Volví a comprobar mi reloj, la séptima vez en pocos minutos. Acéptalo, me dije, no va a venir.
Esperaba dando vueltas por la entrada del cine, con una minifalda cortísima, un top escotado con la espalda descubierta, y unas sandalias ‘fóllame’ de tacón alto. Parecía la típica mujer a la que han dejado plantada, lo que era totalmente cierto.
Comprobé mi teléfono, pensando en que quizás no había escuchado la llamada o algún mensaje recibido. Algo que él debería haber hecho si quería cancelar la cita, por lo que fuese, cualquier emergencia… pero no. No había mensajes.