Cuando me volví independiente compré un departamento el cual estaba junto al de una señora que era mi fantasía cuando era morro.
Comencé a platicar con la señora y nos hicimos muy buenos amigos, tanto que su esposo ya estaba acostumbrado a verme en su casa y a verla a ella en mi casa. Y los dos teníamos llaves del departamento del otro por lo que podíamos entrar a la hora que fuera.
Yo siempre le decía que era una mujer muy hermosa y que cualquier chavo de mi edad quisiera estar con ella y a su vez ella me decía que cualquier señora de su edad quisiera andar conmigo, que ella no porque estaba casada y podría ser hasta mi mamá.