Ya sabía yo que eras toda una perrita, sabía que te iba a gustar, repetía una y otra vez el gordito, dándome por el culo cada vez más salvajemente.
Con su mano me empezó a acariciar, me agarraba la polla acariciándola a la vez que me decía, ves cómo te gusta, mira cómo tienes la polla de dura, ya sabía yo que te iba a gustar, me repetía una y otra vez mientras me daba por el culo.
La verdad es que se sentía delicioso, sentirlo dentro y las caricias de su mano me estaban volviendo loco, no dejaba de gimotear y temblar del gusto que me estaba dando.

De repente sentí que su polla tocó algo dentro de mí y me corrí sin querer, mis piernas empezaron a temblar como si tuvieran vida propia y mi vista se nubló, a la vez que empezaba a soltar chorros de semen, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba yo. nunca me había venido así tan abundantemente. Me derrumbé en la cama sin fuerzas, pero él siguió dándome por el culo, mientras yo solo podía gimotear a la vez que todo mi cuerpo temblaba de gusto.

Notaba como cada vez apuraba más las embestidas, como cada vez su polla me entraba más profundo, hasta que escuché como gruñía, como su polla se hinchaba dentro mía, empezando a soltar trallazos de semen, me estaba preñando y me estaba gustando.

¡Ay mi perrita que gusto! Ya ves que sí querías, me decía mientras se recostaba sobre mi espalda, comenzando a besar y acariciar.

Yo estaba como ido, no tenía fuerzas ni para alejarlo solo me deje mover como un muñeco de trapo, de mi ano escurría su leche. Jose me recostó abrazándome a él. Dormimos de cucharita, sentía su miembro pegado a mí y el calor de su cuerpo. Ya de madrugada me desperté al sentir que me quería voltear boca abajo para cogerme de nuevo, entre sueños me resistía ligeramente, no, no ya no quiero, me duele el culo, Suéltame jose.
Al oír eso, él sonriendo me dice:
Tranquilo tú déjame a mí. Comienzo a notar su lengua lamer mis nalgas, me daba pequeños mordiscos y poco a poco se acercó a mi ano, comenzando a chuparlo suavemente.

¡Ohhh! ¡ooohhh! nooo, le gritaba, pero a él no le importó, siguió con su labor y en ratos me metía su lengua como si fuera un pequeño pene, se sentía increíble. A mí nunca me habían mamado el culo y me estaba llevando al cielo, mi pene se estaba comenzando a levantar y mis gemidos ya llenaban el cuarto.

Al escucharme gemir, se levantó de la cama, me volteo y me jalo de las piernas hasta la orilla de la cama, se agachó y me planto un beso de esos apasionados, me metía su lengua con sabor a mi culo. Yo no hice nada por detenerlo, estaba muy excitado otra vez, ya le correspondía a sus besos y caricias a mi cuerpo.
Puso una almohada debajo de mis nalgas y subió mis piernas a sus hombros, abriéndome de piernas y dejándome totalmente expuesto y listo para ser cogido de nuevo.

nooo, no gordito, le gritaba yo viendo como me tenía listo para encularme de nuevo.
Bi como escupía en su verga poniéndola en la entrada de mi culito, y sin ningún miramiento la metió por mi culo otra vez de golpe. Dios, me la había clavado hasta la empuñadura, mi culito se acababa de tragar toda la verga del gordito.

lo sentí entrar fuerte y profundo. Empezó a bombear a la vez que pellizcaba mis pezones, cosa que me hizo estremecer a la vez que me retorcía de gusto. Su polla ya resbalaba sin resistencia de mi culo, el me daba duro y fuerte pudiendo escucharse el golpeteo de su pubis golpeando los cachetes de mi culo, plof, plof plof plof ,plof, plof plof plof.

