Me vengué de mi ex por serme infiel

Esto pasó hace poco más de un año. Yo estaba tranquila estudiando hasta que me llega un mensaje el cual respondo horas después, es un mensaje del grupo de mis amigas diciendo que mi novio (ahora ex) me puso los cuernos con una chica de una discoteca. Yo me mareaba con solo pensarlo, me dijeron todo, el donde fue e incluso la hora a la que pasó. Es cierto que mi ex se iba mucho de fiesta, pero yo no sospechaba nada, pero sabiendo eso empecé a pensar en las veces que me habrá puesto los cuernos. En su momento me sentía fatal, sin ganas de hacer nada, pero este relato no va de contaros de como estaba triste, sino de como me vengué de él.

Básicamente, hace tiempo en una fiesta con mi ex conocí a un chico con el que hice buenas migas, me caía bien y nada más, pero a mi ex le daba celos que me juntase con él, de hecho quedaba poco con el chico por mi ex. Después de unos días tras la revelación decidí escribir a este chico (al cual llamaremos Mateo) y decidimos salir de fiesta, mis intenciones eran claras como os podéis imaginar.

Llega la noche de la fiesta en la cual iba a quedar con Mateo y unas amigas mías. Mi ex no sospechaba nada, ya que yo apenas salía de fiesta. Para esa noche me puse un vestidito ajustado de color negro, unas converse y un tanga de color negro.

Fuimos a la discoteca y empezó todo muy bien, bebimos algo de alcohol pero no demasiado, lo suficiente para estar animados, yo me empecé a acercarme a él y seducirlo ya sea rozándole o porreándole o diciéndole cosas sugerentes. Todo fue redondo, a la hora nos empezamos a liar en mitad de la fiesta, yo pegaba mis tetas sobre su torso (cabe recalcar que no llevaba sujetador) y a la vez sentía como su miembro crecía en su pantalón.

–¿Nos vamos a un lugar más íntimo? –Dijo él.

–Sí mejor. –Respondí con una sonrisa.

Antes de irnos se lo comenté a mis amigas para que no se preocupasen y nos fuimos de la discoteca. Tras un buen rato caminando llegamos a la casa de sus padres, por suerte ellos no estaban, fuimos a su habitación y nos seguimos besando pero con más pasión, él me tocaba las tetas mientras que yo acariciaba su pene por encima del pantalón. Después de un rato le empiezo a quitar la camisa, luego las zapatillas, después el pantalón y por último su bóxer. Su pene estaba duro y mojado, me encantó saber que después de un año probaría otra polla que no fuese la de mi ex, después de un rato de manosearla empecé a darle una buena mamada: al principio lenta hasta aumentar mi velocidad y hacer alguna que otra garganta profunda.

Después de empapar toda su polla con mis babas, me quité las bragas, él me subió el vestidito y me tumbé en su cama.

–Cómeme el coñito. –Dije seductoramente.

–Claro que sí.

Puso su cara entre mis piernas y empezó a lamerme la vulva de abajo a arriba, yo empujaba su cabeza contra mis labios a la vez que me tocaba por encima, después del oral él se levantó y se empezó a poner el condón. A su vez yo aproveché para quitarme el vestido y las zapatillas quedándome totalmente desnuda.

–Métemela toda. –Le dije.

–Como se nota que eres una puta. –Me respondió.

Lejos de ofenderme me prendió, me puse en cuatro y él empezó a penetrarme lentamente, yo me sentía cada vez más satisfecha, siendo follada y poniéndole los cuernos a un infiel. Por mi parte empecé a empujar mi coño contra su polla para así hacerlo más rápido que es como me gustaba. Tras un buen rato de estar en cuatro empecé a temblar y gemir cada vez más alto hasta alcanzar mi preciado orgasmo.

Después cambiamos de pose, él se tumbó y yo encima de él empecé a cabalgar sobre su pene mientras Mateo me agarraba mis pechos los cuales no paraban de botar al mismo ritmo que yo lo hacía. A pesar de tener las piernas cansadas con lo cachonda que estaba no paré de cabalgar como una desquiciada, escuchaba como los golpes entre mi cuerpo y el suyo se hacían cada vez más húmedos lo que me prendió aún más hasta, por segunda vez, entre temblores y muchos jadeos y gemidos, logré alcanzar mi orgasmo.

No contenta con eso, decidí probar un anal. Agarré un lubricante que tenía en el bolso y lo solté sobre su miembro mientras se lo masajeaba un poco, a su vez me restregué lubricante por mi ano para que la penetración fuese más fácil. Me puse en cuatro de nuevo diciéndole:

–Ya sabes, ahora por el culo.

Sin decir nada acercó su pene a mi ano y empezó a metérmela lentamente, yo no estaba muy acostumbrada a hacer anales pero para esa ocasión me dio igual, a pesar de que me dolía también me daba placer, después de un rato de meterla y sacarla aumentó su ritmo, sentía como su pene me abría mi agujero y como hacía fricción con los bordes de mi ano.

Tras un buen rato de dolor y placer en el cual mis gritos fueron de placer más que de dolor él soltó un «me voy a correr». Rápidamente olvidándome de mi dolor, le dije que la sacara y que se corriese en mi boca, no sin antes grabarlo.

Rápidamente agarré el móvil, puse la cámara de selfie, empezando a grabarme a mí haciéndole una mamada tras sacarle el condón y cuando empezó a correrse dentro de mi boca me saqué su polla y dejé que se corriese en mi cara, terminando el video mirando a cámara con mi cara entera de semen y lanzando un beso al aire.

Me lavé en el baño y me puse de nuevo el vestido, volví a la fiesta y de ahí a mi casa agotada y con el culo reventado, me duché y rápidamente me eché a la cama durmiéndome instantáneamente. A la mañana siguiente me desperté dolorida y cansada, escribí a mi ex y le mandé el video, luego le solté unos mensajes expresando mi odio y al final bloqueándolo, terminando así mi infidelidad.

Espero que os haya gustado el relato tanto como a mi escribirlo aunque vivir la experiencia fue increíble a la par de dolorosa, que tengáis un buen día o noche.

Besos.

Deja un comentario