Oí las llaves en la puerta y sentí la oleada de humedad en mi coño. David está en casa con Katie. Se ríe cuando se abre la puerta y me ve arrodillada con una mordaza en la boca y nada puesto excepto un cinturón de castidad de acero. David se acerca y me quita la mordaza de la boca, y acaricia mi cabeza, acariciando mi cabello.
«¿Has sido una buena chica?» – pregunta.
«Sí, señor.» Yo respondo.
«¿Estás emocionada por tu recompensa?»- continua.