Mi novio Manu y yo siempre nos hemos querido mucho, llevábamos 3 años juntos y la relación iba viento en popa. Yo estudiaba fotografía en una escuela especializada y él trabajaba en la edición de una revista de naturaleza y seres vivos.
Uno de nuestros mejores amigos de toda la vida, Santi, iba a mi clase. Era el típico amigo con el que siempre se puede contar para todo. Un día Manu tenía que hacer un reportaje sobre los animales del monte y sus compañeros le dejaron tirado, despidieron al fotógrafo de la revista y Manu tenía que terminarlo antes de que buscaran otro, por lo que me ofrecí a ayudarle haciendo una sesión de fotos a los animales que hicieran falta. Santi para minimizar el trabajo se ofreció a ayudar también.
Tuvimos que estar una semana acampados en plena montaña los tres. Por la mañana íbamos a fotografiar osos, ciervos.. y diversos animales y por la noche yo dormía con Manu en una tienda de campaña y Santi en otra.
Manu por las noches roncaba mucho y yo estaba acostumbrada, pero una de esas noches tenía el sueño más ligero y no pude dormir, por lo que me salí un rato de la tienda. Santi, al oirme salió, le dije que no podía dormir y me dijo que Manu parecía uno de esos osos de las fotos durmiendo.
Estuvimos riéndonos y de charla un buen rato y me ofreció ir a su tienda
, asegurándome que se escuchaban menos los ronquidos. A mí me daba reparo, pero necesitaba dormir, asi que accedí. A Manu se le oia igual,no sé que pretendía Santi.
Después de un rato tumbada ya entendí lo que pretendía. Me empezó a abrazar con la excusa del frío y a acercarse demasiado. No lo voy a negar, estaba agusto, asi que no me aparté. Al verme receptiva me dio pequeños besos por la oreja y el cuello y me confesó que siempre había fantaseado conmigo, que Manu tenía mucha suerte de tenerme. Se me erizó la piel inmediatamente.
Con su mano empezó a acariciarme los pechos suavemente, me encantaba. Me giré y nos besamos,al principio dulce y luego apasionadamente. Le paré, me sentía mal, ¿qué hacía? Estaba el hombre de mi vida en la tienda de al lado…
Pero el deseo era fuerte, la carne débil, y su mirada me incitaba a pecar.
Retomamos el beso, y ahora su mano rozaba mi entrepierna. Me encantaba estar así. Perdí el sentimiento de culpa inmediatamente. Siguieron los besos rápidos y las caricias lentas, hasta que finalmente se bajó los pantalones, me quitó los mios, se puso encima mía y me penetró con fuerza. La sensación era increíble, combinaba perfectamente movimientos rápidos y luego lentos. Me volvía loca.
Se oía de fondo a mi novio roncando y pensé que estaba haciendo lo correcto, me merecía esto.
Santi lo hacía bastante mejor que Manu, se le veía experimentado, mi cuerpo entre sus brazos, y su pene entre mis piernas, me hacía sentir libre y deseada. Llevaba tres años sin probar a otro hombre y se notaba, lo que nunca me imaginé es que fuera a ser Santi el que me sacara de esa rutina, nuestro mejor amigo, nuestro confidente, y ahora ls causa de los 3 orgasmos que tuve esa noche.
A la mañana siguiente, Manu, afortunadamente no nos oyó. Yo me sentía un poco culpable, pero veía a Santi tranquilo y eso me calmaba. Ay Santi, ojalá te hubiera descubierto antes…
Y hasta aquí la primera parte de la historia, si os gusta escribo más 🙂
buen relato, me gustó