Hola, soy un hombre casado desde hace varios años, entrando en los 30s, sumamente caliente y (como muchos aquí, imagino) aficionado al buen porno.
Desde hace muchos años una de mis categorías favoritas de porno es: Blowjobs. No hay cosa mas excitante que ver una rica mamada en pantalla con una hermosa boquita y una buena verga como protagonista, ufff! Creo que de ahí comenzó a surgir mi fantasía. En varias ocasiones me sorprendía a mi mismo pensando «qué buena verga» mientras veía el video de una buena mamada, así que empecé a fantasear con tener la experiencia de mamar una verga grande, gruesa y jugosa como las de los videos.
Hasta ese momento yo nunca había visto porno gay, ya que me considero 100% heterosexual, pero el morbo y la curiosidad me empujaron a buscar «gay blowjobs» y ver que salía. Honestamente al principio no me gustó y me sentí raro viendo porno gay, pero después de un par de intentos me topé con un video de dos chicos jóvenes haciendo un 69 con unas vergas espectaculares y pensé «wow! esto no esta tan mal» e inmediatamente se me paró la verga… me sentía raro por tener la verga parada viendo a 2 hombres haciendo un 69, pero al mismo tiempo era muy excitante y empecé a imaginarme lo rico que sería tener una verga de esas en la boca. Así que empecé a masturbarme viendo el video y pensando en mamar una verga… terminé con un orgasmo memorablemente rico.
Después de esa vez se me empezó a hacer normal ver videos de hombres mamándose la verga de vez en cuando y todos los que me gustaban tenían algo en común: la verga (o vergas) en el video eran grandes y jugosas. Entonces decidí que algún día no muy lejano me atrevería a mamar una verga así. Ahora el problema era donde conseguirla.
Hacía un par de años me había suscrito a una página de encuentros sexuales pensando (ingenuamente) contactar a varias chicas de mi ciudad para tener mucho sexo ocasional… lo cual obviamente no funcionó, las pocas mujeres atractivas que se anunciaban terminaban siendo estafadores. Pues en esta página me topé con un vato que hacía tríos con parejas y en sus fotos de perfil se le veía una muy buena herramienta. Así que lo contacté para ver si le interesaba que le hiciera una mamada, para mi sorpresa me respondió que si. Nos escribimos varios mensajes aclarando las expectativas de cada quien, pidiendo higiene, y definiendo qué sí y qué no. Al principio la conversación fue ligeramente incómoda pero después de un par de mensajes fluyó y quedamos de vernos en un lugar a cierta hora.
Llegó el día del encuentro y llegué al lugar acordado, iba bastante nervioso. Yo llegué primero y lo esperé por unos 10 minutos dentro de mi coche. «Si seré pendejo! no va a llegar nadie!» pensé, pero al poco tiempo un wey se asomó por la ventana, bajé el cristal y le dije: «¿Eres tu?» y me respondió: «Si, creo que soy yo». Se subió a mi coche, nos saludamos, nos dimos la mano y me arranqué hacia mi casa. Para mi suerte, resultó ser un vato de buen ver en todos los aspectos: era un estudiante, unos 10 años más joven que yo, se veía limpio, decente, de un nivel socio-económico muy similar al mío, agradable, etc.
Nos fuimos platicando de cosas triviales en el camino, de viejas, de fiestas, etc., y en unos 20 minutos llegamos a mi casa. Entramos, le ofrecí una cerveza y nos sentamos en la sala a seguir platicando. Despues de un rato, notamos que ninguno de los 2 sabía como empezar. Habiamos acordado que solo iba a ser una mamada de verga, no iba a haber besos, ni cachondeo, ni caricias, ni nada, incluso el acuerdo era que yo le iba a mamar la verga a él pero él no a mi, pero ninguno sabía como entrar en el tema. Así que de pronto solo le dije: «Bueno, ven para aca». Yo estaba sentado en un sillon de la sala y el se puso de pie frente a mi, así que le desabroché el pantalón, le bajé el cierre y empecé a bajarle el pantalón.
