Mi amigo llamó a todos los hombres que pudo pero nadie le creía lo que estaba pasando. Hasta que grabamos un video y se los enviamos. En el video yo les decía con una voz muy cachonda: “Sé que les parece una locura, pero en serio necesito que me metan la verga por el culo. Quiero deslecharlos y sentir cómo se vienen adentro de mi culo. Por favor vengan y destruyanle el culo a esta perrita”. Y al final del video me abrí el culo y se los enseñé todo dilatado.
No pasaron ni 20 minutos cuando empezaron a tocar a la puerta. Uno por uno sus amigos llegaron a mi casa, pero esos amigos invitaron a otros amigos, a primos, hermanos, y sin darnos cuenta de pronto mi casa estaba llena de tantos hombres que perdimos la cuenta. Pero mi culo estaba tan ansioso por recibir su leche, que no me importó.
La casa era una locura, y todos querían empezar a cogerme, pero pusimos reglas, y dejamos que solo pasara uno por uno para que yo pudiera disfrutar del esperma de cada uno. Pasó el primero, se sacó la verga, y se me acercó. Yo estaba recostada en el sillón boca arriba, con mis piernas levantadas y agarrándome los tobillos, y pasé mis pies por atrás de mi cabeza. El chico me escupió en el ano y me la metió muy despacio, como si tuviera miedo de lastimarme. Y le dije: “Más fuerte bebé, métela completa de un solo golpe. ¡Rómpeme el ano!”. El chico sonrió y me la empujó hasta adentro. Sus muslos chocaban contra mis nalgas y todos los demás comenzaron a masturbarse alrededor de mí.
El primero se vino, me sacó la verga del ano y grité: “¡Rápido metanme otra verga!”. El segundo chico corrió y me la metió tan rápido que su verga me penetró hasta adentro de una sola vez. Me empezó a meter la verga y mi ano comenzó a palpitar, como si mi culo estuviera succionando su verga hacia adentro cada vez más. Entonces de la nada sentí que alguien empezó a chuparme los dedos de los pies. Como tenía las piernas levantadas y los pies por atrás de mi cabeza, no podía ver quién me los estaba chupando, pero empecé a decirle: “Sí papi, chúpame las patas, pásame tu lengua en medio de los dedos”.
De pronto sentí que el chico que me la estaba metiendo empezó a temblar y sentí cómo su pene palpitaba dentro de mi culo mientras eyaculaba. Todavía no me sacaba la verga cuando otro chico se acercó e intentó metérmela. Uno por uno me partieron el culo y se vinieron adentro sin esperar ni un momento a que descansara. Después de los primeros 30 chicos dejé de contar, y uno tras otro no dejaban de llegar hombres a meterme la verga y a venirse dentro de mi culo. Algunos dicen que había 100, otros 150, pero realmente nadie sabe cuántos hombres me llenaron el culo de leche esa noche.
Quedé completamente agotada. Las últimas 3 horas ni siquiera pude ponerme en cuatro o levantar las piernas, simplemente me acosté boca abajo y los hombres se encargaban de abrirme las nalgas y meterme la verga. Si alguien buscaba otra posición simplemente me giraba como si yo estuviera desmayada y me ponían en la posición que querían. Para ese momento yo estaba demasiado agotada, hasta que me quedé dormida.
Cuando desperté ya había amanecido, pero cuando empecé a reaccionar sentí que alguien todavía me la estaba metiendo en el culo, y había unos 20 chicos más esperando su turno. Dejé que el chico terminara de cogerme hasta que se vino, y luego le dije a los demás que debía irme. Estaban decepcionados, pero les dije que podíamos repetirlo otro día y que yo lo anunciaría. La casa era un desastre, había semen por toda la sala, pero cuando fui al baño y me miré en el espejo me di cuenta de que hicieron conmigo lo que quisieron mientras estaba desmayada.
Algunos de mis amigos me dijeron que cuando me desmayé me empezaron a meter la verga por donde podían: en mi boca, mi vagina, mi culo, usaban mis manos y mis pies para masturbarse, me ponían en posiciones muy extremas, me apretaban las piernas, me escupían, algunos hasta me orinaron encima, y mientras avanzaba la noche cada vez me metían más y más vergas por el ano. Empezaron a apostar para ver cuantas vergas podían meterme al culo al mismo tiempo. Las apuestas crecieron y terminaron apostando cuantas vergas me podían meter al cuerpo al mismo tiempo, incluyendo mi culo, mi boca y mi vagina. Según me dijeron, en la boca me cupieron 4, en el culo 3 y en la vagina otras 3.
Poco a poco empecé a sentir mi cuerpo muy adolorido y vi que tenía muchos moretones, rasguños y manos marcadas por todo el cuerpo, y tenía semen por todas partes. Pero mi culo no estaba satisfecho. Entonces se me ocurrió una idea. Le llamé a mi amigo y le dije que hiciéramos un negocio, en el que yo rentaría mi culo como depositó de semen, donde cualquier hombre que estuviera caliente y quisiera descargar su esperma lo hiciera dentro de mí. Mi amigo comenzó a difundir la noticia y ese mismo día recibimos a más de 500 personas, y todas me metieron la verga y se vinieron adentro.
Tenía tanta leche en mi culo que cada 2 o 3 horas tenía que ir al baño descargar un poco, porque si me metían la verga con el culo lleno, ya no me entraba completa. Me convertí en un objeto, mi cuerpo se convirtió en un simple recipiente para que pudieran botar su leche adentro. Cada semana empezamos a anunciar esta oportunidad, y han pasado miles de personas, incluyendo algunos de mis familiares cercanos, y hasta el día de hoy mi culo sigue sin sentirse satisfecho.