“Soñé que estábamos en mi finca… tú, las enredaderas y yo sin escapatoria.”
Ares:
“Esta semana estaré solo. Podremos conversar más… y mejor.”
“Soñé que estábamos en mi finca… tú, las enredaderas y yo sin escapatoria.”
Ares:
“Esta semana estaré solo. Podremos conversar más… y mejor.”
Encuentro de despedida en el hotel
La habitación del hotel estaba con ventanas y persianas cerradas que bloqueaban cualquier rastro del mundo exterior. Las luces del techo y las lámparas de mesita estaban encendidas, bañando cada rincón en un resplandor cálido y crudo que exponía cada detalle. Luci quería verlo todo, y yo también. El silencio era absoluto, roto solo por los sonidos que pronto llenarían el espacio: jadeos, gemidos, el choque de sus cuerpos. Me senté en un sillón clásico de hotel, de tela beige con patas de madera, justo frente a la cama, con una vista directa a la acción. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de excitación ardiente y un nudo de celos que me apretaba el pecho.
Uno de los placeres más grandes que he tenido en mi vida, es ver, contemplar a mi mujer, disfrutarla primero visualmente para luego hacerlo físicamente.
Ver como mi esposa, rubia, de color claro de piel, senos no muy grandes pero redondos y firmes, cintura pequeña con vientre totalmente plano, unas nalgas redondas y muy duras y un par de piernas de concurso, que terminan con los pies más bellos y cuidados que he visto en mi vida.
Mi novia me avisó que iba a ir a nuestro departamento un compañero de trabajo, Erick. Es más joven que nosotros, tiene 26 años, y llevan aproximadamente dos años trabajando en la misma oficina y con los escritorios uno a lado del otro. Yo también he trabajado en oficinas durante más de trece años y sé que siempre existe esa atracción en el trabajo por alguien con quien fantaseas, coqueteas y te lanzas indirectas, pero sin llegar a nada; solo es una fantasía laboral.
Hace años cuando aún éramos muy jóvenes yo de 18 años, en unas vacaciones fue la primera vez que mi prima y yo despertamos una atracción muy fuerte el uno por el otro.
En aquel momento solo nos veíamos durante las vacaciones cada 2 o incluso 3 años ya que ella vivía en otra ciudad que estaba a más de 12 horas en bus…
Al día siguiente estaba algo confundido, después de todo había logrado realizar una de mis fantasías y mi novia también. Aunque no estaba del todo conforme con lo que había pasado ya que el trato era que yo los iba a ver y nada más y terminaron cogiendo toda la noche a solas mientras yo estaba en la sala escuchando…
Tampoco voy a negar que me gustó esa experiencia ya que incluso me masturbe pensando lo que estarían haciendo pero de cualquier forma ese no había sido el trato.
Estábamos sentados en un lugar de comidas rápidas con José, cuando entra un negro, joven, con un físico atlético, en musculosa y pantalón corto donde se podía ver que escondía un instrumento descomunal.
Mientras esperaba su pedido parado, José se dio cuenta que yo no le saque los ojos de encima por un rato. “Él, te está sonriendo”… dice José.