Les voy a contar una historia que me sucedió cuando tenía solo 19 años y sucedió con mi tía que entonces tenía 45 años. Con catorce años me había marchado con mis padres a Cataluña, a un pueblo cercano a Barcelona, pero cada año en agosto bajamos mis padres y mis hermanos al pueblo a visitar a mis abuelos donde también vive un hermano de mi madre, mi tío Andrés con su mujer Juana y dos primos.
Yo sentía una atracción por mi tía una mujer muy campechana cariñosa y bastante picarona en su forma de hablar en los temas sobre el sexo. Em mi último año debido a que no había sacado nota suficiente para entrar en la universidad me había cogido lo que se llama un año sabático obligado y que me fue mas que bien para espabilarme y tener experiencia para hacer feliz en la cama a las mujeres.
Como supongo habréis podido leer en alguno de mis relatos, después de mi primera experiencia sexual el verano antes de marcharnos a Cataluña en la campiña de Córdoba con una mujer que podía ser mi abuela había mantenido sexo con otra mujer también mayor que pasaba los vernos en una casa en el pueblo donde fuimos a vivir en Cataluña, era la mujer de un militar, también hay un relato en el que explico mis experiencias con aquella mujer que me sirvieron para conocer los gustos de una mujer en la cama y como hacerla disfrutar, pero lo ese año sabático al que me refería fue algo que ni en sueños hubiera imaginado.
Como no encontraba un trabajo debido a que también tenía la mili (servicio militar) a las puertas a través de un chico que conocí en uno de los bares de alterne que comenzaban a funcionar en los pueblos cercanos a Barcelona debido a que el alcalde de Barcelona estaba cerrando prostíbulos, también me sirvió para mantener experiencias con algunas de esas camareras que instruyeron en el arte de la jodienda y esto me ayudó para ese verano atreverme a provocar a mi tía, dejar de pelármela (masturbarme) y conseguir llevármela a la cama como tantas veces había fantaseado, y soñado despierto en la oscuridad de mi habitación .
Mi “tía” Juana, pongo lo de tía entre comillas porque realmente no teníamos lazos sanguíneos por lo cual no se puede tomar como incesto lo sucedido entre ella y yo.
Mi tía era una mujer morena, tenía un cabello largo, un trasero (culo) muy sexy y redondito que movía con mucho salero al caminar y despertaba la atención de los hombres cuando la veían, tez morena, ojos cafés oscuros, unas buenas piernas y unas tetas generosas, algo caídas ya debido a haber amamantado a dos criaturas pero que me excitaban cuando la veía por casa sin sujetador, una barriguita (abdomen) un poquito rellenito y una voz dulce y seductora, ahh se me olvidaba unos labios gruesos y muy sensuales.
Todo comenzó un día que el sol pegaba de lo lindo, yo había ido a su casa a buscar a mis primos, pero estos habían marchado con mi tío a una huerta que tenían algo distanciada del pueblo, como hacía mucho calor me había quitado la camiseta y solo llevaba puesto un pantaloncito corto. Me encontraba tumbado en el sofá esperando que volvieran mis primos. Yo en esos años era un chico más bien delgado, cercano al 1.80 de estatura, piel blanca. Entró mi tía y me dice:
Ella: Que suerte sobrino, quien pudiera ir como tú.
Yo: ¿Por qué lo dice, tita?
Ella: Pues así tan fresquecito, quien pudiera ir como tú.
Mi tía desde que comencé a sentir el hormigueo entre las piernas, sobre lo once años me excitaba la idea de verla desnuda, verle el coño que seguro lo tendría cubierto de una buena mata de pelo negro y le respondí.
Yo: Pues será porque no quieras, aquí no te va a ver nadie, estas en tu casa. Se me quedo mirando ante mi reto.
Ella: Pues como estamos solos te voy a coger la palabra, yo también me voy a poner fresquita.
En ese momento yo solo tenía cara de asombro y me puse rojo ya que yo se lo había dicho como una broma, pero no pensaba que lo iría a hacer. Así que en un visto y no visto se quitó la blusa quedando con parte de las tetas al aire, me quedé impactado de ver sus tetas moverse dentro del sujetador y no me quedó más que babear.
