Abril del 2022. Todavía me acuerdo el cagazo de subirme al avión a Buenos Aires, sola, con la mochila y la ilusión de ir a un evento que tenía en el puerto.
Eran días intensos, de andar corriendo de un lado a otro con folletos y banderas. Pero lo que no sabía es que ese finde iba a terminar con dos tipos que me iban a dejar temblando.