“Soñé que estábamos en mi finca… tú, las enredaderas y yo sin escapatoria.”
Ares:
“Esta semana estaré solo. Podremos conversar más… y mejor.”
Afrodita:
“¿Quieres hace un maratón de sexting? Cada día te enviaré algo que te haga perder la cordura. Empecemos de una vez.”
Ares:
“Dime qué tienes en mente. Ya estoy completamente excitado.”
Afrodita: (Envía foto de ella en el gimnasio: toalla rosada, piel sudorosa)
“¿Quieres ver qué estoy haciendo ahora?” (Segundo mensaje: video con esa misma toalla pero ahora húmeda, cabello goteando, piel al descubierto pero sin revelar todo.)
Ares:
“Uff, esto me super enciende.”
Afrodita:
“Me imagino frente a ti, abriendo y cerrando mis piernas mientras tú intentas mantener la compostura… aunque tu miembro delate la verdad.”
Ares: (Texto lento, deliberado)
“Te acercas dándome la espalda. Inclinada, desatas la tira de tus zapatos. Yo, sentado, observo esos glúteos perfectos. Extiendo la mano… siento el aroma de una mujer que quiere. Mis dedos suben por tu rodilla hasta tu flor. Estás empapada.”
Afrodita: (Respiración entrecortada, solo emojis)
Ares:
“Te toco el clítoris hinchado. Mis dedos entran. Pero tú quieres más… ¿verdad?” (Pausa dramática)
“Abro el ziper. Aún no lo ves, pero sabes que mi miembro está libre. Te vendo los ojos. ¿Qué harías con él?”
Afrodita: (Sin filtros)
“Lo quiero completo en mi boca. Te lo chuparía hasta acalambrarte los dedos.” (Emoji de vergüenza)
Ares:
“Tu ‘francés’ es lo que necesito. Antes de venirme… te daré vuelta. En cuatro. Mi miembro resbalará en tu cueva. Suave al principio. Luego… hasta que tiembles.”
Afrodita: (Interrumpe abruptamente)
“Méteme un dedo en el culo. Please.”
(Silencio en el chat. Ares escribe… borra… vuelve a escribir.)
Ares: (Video adjunto: baño del trabajo. Mano empuñando su miembro, cabeza morada de tensión. Movimientos lentos.)
Afrodita:
“¡Ares! Qué pene tan… apetitoso.”
Ares:
“Algún día veré esa belleza tuya. Por ahora… ¿quieres escuchar mi voz? Quiero oírte venir. Te llamo”
(Llamada perdida. Gemidos. Silencio. Fin abrupto.)
Él revisó las “copias de seguridad” ocultas de sus conversaciones, no vaya a ser que un tercero reciba fragmentos anónimos.
Día 2: El despertar del juego
(Martes, más revelaciones)
Afrodita envía un audio jadeante:
“Ares, acabo de releer tu último mensaje de ayer antes de que se borre… y no puedo evitar tocarme. ¿Sabes lo que me haces hacer a esta hora?”
Ares responde con canciones.
“Tú empezaste esto, diosa. Mandando ese relato donde me describes comiéndote el coño. Ahora tengo una reunión en 10 minutos y no puedo parar de imaginarte desnuda, con ese vestido blanco que se te transparenta con el sudor.”
Afrodita (foto de sus juguetes sexuales, sus piernas abiertas en la cama y el reflejo de su coño en el espejo de la cajita que guarda ese arsenal):
“¿Quieres jugar conmigo? ¿Con cuál de estos quieres empezar nuestra nueva fantasía?: ¿de rodillas, con mi lencería rasgada y tu boca castigando lo que encuentres?”
Ares (audio grave, susurrando):
“Quiero verte con ese tapón anal y con el vibrador blanco con rosado al mismo tiempo… Sabes que hoy me fijé en cómo la humedad marcaba tus pezones duros en la foto de ayer. Por eso te envié el video, gatita. Para que vieras lo que me provocaste.” (Se escucha el roce de su mano sobre el cuero del cinturón).
Ares despertó de su siesta sudando. Algo no cuadraba. ¿Por qué Afrodita mencionaba detalles que él no recordaba haberle contado? ¿Acaso alguien más leía sus mensajes? ¿O era que ella ya conocía su juego… y solo estaba devolviéndole la jugada?”
Día 3: El juego de las palabras
(Miércoles, la medianoche los une)
Afrodita:
“Verdad o atrevimiento: ¿Prefieres que te haga venir con mis senos o con mis muslos?”
Ares (foto de su abdomen marcado, una gota de sudor recorriendo el vello):
“Atrevimiento: mándame un audio gimiendo mi nombre mientras te metes los dedos. Quiero oír cómo mojas la sábana.”
Afrodita (audio entrecortado):
“Ares… ah… justo ahí… Mierda, cómo me gusta tu voz ordenándome—” (Sonido de piel húmeda, un gemido ahogado).
Ares:
“Eres fascinante, adictiva muy complaciente. Pasemos directamente al sexo”
Afrodita (audio entrecortado):
“Claro que sí pero antes quiero regalarte un poema—” (Sonido de la vibración de los juguetes, respiración entrecortada).
Ares (después de leerlo):
“Querida es genial, muy tierno. ¿Puedo traducirlo?”
Afrodita:
“Te lo agradezco corazón, para mí significas mucho. ¿Cuántas veces hoy te corriste pensando en mí?”
Ares:
“Три раза. В душе, в кровати и… сейчас.”
(Tres veces. En la ducha, en la cama y… ahora mismo.)
Adjunta un GIF de su mano bombeando su miembro grueso, la punta brillante de precum.
Día 4: El final abrupto
(Jueves, la realidad los alcanza)
Ares (mensaje en negritas):
“Mañana vuelve mi esposa. El sexting se acaba hoy.”
Afrodita:
“Entonces hazme tuya una última vez.
(video de 15 segundos):
La cámara enfoca sus senos balanceándose mientras se masajea con hielo y aceite de coco. Sus dedos se deslizan hacia el ombligo, pero se detienen antes de revelar el triángulo de vello oscuro. El mensaje: ¿Qué te parece?
Ares (enviándole de vuelta la foto de ella que él guarda en su oficina):
“Todos los días yo veo esta foto y mi mirada se concentra en tu elegante pecho, en mis pensamientos te desnudaba imaginándome cómo sería y hoy me muestras ese misterio”
Afrodita:
“Oh, Antón.”
Ese día él no le envió nada a ella, por lo que Afrodita no se atrevió a enviar la foto última (que había sido preparada para el día viernes): su espalda arqueada, las marcas de sus propias uñas en las nalgas con los juguetes sexuales que él le había pedido ver en ella.
Todo terminó igual que los días anteriores, con una llamada que obviamente terminaba en corridas al unísono.
Afrodita:
Me encantó tu video ayer. Lástima que no lo guardé… aunque quién sabe qué otras cosas sí conservas de mí.”