Esta es una de esas historias que a cualquiera le puede resultar increíble. Hasta el día en que me sucedió, jamás hubiera siquiera soñado en que aquello que siempre fue objeto de mi imaginación podría haberse convertido en una fascinante y peligrosa realidad.
Me llamo Omar Velásquez y vivo en Chile. En la oficina en que trabajamos Marisol, así se llama mi esposa y yo, por supuesto hay otras mujeres y hombres. Pero con una en particular, amiga de mi mujer, siempre habíamos tenido una relación de amistad de mucha confianza, tanto así que frecuentemente bromeábamos con que entre ambos había algo más que eso, lo que incluso era motivo de risa de mi esposa.