Nos gustaba no planear las cosas, y así fue como sucedió.
Era el día de la entrega y me tocó retirar los materiales sobrantes y pensé que él no estaría presente.
De pronto recibí su mensaje en donde me decía «ábreme estoy abajo», abrí el portón, subimos al departamento y llegó un mensaje del cliente que venía retrasada, tardaba como 40 minutos en llegar.