Ese momento lo viví en camara lenta. Le bajé lentamente la ropa y se asomó la base de su verga, seguí bajando y apareció un trozo de verga, seguí bajando y seguía saliendo verga, por fin terminé de bajarle la ropa y salió una verga enorme, a medio parar, perfectamente limpia, sin ningún olor, perfectamente depilada, justo como las que se me antojaba chupar viendo aquellos videos. Solo exclamé «Wow!» e inmediatamente la agarré y me la metí en la boca. En pocos segundos sentí como se le terminó de parar con una erección de piedra que apenas me cabía en la boca. Por alguna razón me sentí muy comodo chupandole la verga y al parecer él tambien se relajó y se sintió cómodo. Toda la pena y la incomodidad de estar sentados en la sala teniendo una conversación forzada se había ido.
Desde que le dí las primeras chupadas me gustó la experiencia, sentir su verga grande y dura dentro de mi boca fue súper excitante. Le empecé a hacer todas las cosas con las que había fantaseado: chuparla, lamerla, succionarla, recorrerla de arriba a abajo con la boca, rodearla con la lengua… Cada que chupaba y lengüeteaba me daban mas ganas de seguir chupando y lamiendo esa deliciosa vergota. Después de unos minutos se sentó y yo se la seguí mamando de lado. Estaba tan excitado que para complementar quise masturbarme también, así que le dije «con permiso…» y en ese momento me bajé los pantalones y me saqué la verga, que obviamente estaba hiper-parada y dura como piedra, regresé a seguirle chupando la verga y empecé a masajear la mía con una mano. Por un momento pensé que él se podía sentir incómodo porque no habíamos acordado que yo también me sacaría la verga pero el momento iba demasiado bien como para dejarla encerrada.
En un momento hice una pausa y le dije: «No mames, que buena verga tienes» y el me respondió «Pues tu tambien!». Cabe mencionar que mi verga no es tan enorme como la de él pero si es bastante grande y muy rica, muy limpia, depilada y jugosa (a mi esposa y a varias amantes que he tenido les ha fascinado mamármela, a todas). Le pregunté: «Y qué onda, ¿tu no te animas?» y para mi sorpresa contestó: «Si! ya se me antojó» y en ese momento se agachó, se metió mi verga en la boca y empezó a mamar. Al principio solo unos lengüetazos en la punta pero en poco tiempo agarró confianza, se la metió toda a la boca y empezó a mamar con devoción. No voy a decir que fue la mejor mamada que he recibido, pero al calor del momento fue un delicioso complemento a la experiencia.
Después de un par de minutos de estar mamando mi verga me sugirió: «¿Las juntamos?». Honestamente no se me había ocurrido la idea, definitivamente no era parte de mi fantasía e incluso por un momento dudé si eso sería «demasiado gay» para lo que yo queria hacer, pero estaba tan caliente que no lo pensé mucho y me puse frente a el, casi sentado en sus piernas para juntar nuestras vergas paradas. Las empezamos a frotar de lado a lado a modo de espadazos y luego de arriba a abajo como haciéndose chaqueta una a la otra, despues tomé con mi mano las dos vergas juntas y las empecé a masturbar de arriba abajo lentamente. Nunca me imaginé lo delicioso que se iba a sentir juntar mi verga con otra, fue delicioso.
Pasamos pocos minutos en esa posición y después le sugerí hacer un 69, estuvo de acuerdo y nos acomodamos en el piso de la sala, los dos de lado, de alguna manera encontramos una posición cómoda y los dos seguimos chupando la verga del otro con singular alegría. El cambio de posición prácticamente me puso sus huevos en la cara y en ese momento pensé: «¿Los pruebo?», chupar unos huevos tampoco era parte de mi fantasía y generalmente el escroto no es una parte que invite mucho a chuparlo, sin embargo, él (y yo también) los traía perfectamente limpios, depilados y sobre todo sin ese clásico desagradable olor, además los tenía contraídos por la excitación, así que no me resultó desagradable darles una probada. Empecé lamiéndolos y me sorprendió lo suave que se sentía su escroto en mi boca. Nunca me imaginé que lamer unos huevos me daría placer pero se sentía realmente rico lamerle y chuparle los huevos, los recorria con mi lengua, los chupaba, los besaba, los volvia a lamer, estaba realmente fascinado chupando esas deliciosas bolas.
