La tía chaparra culona ¡cómo le gusta el sexo!

Soy de un pueblo de Oaxaca, soy de estatura baja (1.60), siempre me ha gustado ejercitarme y aunado a ello a pesar de ser bajito mi verga siempre ha sido algo de lo que siempre me he sentido orgulloso, aunque eso también en ocasiones me ha, digamos, frustrado porque al coger mujeres muy cerradas termino por lastimarlas, y es que mi miembro gracias a herencia de mi padre me mide en plena erección 23 cm y es grueso como un pepino.

El caso es que a mis treinta años tuve una de las mejores experiencias sexuales de mi vida, ya que me cogí a una tía que nunca pensé en hacerlo.

Un día venia de correr como acostumbraba y pasaba saludando de regreso a mi tío que siempre regaba sus plantas en un pequeño jardín, pero ese día no se encontraba porque cada tres meses acudía a chequeos médicos por su salud y siempre regresaba hasta las tres de la tarde. Entonces mi tía era quien regaba las plantas, la saludé y como en otras ocasiones me percaté que de vez en cuando miraba mi bulto, pero no me incomodaba porque siempre pensé era algo natural o que lo hacía si pensar.

Ella es bajita, mide como 1.45, pero tiene un culote bien parado y redondo como pocas, casi como esas negras que salen en algunas películas porno, es rellenita sin llegar a gorda y tiene ya cincuenta años, Recuerdo que de chico algunos hombres de su edad me gritaban “sobrino” cuando la acompañaba al mercado y se le quedaban viendo siempre en el culo casi encuerándola.

Pero volviendo al día, me pidió ayudarle a cambiar unos focos fundidos y accedí de inmediato, me dio una escalera chica y me dijo “te voy a sostener la escalera para que no te vayas a caer”, yo estaba de short de algodón y mi pene se notaba casi como si estuviera en bóxer porque para correr no me ponía nada más que el short.

Le pasé el primer foco y después de acomodar el repuesto volteé hacia abajo y me fijé que estaba mirando mi verga como sorprendida y eso me produjo cierto morbo. Hicimos lo mismo con los demás y al final me preguntó si quería algo de desayunar y le dije que estaba bien.

Después le pregunté si tardaría mi tío y me dijo que regresaría más tarde que de costumbre porque iba a ver a un licenciado después de todos sus movimientos médicos. Se me ocurrió decirle, “solo tu tía te conservas bien de salud”, y me contestó, “ni creas mijo, tengo unas dolencias en mi espalda, pero no me gusta ir al médico”.

Le dije “tengo un ungüento que quizá te sirva, ahorita regreso”. Fui a casa que está a tres cuadras y regresé, le dije “mira te la pones donde te duela y como a los diez minutos desaparecerán tus dolores”. Y entonces me preguntó y cada cuanto tiempo, yo le dije “cada vez que sientas el dolor”.

Después ella me dijo, “mijo pero no me voy a llegar” y le contesté “dígale a mi tío que se la ponga”, entonces me dijo “a él no le gusta atenderme es muy descuidado conmigo, no seas malo ¿me la puedes poner tu ahorita?”, entonces le dije “si claro”.

Le pedí se acostara en el sofá de su sala, le levanté un poco la blusa y le desabroché con permiso su sostén.

Con solo de ver su piel la verga se me paró al instante y así como estaba medio agachado me la tuve que acomodar porque se me atoraba en el short, la empecé a frotar y me dijo sentir bien, pero que su dolor llegaba un poco más abajo.

Llevaba puestos unos leggins de esos que parecen como con colores de piñata, ya se imaginaran el culote que se le veía, le pedí me dejara bajar solo un poquito el leggins para frotar bien su columna y me dijo que estaba bien, entonces no sé porque se me ocurrió y se lo bajé hasta la mitad de las nalgas, no lo podía creer, tenía una piel fenomenal, sedosa, lisa, y sus nalgas aun duras, me hice pendejo y le bajé más hasta descubrir bien su hermoso culo, no me dijo nada.

Le froté el ungüento y se me ocurrió sobarle las nalgas y no dijo nada, en una de esas volteó a verme y miró mi verga, me dijo “mijo ¿por qué estás así?”, yo solo le dije “perdón tía, pero no era mi intención”. Se volteó y me dijo, “no te preocupes no te sientas mal, total soy tu tía”, después dijo, “podrás untarme un poco en las piernas” y le dije que sí, se volteó y vi la panocha más peluda que haya conocido.

Ya no aguanté más y me le fui encima besándola y me quiso apartar, pero me valió y le jalé todo quedando encuerada y sin decir agua va, me le bajé a mamar la panocha, me di cuenta que estaba mojadísima y cuando al principio me decía no y brincaba, comenzó a jalarme de las greñas porque se estaba viniendo de a madres.

Y así como estaba, me le subí encima y me dijo, “despacio hijo que ya vi tu verga y esta grandísima”, me valió y se la metí de chingadazo a la mitad, ella abrió los ojos hasta como saltándolos y me grito “sácala mijo está muy grande”, me valió otra vez y se la deje ir completa, vi que estaba con cara de sufrimiento, pero después de estar mete y saca empezó a cambiar su cara y me sorprendió que me dijo, “agárrame de perrito”.

Ni tardo ni perezoso que la volteo y la empecé a coger así hasta que se vino, sin decir nada se la saqué y empecé a lengüetearle el culo y ella jadeaba y jadeaba, la embijé hasta pegar a la cara con el respaldo del sofá y me puse a jugar con la cabeza de mi verga en su culo y me dijo “eso no”.

Igual me valió y con saliva se la fui acomodando y le pedí abriera un poco sus nalgas, se las abrió y al ver su agujero un poco dilatado se la recargué y cuando se dio cuenta a pesar de seguir diciendo no, ya tenía la cabeza adentro, se la empujé despacio y se quería zafar, pero me valió y la cogí suave, sentí como se le contraía el culo y es que se estaba viniendo, ya no aguanté más y se la saqué y antes de que pensara me vacié en su cara.

De ahí en adelante paso a verla cada vez que mi tío sale.

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