Hola lectores, mi nombre es Danna y este es el primer relato que escribo de varios que tengo por contar, actualmente tengo treinta y tantos años, pero está historia me sucedió cuando tenía 18, y es sobre como conocí los placeres del sexo gracias a un tío 20 años mayor que yo.
A los 18 era una chica delgada, con un culo paradito y rico, una tetitas pequeñas pero con aureolas cafés y grandes, pezones largos que siempre me hacían ver como si tuviese frío, una piel morena que siempre me caracterizó, siempre he sido bajita 1,55 aproximadamente.
En ese tiempo mi personalidad era introvertida, ya que al ser hija única y querer siempre hacer feliz a mis padres trataba de verme como la chica responsable y tímida, hasta ese momento mi único acercamiento al sexo eran las pláticas con mis amigas, quienes ya habían tenido experiencias sexuales y las veces en que por cuestiones laborales de mis padres me dejaban a cargo de mi tío, y bueno ahí pude ver algunas películas eróticas sin que nadie supiera nada.
Uno de eso días en que me quedé con mi tío, quien era un hombre atractivo y quién hacia apenas dos años se había divorciado y vivía solo y me tenía mucho aprecio, siempre fui su princesa; esa noche salí de mi recámara, algo caliente, vestida con una blusita delgada, sin bra, una tanga y short flojo y me propuse a tocar a su recámara para darle las buenas noches, toque varias veces y nada por lo que se me hizo fácil abrir su puerta y al hacerlo vaya sorpresa ¡Mi tío se estaba masturbando!
Mientras supongo escuchaba y veía porno en su celular, eso me terminó de calentar. Me quedé viendo por unos segundos cuando el voltea y me mira, rápidamente se cubrió con el cojín del sofá, no esperaba que yo estuviera ahí, y me dijo:
Tío: Princesa que haces, porque no tocas la puerta, estoy avergonzado.
Yo me acerque al sofá y me senté a su lado y le respondí:
Danna: Carlos no te preocupes, es algo normal, de hecho me gustaría saber más sobre el sexo, mis amigas ya han tenido relaciones y yo todavía no.
Mi querido tío Carlos nunca espero esa respuesta de mi parte.
T: Princesa pero yo… No podría eres mi princesita, pensé que quizás ya habías tenido relaciones con algún chico de tu edad, estás hermosa.
D: Parece ser que no atraigo a los chicos de mi edad, además no diré nada, si me enseñas será un secreto.
T: Ok, princesa te voy a decir cómo te toques y vemos hasta donde llegamos, yo sería incapaz de lastimarte, aunque si he pensado en ti como mujer.
Esas palabras me erizaron la piel y me pusieron al cien, así que me puse de rodillas en el sofá y seguí las indicaciones.
T: Princesa comienza por tocar tus pezones arriba de tu blusa, hazlo en círculos y apriétalos suavemente. Ahora chupa tus dedos y toca tus pezones por debajo de la blusa, jala y pellizca y un poco esos pezoncitos.
Quítate tu blusa despacio para admirar esas tetitas. Cosa que hice y para ese momento mis pequeñas tetas estaban duras y mis pezones rectos listos para ser devorados. Cuando Carlos vio mis tetas quedó extasiado.
T: Que delicia de tatas, están increíbles preciosa, no había visto pezones como esos. Ahora con una mano sigue tocando esas delicias y con la otra toca tu vagina, mete tus dedos y tócala suave, cuando estés mojadita me dices.
Yo seguía paso a paso todo, pero estaba más que mojada, así que saque mi mano de la vagina y le acerque mis jugos, los probó y luego me lleve la mano a mi boca y le dije:
D: ¿Así de mojadita está bien? Y acto seguido me quite el short y volví a posición. En ese momento mi tío se retiró el cojín de las piernas y pude ver la enorme verga que tenía, gruesa, larga y con unas venas que se le marcaba riquísimo.
En posición seguí tocado me, hasta que le dijo lo siguiente:
T: Haz a un lado tu tanguita y abre tus labios, y con la otra mano toca tu clítoris. Al abrir mis labios vírgenes y ver lo rosadita de mi vagina y lo apretada comenzó a decirme lo rica que la tenía, yo me hice la que no sabía cómo tocar mi clítoris, así que primero quiso ayudarme, poniendo su mano encima de la mía, pero ambos estábamos tan calientes que no aguanto más, y me dijo:
T: ¡Oh princesa ya no puedo no tocarte, me tienes muy caliente! Siéntate en mis piernas.
Al frente del sofá había un espejo de cuerpo completo, por lo que pude ver cómo me hacía suya. Me senté en sus piernas, me abrió las piernas y mis labios, empezó a tocar mi clítoris de una forma deliciosa, metía sus dedos en mi vagina virgen y daba palmaditas que me cercaban cada vez más al orgasmo, mientas veíamos todo por el espejo. Me volteo y me puso frente a él, podía sentir esa verga dura y caliente aún sin penetrarme, mientras estrujaba y chupaba mis tetitas, luego mordía mis ya duros pezones, los mordía suavemente de una forma que me erizaba toda.
Después me recargo en el sofá, y él se hinco a chupar mi panocha llena de jugos, metía sus dedos suavemente, después de un rato le pedí probar su verga, obviamente le dije que no sabía cómo hacerlo pero que me explicará para hacerlo sentir rico, creo que mi inexperiencia y que el tuviera que dominar todo, lo tenía extremadamente caliente.
T: Ok princesa, yo te diré como híncate y abre esa boquita pequeña, ahora cómela lentamente, chupa con tu lengua y déjame meterla lo más profundo. Nunca había tenido una verga en mi boca, fue una sensación riquísima, sentir ese gran trozo de carne dentro de mí. Después de un rato y de casi hacerlo venir en mi baca le pedí que me penetrara, que quería sentirlo dentro de mí.
T: Ok, lo haré, pero si te duele me dices y páramos, no quiero causarte dolor.
Me sentó como al principio, en sus piernas, dándole la espalda y me fue sentando poco a poco en su verga, obviamente gemía del placer y un poco del dolor de sentir ese enorme pene dentro de mí, pero moría por ser penetrada, hasta que logro entrar toda su verga en mí, después de eso lo cabalgue, mientas veía como me tocaba las tetas y me pedía que le diera tetitas en su boca, lo cabalgaba y el tocaba mi clítoris y abría mis labios y daba palmadas, era la cosa más deliciosa hasta que logré llegar al orgasmo, mi tío al verme estremecer, saco su verga y tiro todo su semen en mi monte de venus, podía ver lo rico que escurría por el espejo.
Al terminar me dijo que nunca pensó que yo le entregaría mi virginidad, esa noche dormimos juntos y fue la primera de varias veces más, que ya les contaré.
Espero que mi relato haya sido de su agrado, pueden dejar comentarios.