Desde que tnía 13 años que me comenzé a fijar en mi prima Andrea. Ella tenía 29 años y estaba recién casada. Como soy hijo único era como una hermana mayor para mí, siempre iba a su casa y conversábamos me daba consejos en fin. Pero cada vez que iba me gustaba más. Todo comenzó aquel día de verano (yo de 13 años ella de 29) cuando estaba ella sola y fui a su casa. Su marido es médico y tenía turno en la clínica. Estuvimos toda la tarde, hacía mucho calor. En un momento ella se fue a su pieza mientras yo estaba en el cuarto de alojados. Cuando entré a su alcoba pude verla tirada en la cama acostada boca abajo viendo televisión de espaldas a la puerta por lo que no podía advertir mi presencia allí. Esa imagen me quedó grabada en mi mente. Estaba con un ligero vestido azul, corto hasta muy debajo de su trasero lo que dejaba ver sus piernas bellas y duritas, su culo enorme y parado. Mi palo comenzó a ponerse duro y yo con mis 13 años muy nervioso. Salí de allí me metía al! baño y comenzé a masturbarme mucho, tres veces aquel día pensando en ella y en su cuerpo de mujer ardiente. Han pasado 9 años y casi todos los días seguía con aquella visión que hacía poner duro mi pene y la pajeada era cosa de todos los días. Durante estos años me acerqué y pude conseguir muchas cosas…
Hace un mes me quedé en la casa de ella ya que mis padres viajaron por una semana al sur de Chile. Esos días fueron terribles. La escuchaba gritar y gemir todas las noches cuando lo hacía con su marido en su alcoba. Me masturbaba al sentir a esa mujer gritar “ahhhh, ohh entra métemelo, dale”!!! Hasta que un día sábado yo me quedé en casa debido a que su marido estaba de turno en la clínica al igual que hacía 9 años atrás. Estábamos viendo TV en el living y ya eran como las 11 de la noche. Su hija estaba durmiendo y me dijo: “vuelvo luego”. Cuando lo hizo llegó con un pijama corto de seda negro por el que lucía las mismas piernas que provocaron esta fantasía en mí. Se sentó al frente mío y comenzó a moverlas, las cruzaba, las abría y mi pene cada vez crecía más y más. Luego de media hora ella bajó a la cocina y como veía que no subía bajé yo también.
La encontré subida en una silla buscando unas cajas con vasos. Me vio llegar y me dijo: ”ayúdame afírmame un poco” lo que yo hice de inmediato. La tomé por los tobillos y me pidió que la agarrara más de arriba. Mis temblorosas manos subieron suavemente a sus muslos, los que siempre quise tocar!! Ella cada vez más subía más arriba y yo trataba de mirar a ver si veía algo mi pene era enorme y duro. Al darse cuenta se puso nerviosa y me pidió que la bajara Yo accedí a tal petición la tomé por los muslos y suavemente la bajé y de pronto no aguanté más la exitación era terrible. La bajé la di vuelta la subí a la mesa mientras estaba gritándome: «¿Qué te pasa? ¿Qué estás haciendo?». Sus 38 años contra mis 22 estaban frente a frente en ese instante la comenzé a besar en el cuello, ella quedó inmóvil, respiraba muy fuerte y el olor a hembra caliente era increíble.Sus pezones estaban paradísimos, ella no hacía nada, sólo hasta cuando yo bajé hasta sus senos me dijo: «no está bien esto Anibal, somos primos, estoy casada suéltame ya». La tiré más atrás, abrí sus piernas y pude lograr mi sueño: mi lengua por sus rodillas subía de a poco hasta sus muslos exquisitos y calientes subí y subí, estaba sin calzón así que comenzé a chupar su clítoris, mordía sus húmedos y jugosos labios interiores y sólo me decía: «ahhh ohhh». Me paré me bajé los pantalones, mi pene se lo puso entre las manos y al instante se lo echó a la boca y me mamo durante ! un buen rato. Yo no lo podía creer, la dí vuelta la puse en cuatro patas y empezé a penetrarla y ella con sus gritos sólo me decía: «ahh esto quería, siempre dale, dale, siempre quise estar así contigo ahhh_», cuando estaba a punto de acabar se metió el pene a la boca y me mamó, mientras tocaba sus senos enormes y duros .
Acabé en su boca y es la mejor experiencia que he tenido. Sólo les puedo decir que lo hicimos tres veces más esa noche y que hacerlo con mujeres mayores es notable. Por eso cualquier dama mayor que me necesite escríbame y no se arrepentirá.