Engañé a mi esposo y dejé que su hermano me follara el culo

Engañé a mi marido y dejé que su hermano me follara el culo. Sin duda fue una de las experiencias más placenteras que he tenido, y puedes estar al tanto de cada detalle de ese hermoso día donde tuve sexo con un joven de 18 años. Siendo que ya tengo 39 años, volví loco a este joven y me rompió muy caliente usando su enorme polla. Su polla da casi 2 de la de mi marido, exactamente 23 centímetros de polla. Esa fue la principal razón que me llevó a hacer trampa.

Amo a mi esposo, siempre nos hemos llevado muy bien, pero me gustan las pollas grandes. La de mi marido mide 16 centimetros, esta muy rica y me sigue follando todo el rato. El caso es que su hermano menor se fue a pasar unos días a la casa, estaba haciendo un curso técnico para poder trabajar en su nuevo trabajo. Y me iba a quedar aquí en casa por 11 días, y eso me volvió loco de lujuria. Y no pude resistirme, así que tuve que follarme a este joven y te explicaré por qué lo hice.

Llegó todo tímido, se ubicó en la habitación de invitados y yo lo ayudé a guardar sus cosas. Mi cuñado se llama José, es un buen tipo, muy bueno. Al tercer día aquí en casa, fui a la habitación de José a buscar ropa para lavar, me equivoqué, debí tocar la puerta, pero abrí. Y acabé pillando a Jose tirado en la cama masturbándose viendo un vídeo porno en su móvil. Me asusté, pero seguí mirando ese pene gigante y caliente.
Engañé a mi esposo y dejé que su hermano me follara el culo

Estaba muy avergonzado, súper avergonzado y me pidió disculpas. Entonces le pedí disculpas por haber entrado en su habitación sin llamar a la puerta. Pasé todo el día pensando en este enorme y delicioso pene, me emocioné mucho y no pude resistirme. El otro día, apenas mi esposo se fue al trabajo, estaba pensando muchas cosas sucias sobre José, estaba demasiado emocionada y solo podía pensar en ese pene enorme.

Así que tuve que actuar y me subí encima de este chico caliente, abrí la puerta del dormitorio y ya me quité toda la ropa mientras José miraba todo con la boca abierta. Sin decir una palabra me subí a la cama y me senté a su lado y le dije que estaba enamorada de su polla gigante. Estaba acariciando el pene y besando su rostro, él decía que todo esto estaba demasiado mal. Tomé sus manos y las puse en mis grandes pechos. El joven se volvió loco de lujuria y olvidó que yo estaba casada con su hermano.

Siguió chupando mis pechos excitándome mucho. Después de chuparme así, finalmente sacó su pene gigantesco y yo estaba feliz mirándolo. Luego lo chupé bien, su pene era muy grande, solo alcancé a tragar un poco. Después de hacerle un sabroso oral a mi cuñado, comencé a sentarme sabroso en su pene. Pero muy lentamente, después de todo es una polla gigante. Y estuve sentada un ratito porque me dolía un poco, pero me corrí intensamente. En los días siguientes tuvimos sexo todas las mañanas y José me dejó con el coño adolorido.

Deja un comentario