Ella: Ayy sobrino, porque me miras así, seguramente tú estarás acostumbrado a ver tetas (pechos) más hermosos que estos.
Yo: No lo creas tita, aunque no se lo dije, jamás había visto pechos tan grandes y tan hermosos.
Ella: Bueno, seguiré con lo que estaba haciendo, espero no incomode ver a tu vieja tía en sostenes.
Yo: Para nada eres vieja, estas muy joven y muy guapa tita. Le dije, aunque por dentro solo existía el deseo de poder tocar aquellos senos tan grandes y morenos que adivinaba dentro del sujetador con lujuria.
Ella terminó de hacer lo que estaba haciendo y cuando acabó se volvió a poner la blusa y se marchó a la calle. Nos despedimos con un beso en la mejilla.
Yo me pasé toda la tarde fantaseando con mi tía recordando su imagen en sujetador, aun no me acababa de creer lo que había visto, su imagen había quedado grabada en mí cabeza y me volvía loco.
Al día siguiente, después de comer volví a su, la saludé de costumbre, ella llevaba un vestidito azul muy sexy, pegado a su cuerpo se podían apreciar las hermosas nalgas que tenía. Ella me saludó y me dijo:
Ella: ¿Estoy sola te gustaría que vayamos a dar una vuelta por la alameda junto al rio?
Yo: Claro tita, me encantaría.
Después del paseo llegamos a la casa y aún no habían vuelto mi tío y mis primos de la huerta, ella se sentó y encendió el televisor en blanco y negro, aún no había TV de color en España, me senté a su lado y comenzamos a ver lo que ponían en esos momentos, nada interesante. Después de un rato ella se recostó, se estiro poniendo su cabeza sobre mis piernas, yo intenté controlar la erección para que ella no lo notara, pero no pude y poco a poco se me fue poniendo la polla (pene) dura y tiesa.
Mi tía el vestido que llevaba era escotado y en la posición que estaba dejaba ver sus pechos casi al completo, menos los pezones, se puede decir que estaba disfrutando de una visión más que maravillosa por lo que me fue imposible no empalmarme como un burro, cuando no pude más me levanté con la excusa de ir al baño, iba tan excitado que me olvide de poner el cerrojo en la puerta y me empecé a hacer una paja (masturbar) para que se me bajara la erección.
Estando a punto de correrme, de pronto se abre la puerta y mi tía se encontraba allí observando lo que mantenía en una de mis manos, tenía los pantalones bajados a los pies y mientras una de mis manos subía y bajaba a lo largo de la polla la otra me masajeaba los huevos (testículos) algo que siempre me ha vuelto loco, ambos quedamos helados como hipnotizados unos segundos, fue mi tía la que primero se giró mientras yo volvía a cerrar la puerta, me subí los pantalones y salí del baño avergonzado.
Cuando llegué a la sala, la encontré sentada en el sofá, le dije:
Yo: Perdóname tita, pero tumbada sobre mis rodillas se te veían las tetas y no he podido evitar empalmarme, (excitarme).
Ella: Perdonar, por qué te voy a tener que perdonar, no hacías nada malo, es algo normal en los chicos de tu edad, por mí no te apures que no le diré nada a nadie. Note en su mirada algo que nunca antes había notado.
Después de ese día notaba distinta a mi tía en el trato hacia mí, me coqueteaba más, me provocaba. Hasta que un día que volvía de la calle subí a la habitación de mis primos a buscar algo que me había dejado olvidado, ella estaba limpiando la habitación, llevaba puesto el mismo vestidito del día del sofá, pero con varios botones del escote desabrochados.
Después de saludarla y decirle a lo que iba me senté en la cama, ella seguía con un plumero sacando el polvo de los muebles un poco inclinada hacia adelante mostrándome sus nalgas, aquello lo tome como una provocación y pensé en jugármela, si me salía mal ya intentaría como convencerla para que quedara solo en algo que no pude evitar al verla tan seductora y deseable. Me levanté de la cama, me acerqué a ella por detrás y la tomé por la cintura y le dije al oído:
Yo: Lo siento tita, perdóname si te ofendo, pero no resisto más.
Ella se incorporó quedando de frente mirándome a los ojos.
Ella: ¿A qué te refieres?
