Acabo de volver del trabajo. Desde hace más de dos años soy profe de literatura en colegios secundarios para adultos. Una paja. Sus chistes tontos, sus miradas lascivas… todo el tiempo siento que me desnudan con la mirada. Que en sus pensamientos me tocan, me muerden, me hacen cosas que me encantan. Cosas que seguramente jamás se cumplan en la realidad. Pero, por suerte, nadie puede vigilarme en mi imaginación.