Su primera experiencia anal

Hola, este es mi primer relato que envío, y espero les guste, pues resulta que hace tiempo anduve con una niña con la que he experimentado un buen de cosas, la primera que se me viene a la cabeza… bueno… ya saben a cual cabeza jejeje.

Comenzemos por describirla a ella, tiene 27 años, mide 1.70 es de piel morena clara, cabello negro hasta el cuello, es delgada, tiene unos senos pequeños, pero hermosos, unas piernas hermosas que, antes de hacerlas a los lados dan ganas de devorarlas, en general tiene una figura esbelta, curvilínea muy bonita, y unas nalgas que me encanta besar.

Pues resulta que ella vive sola en su casa, y siempre que la voy a dejar, es seguro que lo hacemos, , después del primero, la recostaba en la cama boca abajo, y la penetraba en su dulce vagina, y me encantaba sentir como sus nalgas se restregaban en mi pelvis, y a ella le encantaba sentirse totalmente relajada y penetrada al mismo tiempo, y como tres semanas antes de su debut anal, yo le sacaba el pene, y se lo comenzaba a frotar por las nalgas, cosa que tambien le gustaba mucho, pero cuando le ponía la punta de mi pene en la entrada de su delicioso anito, solo la escuchaba suspirar que me decía «mi amor… que haces»

Eso era seña de que no lo quería intentar, habia ocasiones en que si lo hacia y habia otras que no, para no parecer tan insistente, hasta que una vez, estabamos en la posición que ya les mencioné, y saque mi pene de su vagina, y estaba totalmente lleno de sus deliciosos jugos, y obvio, perfectamente lubricado, inmediatamente lo coloque en la entrada de su ano, y noté que no me dijo nada, entonces segui jugueteando, cuando ella me preguntó que si lo quería intentar, y yo le dije que si ella quería, estaba bien, y me dijo que si, pero con precaución, entonces comencé a hacer algo de presión, pero su anito estaba muuuy cerrado, pero de repente, no se que pasó, creo que ella aflojó por completo el esfínter, y mi pene entró como

 

cuchillo caliente en mantequilla de un solo golpe, en ese momento sentí delicioso, pero esa sensación se vió inmediatamente interrumpida por un grito de dolor de ella, y al ver como sus manos apretaban las sábanas, decidi salirme de inmediato, y ella, luego luego comenzó a dolerse de su delicioso anito, diciéndome que le dolía de forma demencial, yo la verdad hasta la excitación se me quitó porque me sentí culpable de haberla lastimado, y me dijo que no me preocupara, que ella sabía que yo lo hice por la pasión que sentía por ella… y pues… la verdad es que si la siento, porque me vuelve loco en la cama, pero platicamos, y me dijo que ella si quería intentarlo, pero que tenía que hacerselo con cuidado para no lastimarla, entonces le propuse que nos

 

esperáramos unos 15 días para intentarlo de nuevo, y hacerlo con lubricante, y con toda la calma del mundo para que la próxima vez no le duela, al quedar de acuerdo y de una manera muy tierna, me sentí totalmente tranquilizado de toda culpa, entonces la recosté en la cama, le abrí sus hermosas piernas, comencé a besarla desde las pantorrillas, luego los muslos, y después al meter mi lengua en su dulce vagina, noté como se comenzaba a excitar de nuevo, y la recompencé con la mejor sessión de sexo oral que le había dado en un buen tiempo, me concentré en lamer su clítoris que sabía sumamente delicioso, hasta sentir el sabor de sus néctares cuando se vino. La siguiente práctica de sexo anal que planeamos, salió de maravilla, y se las contaré en el siguiente relato, ya tengo sueño, y espero que les haya gustado.

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