Aquella noche, Elsa había organizado para Marcus una cena en casa a la que también estaba invitada una compañera del taller de pintura. En principio, el plato principal sería sushi, en principio esa era la idea.
Cuando sonó el timbre, Elsa aún no había terminado de arreglarse y fue Marcus quien accionó la apertura de la verja, apostándose en el umbral de la puerta principal para recibir a la chica.