Soy Tere de 38 años, tez blanca, pelo güero natural y tengo un cuerpo bien conservado debido a que me ejercito en el gym. La naturaleza me regaló un par de buenas tetas y paradas y tengo un trasero de campeonato, sin ser de un tamaño exagerado.
Mi esposo Juan Carlos y yo tenemos 15 años de casados, y nuestro matrimonio como muchos han llegado a la rutina con relación a lo sexual, asi que hemos intentado varias modificaciones y ha sido un éxito total. Sin embargo, aunque lo hemos platicado no nos hemos atrevido a los que se llama “cambio de parejas”, es decir intercambiarnos con otro matrimonio en la cama.
Para las vacaciones del año pasado, nos fuimos a una isla del atlántico, mi esposo, su hermano Jorge Luis y yo. El lugar es paradisíaco, muy lindo, nos hospedamos en un bungalow de un hotel cinco estrellas. Durante nuestra estadía, cierta vez fuimos a la discoteca los tres, en el lugar conocimos a una pareja de color, es decir de raza negra (aunque ella más aparentaba ser mulata), ese día ingerimos licor y terminamos en la habitación de ellos, de nombre Boanerges y Tera. El era el típico negro, alto, musculoso, fuerte, pero era agradable. Ella de regular estatura y como buena mulata presentaba un culo grande, al igual sus tetas, la cara no era fea, sino simpática.
Los Bungaloes tienen un pequeño patio trasero, para tener contacto con la naturaleza del lugar. Ya era tarde en la noche y siguieron los tragos, música y agradables charlas. Sin embargo, no sé en que momento el grupo se partió, me quedé hablando con Boanerges y mi esposo y mi cuñado con Tera. No me acuerdo que platicaba con este hombre de color cuando sentí que me estaba acariciando los muslos asi atrevidamente, debo decir que yo tenía puesto un pequeño short y una blusa floja y no tenía sujetadores, al principio me sentí incómoda con eso, inmediatamente voltee a ver a mi esposo, pero él estaba bien entretenido con Tera, tomaban y reían no se de que. Le retiré la mano a Boanerges con mucha educación, sin embargo el volvió a la carga unos minutos después, ahora su mano se deslizó hasta colocarse sobre mi short, encima de mi sexo. Volví a ver a mi esposo y veo admirada que él le está acariciando las tetas a la chica. No lo podía creer!. Mi cuñado Jorge Luis le tenía puesta una mano en los muslos y Tera reía de todo.
Al ver que ya no me molesté por su mano en mi sexo, él subió la misma mano desde mi short, metiendo la mano dentro de mi blusa y acariciando uno de mis senos, jugó con el pezón hasta que lo dejó duro y erecto, luego pasó al otro seno. Yo no sabía que hacer, si salir corriendo, si gritar; se me ocurrió cerrar los ojos y degustar el manoseo que él hacía de mis tetas. Luego sentí su lengua recorrer mi oreja y mi cuello, me estaba excitando todo lo que me hacía. Volvió a bajar su mano a mi short y lo desabotonó, poco a poco mientras me besaba el cuello me fue sacando el short (claro, ayudado por mi), quedé solo en una tanguita que me había comprado para esas vacaciones, era en la parte de atrás un solo hilo, además que el frente era completamente transparente. Boanerges me recostó delicadamente en la silla donde estaba sentada y se hincó, con su mano hizo a un lado el frente de mi tanguita, me abrió las piernas y me comenzó a mamar la concha, jugó con mis pliegues vaginales y mi clítoris, su lengua dentro de mi rajita me hizo eyacular rápidamente. Sus manos aunque toscas, me abrían los labios vaginales de mi rajita y lamía como un perrito todo su interior, su lengua era más áspera que la de mi esposo y me llevó rápido a un orgasmo, durante el cual lo tomé de la cabeza y le restregué su boca contra mi concha abierta que el chupaba.
Luego de satisfacerse con mi sexo, Boanerges se paró y se bajó la pantaloneta que traía puesta y frente a mi sacó una enorme pija negra, el glande era morado oscuro y estaba totalmente erecta. Aunque no me lo dijo, quería que se mamara, volví a voltear a donde estaba mi marido y es cuadro no pudo ser más caliente. Allí estaba mamándole las tetas a la negrita, mientras que Jorge Luis estaba hincado en el suelo tratando de chuparle su raja. Regresé la mirada a la pija de Boanerges la cual tenía sujetada con la mano apuntándola hacía mi cara, lamí su cabezota varias veces con la lengua y finalmente la metí en mi boca, era como tener un palo de carne entre mis labios, estaba bien dura. Comencé a meterla y sacarla de mi boca como follándola con mis labios. Eso le gustó mucho al negro ya que me tomó de la cabeza para dirigir el mete-saca. Pude sentir como de su glande salían líquidos pre-seminales que tuve que tragar, ya que su verga me llenaba toda la boca y no podía escupirlo.