Yo: Tita desde hace ya varios años me siento atraído hacia ti, no puedo dejar de pensar en ti y no puedo evitar hacer lo que el otro día me descubriste haciendo en el baño. Ella solo me miraba en silencio, después de unos segundos me dijo:
Ella: Pues porque no le has dicho antes, podemos ponerle solución.
La volví a abrazar por la cintura y la comencé a besar, ella después de habernos besado durante más de un minutos parecía tener más ganas que yo de echar un polvo, me ayudo a sacarme la camisa, después de volver a besarnos y desvistiéndonos, busque en mi bolsillo un preservativo con la intención de ponérmelo, pero entonces ella me dijo que no hacía falta, que lo pusiera, que a su edad ya no se quedaría preñada y podía follarla a pelo, bueno tal cual no lo dijo, dijo que podíamos hacerlo sin miedo a que pudiera quedarse preñada (embarazada).
Deciros que pasé sino la mejor, una de las mejores tardes de mi vida seria quedarme corto, fue increíble el primer polvo que le eché a mi tía.
Por lo que me confesó mientras reposábamos después del esfuerzo me confesó que mi tío hacia un tiempo que la tenía bastante olvidada, que si alguna vez lo hacían era porque ella casi lo obligaba a hacerlo y al descubrirme ese día en el baño meneándomela (masturbando) y ver el nabo tan hermoso, tan grande y gordo que tenía llevaba, se le hizo el chocho agua, (mojaba las bragas) de solo pensarlo. Mi tía era muy bruta hablando y cuando estábamos solos decía las cosas a lo bruto, al pene lo llamaba nabo a la vagina coño o chocho.
Según sus palabras, ese día cuando vio el nabo (pene) tan grande y tan gordo que tenía notó como se le mojaban las bragas, ella decía (el chocho echo agua) y que estaba esperando que me decidiera a proponerle echar un polvo.
Mientras la mantenía abrazada y la besaba le susurre al oído.
Yo: Tita te deseo más que mi vida, te deseo con locura y si toda la leche que he derramado pensando en ti la hubiera recogido tendría un cubo lleno.
Mi tía dejo escapar una carcajada mientras introducía una mano dentro mis pantalones y me sobaba los huevos (testículos) y exclamaba dejando escapar un resoplido.
Ella: Jajaja, que bruto eres, cabronazo, pero que huevazos tienes, que gordos y duros, los debes tener bien llenos.
Yo: A tope tita, bien llenos y te las pienso vaciar hasta no quede una sola gota dentro el coño.
Le dije mientras ella buscaba mis labios con su boca y cuando nuestras lenguas se encontraron se enroscaron, entrelazadas se chuparon entrando en un juego sensual. Mis manos recorrían sus nalgas manoseaban sus tetas, (pechos). No sé cuánto duro ese beso, solo nos despegamos para respirar. Nos separamos para respirar y ella y cogiéndome de la mano:
Ella: Ven vamos a la cama que te los voy a dejar mas secos que la mojama, tu tío y tus primos aun tardaran un buen rato en volver y podemos ver si el león es tan fiero como lo pintan.
Ya en la cama mientras la besaba, notando la forma y la dureza de sus tetas contra mi pecho. Nuestras lenguas se entrelazaban una con otra, en un beso eterno. Las manos de mi tía fueron bajando hasta volver a adueñarse de mis testículos, de los testículos pasaba al nabo (pene) y luego volvía otra vez a los huevos dándole suaves apretoncitos. Así estuvimos durante unos minutos, mi polla (pene) lo notaba cada vez más hinchada y más dura.
Mi tía estaba deseosa de sentirme dentro, mis manos no daban abasto, acariciaban y palpaban las curvas del precioso cuerpo de mi tía. Ella todavía llevaba el vestido de verano, ligero y de una tela muy fina puesto, lo cual me enloquecía. Me encantaba como se sentía su piel través de la fina tela. Pero me urgía hacer lo que tanto había deseado mientras me la meneaba (masturbaba).
Me desprendí de sus brazos, le levante el vestido intentando quitárselo por la cabeza, pero ella me dijo que mejor no por si nos urgía dejarlo que estuviéramos haciendo, se lo remangue a la cintura y cogí sus bragas sacándolas por los pies, hice que se acomodara en medio de la cama con las piernas un poco abiertas, me incline sobre para oler esa mezcla de olores de su coño de hembra en celo.