yo solo sudaba y me dejaba hacer retorciéndome de gusto, duró varios minutos bombeando, sentía riquísimo cuando la metía, estaba a punto de venirme y de repente mi pene empezó a lanzar chorros sin que nadie me tocara, mi semen cayó en mi panza. Dios, me estaba corriendo mientras me estaba dando por el culo. Al ver cómo me corría, el gordito me dijo:
Sabía que estabas disfrutando. Maldito puto, que sabroso siento. Continúo por varios minutos más, hasta que dando golpes de cadera la metió bien profundo en mis entrañas, empezando a gritar que se corría.
Ya, ya me vengo, ya me vengo ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando varios trallazos de semen.
¡Ay putito! ¡ay que culito más rico! Tienes un culito que es para estar cogiéndolo toda la noche.
Salió de mi culo dolorido, me jalo para darme un beso en la boca, metió su lengua y jugo con la mía, yo lo deje hacer ya sin fuerzas. Me recostó y satisfecho se volvió a dormir conmigo abrazado.

A la mañana siguiente, él se levantó temprano, aunque era día de descanso para los dos, así desnudo como estaba salió del cuarto y encendió la tele. Me despertó el ruido de una lata de cerveza al destaparse. Vi que Jose no estaba en la cama, al momento ya me empezaron a venir los recuerdos del día anterior, no me creía lo que había pasado, estaba desconcertado, tenía remordimientos, todavía no asimilaba lo que había pasado. Me sentía sucio, todavía podía notar el sabor de sus besos sobre mi piel. Me levanté y un agudo dolor en mi culo me hizo recordar que lo que pasó fue real.
Tenía el culo dolorido, el ano hinchado y pegajoso de semen. Al tocarme con mis dedos, vi que estaba todo baboso y que se abría fácilmente. Me puse un short y fui al baño, quería bañarme, tenía que quitarme la sensación de suciedad que tenía en mi cuerpo.

Al ir para el baño, pasé frente a él, al verme me sonrió, a la vez que me decía:
¡Hola princesita! Buenos días, ¿A dónde va mi putita…?

Lo ignoré e ingresé al baño, no podía mirarle a la cara. Abrí la regadera y me metí bajo el agua caliente, Quería quitarme aquel olor de encima. No escuché cuando la puerta se abrió entrando él en el baño.
Me observaba a la vez que se jalaba la verga, verga que poco a poco se iba poniendo cada vez más tiesa y dura.
cuando me abrazó por detrás, quise retirarme, pero no me dejó, se pegó a mí y volví a sentir su dureza en mis nalgas. Comenzó a besar mi cuello mientras me acariciaba mi pecho y culo.

Nooo, no no quiero, lo de ayer fue un error, no sigas, le chillaba yo tratando de zafarme de su abrazo.

Pero a él, no le parecía importar nada, seguía en lo suyo, mordía mi hombro y mi oreja, a la vez que con sus manos me acariciaba, comenzando a masturbarme, mi pene estaba respondiendo a sus caricias. Al ver cómo mi polla respondía a las caricias, me susurraba al oído, calla mi putita, calla que ves como te está gustando, me susurraba a la vez que me empujaba para que me agachase, quería que le chupara la polla y hasta que consiguiera dominarme no iba a parar en su empeño.
sin ya apenas fuerzas para resistirme, me puse de rodillas y él me ordenó que abriera la boca.
¡Abre la boca! Vamos, sé que lo estás deseando, me decía a la vez que tapaba mi nariz con una mano y con la otra pasaba su polla por mi cara hasta que abrí la boca para poder respirar.
Al momento ya me introdujo su miembro, que estaba semi duro, comenzando a masturbarse con mi boca, la metía lento, dando suaves empujones, yo no hacía nada para resistirme.

Para que te haces el difícil wey, si ayer bien que me la mamaste y te gustó, ándale puto, hazlo, si te encanta tener mi verga dentro, vamos putito chupa.