Mientras le mamaba la pinga a ese negro, oí gemidos y rápidamente votee la cabeza, mi cuñado se estaba cogiendo a Tera, ella estaba sentada sobre él con la pija dentro de su coño, mi esposo estaba de pie y le ponía su gran pija en los labios para que se la mamara.
Boanerges ya excitado, se hincó y se colocó entre mis piernas, me restregó su enorme verga entre mis labios vaginales varias veces. Luego la fue hundiendo lentamente entre mi rajita depilada, mis labios vaginales rosados contrastaban con lo negro de su pija, mientras la metía dentro, comenzó a hacer un rico vaivén, sacando y metiendo cada pedazo de verga que hundía dentro de mi vagina. Hasta que finalmente quedó toda ensartada en mi coñito, no creí que me fuera a meter toda por lo grande. No me había sentido tan penetrada sexualmente como en esa ocasión. Me tomó de los muslos con sus grandes manos para tener un punto de apoyo y bombearme su gran pija negra. Lo hacía con gran fuerza, y cada empujón me sacaba gemidos de placer, me daba gran placer ser penetrada por una pija negra enorme y por un tipo que no era mi marido. Yo entre sollozos de pasión le pedía que me siguiera metiendo su enorme falo y que me diera duro.
Mi marido en ese instante se había cambiado de posición con su hermano, ahora ella estaba sobre su pija ensartándosela, mientras le mamaba la pinga a mi cuñado. Se podían oír los gemidos de los cinco allí en el patio.
Después de saciarme con sus ensartadas, tuve un segundo colosal orgasmo, lo tomé de la cintura con las manos y lo jalé hacía mi como instándolo a que me la metiera toda. Luego de eso, Boanerges me indicó que me pusiera en cuatro sobre la silla, mi trasero quedó libre a su disposición, me sujetó por las nalgas y me la volvió a meter en mi rajita, no paró hasta que me la tuvo hasta el fondo de mi vagina, luego volvió a bombeármela, primero con suavidad y luego con fuerza. En esa posición creí que me iba a partir en dos con su enorme pija, ya que la sentía bien adentro, nunca había sentido un falo masculino tan adentro de mi cuerpo. En esa posición ya no podía ver lo que hacía mi marido y mi cuñado, pero si oía los gemidos de placer de Tera.
Durante esta follada que me daba el negro de Boanerges, lo oí por fin jadear con intensidad, esta muy excitado por lo visto. Sin embargo, comenzó a desahogar su éxtasis pegándome bofetadas en las nalgas, al principio lo sentí de mal gusto, pero poco a poco de alguna manera me excitó y me vine en otro largo orgasmo mojándole toda su enorme pija por dentro de mi gruta.
Cuando él sintió que estaba por eyacular, se desprendió de mi rajita y puso su pija frente a mi, quería que se la mamara para hacerlo terminar, sin reparar en que no era la verga de mi marido, me la metí en la boca y la succioné con fuerza, en pocos segundos un chorro de semen llenó mi boca y garganta, él me sujetó de la cabeza para que no la pudiera sacar, por lo que tuve que tragarla toda, su pija palpitaba como un corazón y cada palpitación provocaba un nuevo chorrito de semen que yo engullía. Cuando hubo terminado nos quedamos todavía un rato viendo como terminaban de follar a Tera; mi cuñado follandola en posición perruna, mientras ella le devoraba la pija a mi esposo. Primero eyaculó mi esposo en la boca de Tera, quien restregó la pija en sus labios llenándolos de semen, luego Jorge Luis sacó su verga y eyaculó sobre las nalgas morenas de Tera.
Al rato nos sentamos todos en las sillas para seguir charlando, y nos reíamos, pero casi no se tocó el tema de haber compartido parejas. Más tarde, fui la primera que se retiró, ellos aun se quedaron tomando y platicando, ya en mi habitación, me di una ducha fría, me metí a la cama desnuda, me tocaba la panochita y aún en mi cabeza no me explicaba como pudo suceder tal cosa, aunque ya lo habíamos platicado varias veces, de hacerlo, con mi esposo.
