La fiesta había sido excitante. Mis padres no pudieron ir pues tenían algunos compromisos laborales. Tu esposo decidió marcharse semanas atrás con una chica mucho más joven ¿Cómo podría ser un hombre tan estúpido? Todas las casualidades y coincidencias se dieron para que, en esa fiesta, nuestras soledades se encontraran.
Bailamos y bebimos por horas, sonriendo, divertidos. No pasaron por desapercibidas las intromisiones de tus piernas entre las mías, no fui ajeno a las formas tan diversas en que tratabas de acercarte a mi, tocar mi cuerpo por encima de la ropa, rosar mi miembro aparentemente de manera accidental. Te tomé muchas veces por la cintura, mientras bailábamos y te pegaba a mi cuerpo, sé que notaste la dureza de mi miembro restregándose orgulloso entre tus nalgas.