Llevaba poco tiempo en la ciudad, aun no conseguía trabajo y no tenía dinero para salir, en las noches me gustaba salir al patio trasero
desde donde se divisaba la inmensidad del firmamento en todo su esplendor, hermosas estrellas con todo su fulgor me saludaban desde allí.
En algunas ocasiones me gustaba poner la escalera y subir a una pequeña plancha que había sobre el cuarto trasero junto al patio y desde allí observaba las casa vecinas que tenían ventanas hacia el patio esperando que apareciera alguna vecina cambiándose de ropa o mejor dicho, empelotándose. Pero nunca tenía buena suerte. y lo único que veía eran cortinas cerradas y a veces una sombra que pasaba rápido.