Mi esposa Andrea ya había tenido su primera experiencia sexual con mi consentimiento, pero esta era la primera vez que la vería, habíamos acordado con mi amigo Daniel que iríamos a su casa para presentarle a mi esposa, y si había química podría hacer realidad mi ya concurrente fantasía (mirar a mi esposa ser follada por otro hombre).
Era la noche de un sábado, Andrea se vistió de lo más normal para la ocasión, cabe decir que lo que se ponga le va bien, Andrea es una morena latina de 28 años, 1.75 piernas largas senos medianos y duros, hermoso trasero, cabello ondulado y una boca pequeña y hermosa, aquella noche fue de jeans ajustados, realizaban sus curvas, blusa holgada con escote en la parte de atrás que dejaba ver ese tatuaje de colibrí, el cabello suelto y zapatos con poco taco.
Cuando llegamos Daniel nos recibió en su puerta, los presenté y enseguida se agradaron, no es difícil que un hombre no se fije en mi hermosa esposa, llevé algunas cervezas pero Daniel tenía algo más fuerte para beber así que optamos por su botella, hablamos se conocieron, se hacían bromas y así fueron pasando los minutos, ya con media botella de whisky bebida optamos por jugar a «verdad o reto» enseguida Daniel y yo de manera cómplice pero sin habernos dicho nada comenzamos a hacer todo para que mi esposa perdiera la mayor cantidad de ropa y así fue, nosotros aún teníamos los pantalones pero Andrea ya solo estaba cubierta por una toalla.
La sensación de que mi esposa estuviera desnuda frente a un desconocido para ella era fuerte y excitante a la vez, Daniel recibió un reto de mi parte y consistía en apartar el cabello de Andrea y darle un beso en su cuello, Daniel se levantó se puso detrás de ella, apartó su cabello y lentamente rozo su cuello con los labios y después le dio un beso lento pero lleno de erotismo, Andrea estaba lista para lo que fuera, la conozco y sé que estaba excitada con la situación.
Le dije a Andrea que escoja entre un beso en la espalda o uno en la boca para que se lo de Daniel, ella sin tapujos dijo «en la boca» y así fue, Daniel se puso frente a ella puso sus manos en las mejillas de mi esposa y beso esos labios pequeños, lentamente mi esposa cedió y correspondió el beso, mi excitación estaba ala máximo, están viendo a mi esposa besarse con otro hombre y no solo era el beso sino la forma y la situación, ya quería verla desnuda frente a él.
Daniel me pidió que le haga sexo oral a mi esposa, así que la recosté en el sofá, levanté la toalla que la cubría y comencé a saborear esa concha húmeda y tibia, unos segundos después levanté mi cabeza y vi que Daniel se había abalanzado sobre Andrea y se estaban dando un beso extremadamente apasionado, me levanté tomé mi vaso de whisky y sentándome al otro extremo de la sala me dispuse a ver el espectáculo, ellos se separaron, me miraron y les dije, no se preocupen continúen, tienen toda la libertad.
Daniel se sentó junto a ella, y lentamente le fue quitando la toalla, descubrió sus senos y esos pezones café clarito, los acarició suavemente y no se resistió a lamer los y chuparlos, se puso sobre ella la besó mientras acariciaba sus piernas y su vientre, bajó lentamente hasta estar a la altura de sus caderas, las besaba mientras Andrea acariciaba los cabellos de su cabeza ajustándola hacia sus piel, Daniel abrió con su mano derecha las piernas de mi esposa, ella accedía complaciente, comenzó a meter sus dedos en la concha y los gemidos de mi esposa comenzaron a escapar, su cuerpo se movía lentamente mientras Daniel metía y sacaba sus dedos de la empapada concha de mi esposa, me serví la tercera copa solo, el alcohol me mantenía calmado, porque la excitación que tenía hacía que mi cuerpo temblara.
Daniel se paró frente a ella y se quitó el pantalón dejando su verga frente a la cara de mi esposa, ella se sentó la agarró y mientras la acariciaba me miraba, con una sonrisa pícara y perversa la cual me excitaba más, si apartar su mirada de mi acercó su boca a la verga erecta y la toco con la punta de su lengua, dejo de mirarme y se la metió toda la chupaba despacio y luego rápido, Daniel con sus ojos cerrados estaba disfrutando de lo que mejor sabe hacer mi esposa, sexo oral, le acariciaba el cabello mientras ella seguía saboreando su gran verga.
La tomó por los brazos la levantó y la puso sobre el sofá, allí abrió sus piernas se puso sobre ella y puso su verga en la entrada de la concha de mi esposa, ella le decía «si» «hazlo ya» Daniel seguía rozando los labios vaginales dándole placer o haciéndola desearlo más, de pronto de un solo golpe la penetró, Andrea emitió un gemidos fascinante, tanto que erizo toda mi piel, Daniel comenzó a cabalgarla y entre jadeos de ambos escuché «así papito rico así» eso fue pólvora para el fuego que ya sentía, follaron por casi una hora, ya no había bebida, tuve que ir a la cocina por una de las cervezas que había llevado y al volver mi esposa estaba recibiendo en sus tetas una gran cantidad de semen, se acostaron juntos, exhaustos yo regrese a la cocina y dejé que tuvieran su momento de privacidad.
Regresé a la sala luego de unos 6 minutos, Andrea me miró y me dijo si estaba bien, a lo que respondí que jamás había estado mejor, Daniel se levantó, tomo a mi esposa de la mano y se fueron a duchar, regresaron como en 16 minutos, Daniel con un pantalón corto y mi esposa con una salida de baño y una toalla en su cabello, Daniel me preguntó si podíamos quedarnos a dormir ahí a lo que mire a mi esposa y busqué una respuesta con mi mirada, ella se sonrió y asintió, entonces le d8je a Daniel que si nos quedaríamos, nos sentamos nos tomamos 3 rondas de cervezas y nos dispusimos a dormir, Daniel me mostró la habitación en la que nos podíamos quedar y les dije yo dormiré solo, quiero que ustedes duerman juntos está noche, subimos al segundo piso, abrí mi puerta y Vi a mi esposa y a mi amigo entrar en su habitación en dónde pasarían una noche juntos, repitieron la sesión de sexo, desde mi cuarto escuchaba los gemidos de mi esposa, eran maravillosos, yo estaba cansado me dormí rápido, ellos un rato después.
Al día siguiente nos dispusimos a retirarnos, me despedí de mi amigo con un apretón de manos y ellos con un beso en la mejilla (estábamos al salir de su casa) quien iba a imaginarse que detrás de ese beso en la mejilla ese par había tenido una espectacular sesión de sexo.
Cómo había dicho al inicio ella ya había tenido su primera experiencia sexual con mi consentimiento pero ese será otro relato.