Era una tarde de otoño y Cintia y yo habíamos quedado para hacer una noche de chicas en su casa, llevábamos años haciéndolas, nos ponemos mascarillas, hablábamos de chicos y veíamos alguna película.
Mientras preparaba la mochila con la ropa y todo lo que iba a llevar a su casa recibí un mensaje de mi amiga que decía “¿qué te parece si nos ponemos nuestros mejores conjuntos de lencería para la fiesta? Así además nos podemos hacer fotos”.