He estado leyendo estas historias desde el comienzo de la semana, y realmente lo estoy disfrutando mucho, he disfrutado leyendo estas historias varias veces, y veo a muchas personas decir que escribir una experiencia real es aún más emocionante y hoy estoy tratando de hacer eso. Y les voy a contar una historia muy fea en la que terminé teniendo sexo con una rubia alegre dueña de un sex shop aquí en Guadalajara. Yo estaba saliendo en ese momento y quería mejorar el sexo con mi novia, así que fui a un sex shop aquí en el centro porque quería comprar unas esposas y un gel lubricante para follar el culo de mi novia.
Y la dueña de la tienda era una rubia pervertida muy caliente llamada Livia. Y como soy un hombre barbudo, alto y muy guapo, a las mujeres les acaba gustando y quieren tener sexo conmigo. Y como me gustan mucho las mujeres, nunca rechazo un buen polvo. Y la rubia dueña de la tienda tenía buenas tetas y buen culo, no era muy guapa pero estaba muy buena y me miraba y hablaba un montón de cosas sucias. Y los ánimos terminaron caldeándose cuando le dije lo que iba a comprar en su sex shop y lo que iba a hacer con mi novia.
La dueña del sex shop comenzó a emocionarse imaginando cómo iba a usar las esposas y el lubricante que compré y dijo que me podía enseñar a usarlo y ya estaba acariciando mis senos y mostrándome algunos de ellos. Ya me emocioné y dije que me la iba a follar por todos lados. La perra fue a la puerta y la cerró con llave y nos fuimos a la parte de atrás de la tienda. Donde había un sofá y allí pudimos disfrutar de un momento muy sucio e intenso. Ya me estaba besando y tomando las esposas que compré y sosteniéndome con ellas para empezar a quejarme.
Tuve sexo con el dueño de un sex shop pervertido
Me amarraron las manos y la perra me quitó los pantalones, la ropa interior y comenzó a chuparme la polla. Estaba sentado en el sofá siendo succionado por esta perra. Incluso consiguió un gel helado y me excitó aún más la fría mamada que estaba haciendo. Y yo con las manos atrapadas por las esposas. Entonces la niña traviesa se quitó toda la ropa y pude ver que podía ser fea, pero estaba muy caliente. Hermosos pechos grandes y un buen culo. Se montó encima de mi pene y comenzó a rodar, aplicó más gel en el coño y se sentó y congeló mi polla.
Después de un intenso rollo, el pervertido tomó otro aceite, esta vez un lubricante, pasó el culo y se sentó bien con el culo en mi polla. En ese momento me volví loco de lujuria. Hasta me puso un gel retardante para que tardara en venirme. Y se sentaba intensamente en mi polla haciéndome mucho más excitado. Se sentaba y me abofeteaba llamándome matón travieso y diciendo que ella era la policía perra que atraparía mi pene dentro de su culo caliente. Y la niña traviesa estaba sentada muy duro en mi pene.
La pervertida me quitó las esposas y se esposó y se puso a cuatro patas en el sofá. Tomó un látigo y me dijo que le golpeara el culo con fuerza mientras él penetraba su culo caliente. Y eso fue lo que hice, golpeé fuerte el culo de la perra y penetré muy fuerte ese culo caliente. Y la hice correrse intensamente, y para hacerme correrme, se puso lubricante en sus enormes tetas y las frotó en mi polla hasta que me corrí mucho sobre las enormes tetas que tiene la perra. El pervertido tuvo el mejor sexo de mi vida y después de eso usé los artículos que me dio en mi novia.