Pasaron más de dos semanas desde mi primera experiencia con tres hombres, y no me lo puedo sacar de la cabeza. Mi vida volvió a la normalidad pero yo no soy la misma. El recuerdo de aquel encuentro viene a mi mente en todo momento. Estando con la familia, con amigas, con conocidos o en la calle; siempre hay un momento en toda conversación donde ellos se ponen a hablar y mi pensamiento se descarrila. Veo sus labios moverse, pero no oigo lo que dicen; a mi mente vienen recuerdos de aquella tarde en forma de destellos. Mientras miro a esa persona a los ojos y asiento complaciente a lo que sea que estén diciendo, no puedo evitar pensar “Si supieras lo zorra que soy, si supieras donde he estado, las cosas que he hecho”.