Quedo a mi vista su vagina, chocho como a ella le gustaba llamar lo que tenía entre las piernas, una negra y frondosa pelambrera negra lo cubría subiendo hacia su vientre en forma de espiga, aquello me excito de tal manera que note como las gotitas de líquido preseminal humedecían mis calzoncillos, su coño tenía unos labios vaginales grandes, los superiores algo más oscuros que los inferiores que eran rosaditos y brillantes de la humedad e la excitación.
Me quede extasiado pasando mis dedos por la raja, (vagina) introduciendo un dedo dentro, moje mis dedos en aquel líquido blanquecino que parecía algo pegajoso de su rajita (vagina) y me los lleve a los labios para saborearlos y saber que sabía el coño de mi tía, chupándolos. Mientras que una de mis manos abría su chochete, (vagina) para introducir mi lengua, lleve mi otra mano a una de sus tetas, (pechos) pellizcándole un pezón que note endurecido, ella gemía, temblaba y dejaba escapar resoplidos.
Ella: Hayy nene, neneee, pero que estás haciendo, ¿me estas comiendo el chocho? eres un guarro, esas cosas no se hacen pero me gusta que me lo comas, pero también quiero que me la metas, que me metas ese pedazo de nabo que tienes entre las piernas hasta el fondo y me llenes el chocho de leche.
A pesar de sus quejas seguí comiéndole la almeja (vagina), se la chupé, lambí, mordí, absorbí hasta que ella retorciéndose de placer con un gemido, más que un gemido fue un gruñido llego a su primer orgasmo, seguí chupando hasta que los temblores de su cuerpo pararon.
Deje de comerle el coño y subí por su vientre hasta encontrar su boca, la bese con mis labios mojados con el líquido de su coño (vagina).
Mientras la besaba me pareció que no le desagradaba el sabor de su chocho, mientras las lenguas se entrelazaban y las salivas se mezclaban.
Ella: Ahora me toca a mí darle besitos este precioso nabo.
Me dijo agarrando mi polla, (pene) con una mano después de haberme sacado los calzoncillos mojados por los pies para empezar a chupármela, (hacerme una mamada). Yo no deje que lo hiciera, primero quería follarla, enterrarle como ella decía el nabo hasta solo dejar fuera los huevos (testículos).
Yo: Noo, no tita, no ahora no quiero que me la chupes, me correría solo metértela y primero quiero follarte.
Ella: ¿No te gusta que te la chupen?
Yo: Claro que me gusta y mucho, pero ya habrá tiempo para que la chupes, primero quiero follarte metértela hasta no dejar fuera ms que los huevos, y correrme dentro tu coño.
Ella: ¿Tantas ganas tienes de follar a tu tía, ¿cómo quieres follarme?
Yo: No te imaginas cuantas, y cuantas veces me la he meneado imaginándolo, quiero que te pongas de rodillas al estilo perrito, es como más adentro te la puedo meter, la vas a sentir bien adentro.
Le abrí las nalgas y pasé la punta del nabo (pene) por el orificio marrón de su culo, ella se estremeció y me dijo.
Ella: Noo, por ahí no, nunca me lo ha hecho tu tío y con ese pedazo de nabo me lo reventarías.
Yo: Tranquila hoy no toca, no por ahora, solo quería que sintieras la punta, cuando te la meta veras como no te reviento, vas a reventar, pero de gusto (placer).
Mi tía obedeciendo mis deseos se puso de rodillas en la cama a cuatro patas, exponiendo totalmente su chochete ante mis ojos para que la penetrara. Sin hacerme esperar, arrodillado me puse detrás de ella y sujetando el pene con una mano coloqué la punta (capullo) entre los calientes y húmedos labios vaginales. Con una mano la sujetaba por la cintura mientras muy despacio se la iba introduciendo, una vez la tenía toda dentro y con una de las manos le acariciaba las tetas, (pechos), que le colgaban sensualmente hacia abajo y se movían con cada empujón que le daba hasta hacer chocar los huevos (testículos) contra sus nalgas.
