Mi hija mayor va a la universidad y es muy atractiva, por lo que siempre tiene pretendientes, a la mayoría los hace amigos.
En una ocasión llevó 2 muchachos a la casa, yo estaba en la cocina a punto de salir a un desayuno, pasa y me los presenta.
Mi hija mayor va a la universidad y es muy atractiva, por lo que siempre tiene pretendientes, a la mayoría los hace amigos.
En una ocasión llevó 2 muchachos a la casa, yo estaba en la cocina a punto de salir a un desayuno, pasa y me los presenta.
El aire en la pequeña sala era denso, cargado con el peso de la desesperación. Marcos se movía de un lado a otro, las manos metidas en los bolsillos, mientras el aliento gélido de la deuda lo sofocaba. Frente a él, Ricardo, un amigo de años, pero hoy un acreedor implacable, sorbía su café con una calma exasperante. La cifra de dinero adeudada era impagable para Marcos. Había agotado todas las opciones, cada puerta se había cerrado de golpe. Y entonces, en un momento de pánico y desesperación, una idea repulsiva y tentadora al mismo tiempo se formó en su mente.
El aire en la terraza estaba denso con el aroma del jazmín nocturno y el eco de las risas. La luna llena se asomaba por encima de las palmeras, bañando la escena en una luz plateada que parecía invitar a la audacia. Marcos observaba a su esposa, Sofía, su belleza clásica destacando incluso entre el grupo de amigos. A su
Alguien me preguntaba, ¿por qué no escribes cada semana o diario tus anécdotas? A veces no puedo escribirles ya que son con la misma persona, e inclusive como le dije, no cojo todos los días con alguien diferente, si no pues cojo con los que ya he estado, no es de que me aparezcan pretendientes todos los días, además de que a veces mis ocupaciones como madre y esposa no me dejan.
Esto me pasó cuando tenía 20 años.
Tengo una novia llamada Andrea desde hace 2 años, por lo que mi relación con mi suegra (su mamá) es muy estrecha, además de tenernos mucha confianza.
Andrea es una niña muy hermosa, sin llegar a ser una supermodelo.
Pasé los días esperando al abogado quien no llegó, tampoco lo llamé pues deseaba que él tome la iniciativa; un día entrando al internet encontré a Manuel un moreno que vivía por el aeropuerto quien me invitó ir a su casa, salí rumbo a la dirección señalada, era una casa de tres pisos muy hermosa, donde toqué el timbre y salió; era moreno alto cuerpo atlético, de unos 50 años quien me hizo pasar y me invitó de su almuerzo que había preparado.
Aún no sé por qué fui a la joda de año nuevo. Estaba hecha mierda, pero necesitaba algo que me sacara de esa angustia que tenía hace algunos días.
Caí a la fiesta pasada la una y media, con cara de culo y el estómago todo revuelto. Con un vestido negro y el escote bien marcado.