Orgía con travestis, una experiencia inolvidable

Todo empezó cuando decidí probar una orgía con travestis. Nunca lo había hecho y tenía muchas ganas de ver qué pasaba. No sabía qué esperar, pero estaba dispuesto a probar.

Al llegar al local, me encontré con unas bellezas transexuales, todas muy guapas y sexys. No podía creer lo que estaba pasando, estaba en un lugar en el que nunca había estado y estaba dispuesto a divertirme.

Las travestis eran muy amables y acogedoras, me sentí muy cómoda y relajada. Me invitaron a pasar a la habitación donde se celebraba la orgía y me hicieron sentir muy bienvenida.

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Sexo salvaje con mi novia

Siempre supe que María tenía un lado salvaje, pero nunca imaginé que fuera tan salvaje. Al principio de nuestra relación, nunca había tenido sexo salvaje, pero desde que empezamos a salir, descubrí que a mi novia le encantaba.

Siempre quería probar nuevas posturas y formas de practicar sexo. Me enseñó mucho sobre el sexo salvaje y sobre cómo podíamos divertirnos aún más. Ella me animó a soltarme y experimentar las sensaciones que nos da el sexo salvaje.

Uno de mis momentos favoritos con María fue cuando decidimos probar el sexo salvaje por primera vez. Estábamos en el salón viendo una película y empezamos a besarnos. Pronto se nos empezó a caer la ropa y empezamos a explorar nuestros cuerpos.

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Un regalo para mi esposa

Era sábado en la tarde cuando mi esposa y yo nos disponíamos a ver una película. No sabíamos cuál seleccionar, la mayoría de las que estaban en la programación ya las habíamos visto; pero hubo un nombre que llamó mi atención, por motivos de derechos de autor no puedo decirlo en este relato, lo cierto es que es basada en la trilogía de un libro muy famoso, aunque nunca lo he leído me han dicho que es bueno, por lo que quise ver esa película, lo interesante es que era para adultos del género erótico. Le comenté los detalles, los pocos que conocía a Madelein y ella también se interesó y decidimos verla.

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En el bingo y luego en la plaza

Es un hábito mío y de mi padre ir al bingo un fin de semana, lo hacemos para divertirnos un poco, a veces ganamos o perdemos según como estén las máquinas en ese momento.

Esa noche de sábado mi padre no había ido conmigo y fue ahí donde viví una experiencia inolvidable.

Decidí ir al bingo para entretenerme un rato, cuando ingrese fui a la sala de fumadores porque ahí estaba la máquina que a mí me gustaba y en la cual solía ganar.

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No dejo de pensar en mi suegra

Hola a todos, en esta ocasión quiero sacar algo que tengo muchas ganas de expresar tanto en secreto como al mundo entero, se trata de una emoción tal vez pasajera y que a la mayoría le puede pasar, es un sentimiento hacia una persona especial e importante en mi vida, pero a la vez no es bien visto, ya que tiene que ver con la mamá de mi esposa, que poco a poco se ha ido metiendo en mi mente a tal grado de imaginar y querer hacer cosas con ella, cada vez que la veo siento la necesidad de acercarme y estar cerca de ella, sé que no es tan correcto pero también sé que es solo una fantasía producto de mi imaginación, pero hoy quiero compartir lo que me gustaría hacer con esa bella mujer que es mi suegra…

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Gangbang inesperado

Les comentare esta historia que sucedió hace ya algunos años en Bogotá, Colombia, fue totalmente realidad y aun al recordarla me excito mucho, aunque por cuestiones del destino ya me separé de esta mujer.

Se suponía que era una reunión swinger planeada hace semanas por Jorge, un amigo que cobraba módicas cuotas a las parejas por organizar y conseguir el sitio para reunirnos a beber e intercambiar parejas; a la reunión asistirían unas 5 o 6 parejas, pero por mentiras de los asistentes resultaron llegando 5 hombres y solo 2 mujeres, contando a mi exesposa, ella de baja estatura, gordibuena, tetona, piernona, de bella sonrisa, con mucho gusto por el aguardiente y el sexo; y Sandra delgada, menudita, de tetas pequeñas y un cuerpo más bien aniñado.

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Cogí con un extraño y me encantó

Soy una mujer casada y disfruto del sexo con mi marido, pero como que necesito sentir otra verga cada tanto, así que siempre estoy dispuesta a conocer a alguien que pudiera hacerme el favor y hoy le tocó a don Gómez el albañil que vino a arreglarme el baño con su sobrino de ayudante.

Me levanté temprano aunque mi marido ya había ido a trabajar y le abrí mi casa a don Gómez, él es un señor como de 50 años, pelado, petizo con una panza de cervecero quien vino acompañado de su sobrino como ayudante un muchacho alto de aproximadamente 38 años y de contextura normal yo estaba con una remerita de algodón sin corpiño color blanco que debido a su transparencia dejaba notar mis pezones enormes y una pollerita de jean sin ropa interior.

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