Esa mañana estaba en el gimnasio, me llamó mi mujer y me dijo que la mamá de Melina, su mejor amiga, había fallecido. Me pude imaginé cuán consternada podía estar Melina. Fue un episodio súbito, sin preaviso; de un momento al otro, le avisaron que su madre se había descompensado y había muerto en el hospital.