Sin poder resistirme, comencé a chupar su verga que estaba poniéndose muy dura. Apartó mis manos a la vez que me sujetaba por la cabeza para meterla más profundo, provocándome arcadas cuando llegaba a mi garganta.

Así me tubo durante un buen rato, hasta que la saco llena de saliva y tomándome del pelo me jalo fuera del baño. Yo me resistía empujándolo cuando me dijo:
Compórtate como una buena puta o les voy a decir a todos que eres bien joto y dejaste que te cogiera. ¿Como ves?

Al escuchar lo que me decía, le dije sollozando que no, ¡¡que por favor no dijera nada!! Que iba a hacer lo que él quisiera, pero que no dijera nada.

Jose, solo sonrió y sentándose en la sala me dijo, pues comienza putito, déjate querer.

Resignado me puse entre sus piernas tomando su pene que seguía tieso y duro, lo empecé a masturbar lentamente, mirando a José a los ojos me la metí en la boca comenzando a succionar con ganas, quería que se viniera pronto. Lo masturbaba con mi mano a la vez que sobaba su barriga.

Me detuvo con sus fuertes manos a la vez que me decía:
Espera, todavía no quiero correrme, quiero sentir ese rico culito que tienes otra vez, así que súbete y tú solito te la vas a meter, quiero que me cabalgues.
lo obedecí y sujetando su pene me lo fui introduciendo por el culo quedándome de frente a él, notando como por mi culo se iba introduciendo su duro pitote.

Lo sentí llegar muy profundo, me levanté y me la volví a meter, iniciando un lento mete y saca, cada vez que llegaba hasta el fondo, sentía que presionaba mi próstata causándome tanto placer como un poco de dolor. Me subí sobre él y comencé a mover mis nalgas adelante y atrás, se sentía delicioso, ya no me importaba nada, estaba gozando y no paraba de mover mis caderas. Dios, aquello cada vez me gustaba más, ya sudaba y gimoteaba como toda una putita, era indudable que me gustaba, no podía negarlo.
El gordito viendo como lo estaba cabalgando, me jalo del cuello y me hizo besarlo, ya nos dábamos besos apasionados. Seguía moviendo mis caderas como un loco, su verga me estaba volviendo loco de placer.
Sabía que ya era suyo, ya le pertenecía, que me dejaría dar por el culo cada vez que él quisiera, era mi macho y yo su hembrita.

Me hizo bajar y dándome un fuerte beso de lengua, me volteó boca arriba en el sillón, estábamos bañados de sudor. Abriéndome de piernas, puso mis pies en sus hombros y así como me tenía, me la volvió a meter por el culo, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba yo viendo como su miembro entraba en mi culo y mi pene se movía al ritmo de sus embestidas.

Dios, estaba en la gloria, sudaba por todas partes, notaba como mi culito cada vez se abría más, hasta notaba como sus huevos chocaban una y otra vez con la entrada a mi culo, cuando de repente noto como de mi polla empiezan a salir chorros de semen, Dios que gusto sentí, me retorcí de gusto viendo como de mi polla salía a borbotones varios chorros de semen que iban cayendo sobre mi abdomen. Me sentí llegar al cielo, mi vista se nubló y creí que perdía el conocimiento, su verga seguía llegando a lo más dentro de mí, él tenía los ojos volteados de placer, gruñía clavándome su polla una y otra vez en lo más profundo de mis entrañas, cuando de repente empieza a gritar:
¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Me vengo, me vengo, gritaba cuando siento como su polla se hincha más y empieza a soltar trallazos de semen dentro de mi culo, me estaba preñando de nuevo, me estaba dejando su semen en lo más profundo de mis entrañas.

él sólo volteó a mirarme y tomándome de la barbilla me comenzó a comer la boca a besos, diciéndome que teníamos que repetirlo.

Este es un relato de un lector, Jorge, el cual me pidió que publicara su relato el cual modifiqué algunas palabras.

Deja un comentario