Alternaba entre chuparle la verga y chuparle los huevos sin despegarme, bajaba por toda su verga con la lengua desde la punta hasta la base, justo ahí me detenía, le masajeaba con la lengua y después continuaba a lamer y chupar sus bolas… una, la otra, las dos, en medio, de regreso a la verga, la metía toda en mi boca, la succionaba con fuerza, la masajeaba con la lengua… estuve haciendo todo lo que fantaseé y disfrutando de esa deliciosa verga en mi boca por un buen rato. Estaba tan concentrado mamando que por un momento olvidé que él me la estaba mamando también. De repente volteé hacia abajo y lo vi con mi verga metida hasta donde le cabía, con los ojos cerrados, mamando con devoción. Me dio gusto darme cuenta que le estaba gustando mamármela.
No se cuanto tiempo estuvimos en esa posición pero después de un buen rato no pude más y sentí el deseo de terminar. Se me hizo mala onda venirme en su boca sin avisarle, así que le dije «me voy a venir» y él solo se la sacó de la boca y me la siguió jalando hasta que aventé un chorro de semen tan alto que no supe en donde cayó, seguido de otros 2 chorros menos fuertes que utilizó para untármelos en la verga y seguirme masajeando lentamente mientras terminaba mi orgasmo, fue un orgasmo delicioso. Mientras yo me venía se la seguí jalando y después de terminar le pregunté: «tu qué onda, ¿ya mero?» y me contestó: «no, todavía me falta bastante». Cosa que me dio gusto porque tendría mas tiempo para seguir chupando esa deliciosa verga, así que me propuse a hacerlo eyacular. Me volví a meter su verga en la boca y comencé a succionarla fuerte y a lamerla en círculos al mismo tiempo, con una mano le masajeaba el tronco y con la otra los huevos. Inmediatamente noté que sintió más excitación, exclamó un «woooh!» y yo estaba dispuesto a no sacarme su verga de la boca hasta que terminara. Después de unos minutos sentí que le salió un poco de «precum», hice una pequeña pausa, lo lamí y me lo comí, me supo delicioso y entonces supe que no le faltaba mucho. Alrededor de un minuto o dos después empecé a notar que estaba a punto de venirse y me avisó «estoy a punto…». En ese momento tuve que decidir y si lo dejaba terminar dentro de mi boca o me quitaba. Por un lado se me antojaba probar pero por otro pensé que si me daba asco terminaría por arruinarme toda la rica experiencia. Yo ya habia probado mi propio semen en un par de ocasiones y si bien no me resultaba asqueroso, tampoco me gustaba. Decidí que terminara afuera, pero me quedé lamiendole el tronco y jalándosela con la mano para que terminara. El también aventó dos o tres chorros fuertes de semen y derramando un poco sobre su propio tronco, que obviamente llegó hasta mi boca. Ya que era poco no me dio asco y se la volví chupar con esos restos de semen para que terminara por completo.
Justo después de terminar nos levantamos, cada quien fue a un baño a limpiarse en cuanto salimos dijo «bueno, ya me voy». Le dije «OK», nos dimos la mano y se fue. Después de un par de semanas le escribí para ver qué le habia parecido la experiencia y si le gustaría repetir. Me contestó que la experiencia habia superado sus expectativas pero que no le gustaría tener el hábito de «hacerlo» con hombres, ya que el tambien se consideraba heterosexual.
Varios meses después quise volver a intentarlo pero sin mucha suerte. En un par de ocasiones quedé de verme distintos vatos pero en cuanto los vi en persona supe que no iban a tener una verga rica y ahí mismo les di las gracias. Aún sigo teniendo la fantasía de volver a mamar una verga grande y deliciosa como aquella. La fantasía va y viene, a veces con menos fuerza a veces con mas fuerza. Cuéntenme, hombres casados, ¿han tenido esta fantasía? ¿la han cumplido? Yo les recomendaría que lo prueben, es sumamente placentero mamar una buena verga, solo chequen que sea alguien que les inspire confianza y sobre todo que sea una persona limpia.
Espero que hayan disfrutado de este relato.