No voy a decir que mi pene fuera como los que, en más de un relato leo, 25 centímetros, pero si entre 18 y 20 y bastante gorda, entraba y salía con facilidad de su encharcado coño de jugos. Comenzó a hacer ruidos mi pija cada vez que entraba y salía eso me ponía a aun más excitado y comencé a bombearla más rápido. Ella empujada para atrás y pedía:
Ella: Ya, yaa, me viene, me voy a correr, dámela, córrete conmigo, sigue, sigue ahora, ya échamela a quiero que me llenes, la quiero dame tu leche, ahhhh, cabroncete, que bien lo haces como te mueves, que bien culeas ahhhh, ay, ayyy, me viene, me vieneee ah, ahhh,
Yo: quieres leche, toma leche, toda para ti, eres una guarrilla tita, mi guarrilla, ahhh, ufff, que coño más caliente, toda, toma leche.
Le decía dándole empujones, notando como la punta de mi pene topaba en el fondo de su coño con las paredes del útero y los borbotones de semen golpeaban dentro.
No sé cuántos chorros de semen escupió mi polla, (pene) esa primera vez que lo hicimos, mi polla no paraba de vomitar chorros y más chorros de leche (semen). Le deje el coño encharcado de semen mientras derrumbaba ella con los temblores del orgasmo se dejaba caer en la cama boca abajo y yo encima de ella mientras mi pene escupía las ultimas vomitadas de semen.
Ella boca abajo sobre la cama y yo encima de ella aun con la polla (pene) dentro su coño permanecimos no sé cuantos minutos, las respiraciones aceleradas, las pulsaciones del corazón a mil poco a poco las respiraciones iban volviendo a la normalidad, ella seguía haciendo ruidos con la garganta con la cabeza hundida en la almohada.
No nos fiábamos, había pasado algo más de una hora, nos levantamos y nos fuimos al baño al menos a refrescarnos y sacarnos el sudor del cuerpo antes de que llegara mi tío y mis primos, verla desnuda bajo la ducha, hizo que mi polla (pene) comenzara a ponerse dura de nuevo. Mi tía me miró y agarro mi polla con su mano, y acariciándola me dijo:
Ella: Tu nabo quiere más, pero ahora no podemos cariño, pueden llegar y tendríamos que dejarlo a medias. Déjame que te la chupe un poco, voy a hacer que te corras en mi boca.
Y arrodillándose se la metió en la boca, me la chupaba y sonreí mirándome a los ojos mientras con la otra mano me sobaba, (acariciaba) los huevos, (testículos) esto hizo que al momento de nuevo mi polla volviera a vomitar chorros de semen en su boca.
No lo podía creer, en tan solo no más de tres o cuatro minutos me había vuelto a correr, me corrí en su boca tal cantidad de semen que parecía que hiciera un siglo que no me había corrido, mi tía se la tragó toda, la hice levantarse cogiéndola de los brazos y la bese, sentí el sabor de mi semen en su boca, el sabor era diferente al de su chocho (vagina) pero no me importo nada.
Yo: Desde ahora no quiero compartirte con mi tío mientras este aquí, quiero que seamos solo nosotros los días que me queden en el pueblo, si no lo quieres así, dímelo ahora.
Ella: Seré solo tuya mi amor, no te preocupes seré solo tuya.
Después de ese primer polvo ella me dijo:
Ella: Este será nuestro secreto, nunca nadie debe ser esto, júralo
Le contesté.
Yo: Lo que tú digas tita, te lo juro, lo haremos cada vez que tú lo desees.
Una sonrisa traviesa me anunciaba que iban a ser muchas. Desde ese día, cada año cuando volvía al pueblo a pasar unos días follamos como animales, pero sucedió algo con lo que no contamos, al año siguiente de esa primera vez volví al pueblo esta vez me quedé tres semanas y follabamos siempre que podíamos nos escapamos y lo hacíamos en cualquier sitio.
En navidad de ese año en mi casa recibimos la noticia que mi tía estaba preñada, (embarazada). Según me dijo mi madre estaba casi de cuatro meses, así que, como dice la frase, (en blanco y en botella), también se puede aplicar, (tanto va el cántaro a la fuente). Yo acabo de cumplir setenta años, la criatura que fue una niña, hoy es una mujer ha cumplido 50 años, casada y madre de tres hijos, dos niñas y un varón ya grandecitos.