Apagué la luz y me dormí. Aproximadamente, una hora más tarde, sentí a mi esposo entrar a la habitación, no se cual sería su reacción de verme follar con otro hombre, casi adormitada sentí que me abrió las piernas y me arrancó literalmente mis calzones, y con dos dedos me penetró la rajita sin mucho calentamiento, inclusive sentí dolor debido a que aún no estaba lubricada. Sus dedos me pajearon por un rato mi rajita con ímpetu. Al principio quise retirarle la mano, pero con fuerza el mostró interés con seguir insertándolos. Poco a poco comencé a gemir, ya que era muy erótico lo que me hacía en la oscuridad de la habitación. Un tercer dedo acompañó a los otros dos y siguió masturbándome con fuerza, los dedos los tenía adentro hasta los nudillos. Luego él bajó su cabeza y con su lengua buscó mi clítoris y lo empezó a estimular con la punta de la lengua, dándole lamidas y toquecitos secos, eso me puso a mil, tuve un orgasmo y llené de jugos vaginales sus tres dedos.
-Que rico lo que me haces!, sigue!, sigue!- decía mientras me dominaba el orgasmo. Luego de eso, con lujo de fuerza me volteó dejándome boca abajo, se montó sobre mis nalgas y su pija me penetró de un solo golpe, gemí cuando recibí su falo y se coló hasta el fondo de mi vagina.
-Asi papi, asi, cógeme, cógeme!- le decía mientras me penetraba.
Me empezó a bombear sin lastima, sus movimientos metiendo y sacando su pija eran fuertes, la cabecera de la cama chocaba contra la pared cuando me hundía su virilidad dentro de la vagina. Puso sus manos sobre la cama para sostenerse y tomar más impulso para penetrarme, yo me mojaba a cada rato, mi vagina parecía un charco de jugos vaginales, su pene estaba durísimo, lo podía sentir cada vez que me ensartaba. Me siguió follando por buenos minutos, me hizo terminar una vez más durante ese tiempo.
Luego en un alarde de poder y machismo, sacó su pija mojada de mi vagina y la puso en la entrada de mi culito, yo ya no era virgen de allí, pero como me agarró desprevenida, sentí un dolor cuando su pija abrió mi esfínter y se metió dentro de mi recto. Quise incorporarme y pedirle que fuera más despacio, pero me empujó la cabeza contra la almohada y terminó de meter toda su pija adentro, gemí de dolor, pero conforme me fue culiando rítmicamente, bombeando su falo dentro de mi recto, pase casi inmediatamente del dolor al placer del sexo anal. Podía sentir que mi ano apretaba con fuerza su pija, logrando una fricción deliciosa, tanto para él como para mí.
Después de algunos minutos follando mi culito y manoseando mis nalgas, lo oí cuando aulló anunciando su venida, sin sacar su pija, un chorro de semen con fuerte presión se derramo dentro de mi recto, creo que alguna cantidad llegó hasta mis intestinos. También sentí algunas gotas de sudor de su frente y cuerpo que cayeron en mi espalda. Me había dando una gran cogida, un gran polvo!!. Estábamos cansadísimos, sentí cuando el cayó a mi lado sobre la cama, al poco rato nos quedamos dormidos.
Sin embargo, a los pocos minutos (habrá pasado una media hora), sentí ganas de hacer pis y prendí la lámpara de noche de mi mesita. Horror!! Era Jorge Luis quien estaba a mi lado durmiendo, fue él quien me había dado tremenda cogida. Me llené de pánico por un momento, -y si mi marido entra en estos momentos?- pensaba. Empecé a despertarlo, a pedirle que se marchara, él algo adormitado y por los efectos del licor se puso de pie, se medio puso la ropa que traía y casi a empujones lo saqué de mi habitación. Me fui al baño a darle una ducha a mi rajita y a mi culito, los cuales estaban llenos del semen de Jorge Luis. Cuando salí del baño, ya estaba en la cama acostado durmiendo mi marido. Lo tape con las sabanas y al minuto ya estaba roncando.
Los dos polvos de ese día fueron de película. Sin embargo, lo malo fue que mi cuñadito quiso tomar ventaja de eso y me insinuaba que quería tener sexo conmigo de nuevo, pero yo sin embargo lo mande a volar. Ya nunca después hemos hablado con mi marido del tema de compartir parejas…Uff..