Mi mejor amigo y yo pasamos las mañanas de resaca en casa de su madre divorciada. Una calurosa mañana de verano de pone interesante entre los tres.
Marta es la madre de Javi, mi mejor amigo divorciada y para mi gusto muy guapa. Él y yo hemos mos crecido juntos y así era como estábamos conociendo nuestros cuerpos, nuestra sexualidad. A conocer a chicas y a ligar, salir y explorar
Me encantaba cuando Javi estaba en casa de su madre entonces iba mas a menudo con él. He de admitir que verla a ella era un aliciente más para estar con mi amigo. Siempre dormíamos en la misma cama y con frecuencia desnudos del todo.
Nos arreglábamos en su habitación para salir y nos lucíamos delante de ella para que nos dijera lo guapos que estábamos. Y a veces volvíamos algo bebidos para derrumbarnos en la cama de Javi y dejar que ella nos mimara por la mañana cuando pasábamos la resaca.
Un sábado bebí menos que Javi y como resultado me levanté antes que él y menos afectado. Él había dormido profundamente rodeando mi cintura con uno de sus brazos. Separé sus brazos con dulzura, le di un suave beso en los labios para no despertarlo y como hacía calor me limité a ponerme unos bóxer y salir de la habitación.
Encontré a Marta en la cocina que encantador como siempre nos estaba preparando el desayuno, su voluptuoso cuerpo apenas cubierto. Llevaba los muslos bronceados desnudos hasta el mínimo tanga que apenas cubría su coñito. Y una larga camiseta amplia de tirantes dejaba ver buena parte de sus voluminosos pechos.
Desde la puerta me quedé unos segundos admirando su torneada espalda y el culo amplio. Cuando se dio cuenta de que estaba allí se volvió sintiéndome, sonriéndome y ofreciéndome una taza de café ya preparada y el resto del desayuno sobre la mesa ya puesta.
Nos sentamos muy juntos, nuestras rodillas desnudas tocándose. Me preguntaba como nos lo habíamos pasado esa noche y si habíamos conocido chicas guapos. Casi ruborizado le contesté que ninguna tan guapa como ella y ambos nos reímos de la broma.
– Bueno, ya os oí llegar.
– ¿Te despertamos?, lo siento.
– Lo esperaba y me quedé más tranquila sabiendo que habíais llegado. ¿No ligásteis? Seguro que habría chicas guapas.
– Ninguna tan linda como tú y además unas calientapollas. No llegamos a hacer nada asiste de bailar.
– ¿Y una vez aquí tampoco?.
Lógicamente no me atreví a confesar que Javi me había comido la polla hasta que me corrí en su boca y luego le saqué mi semen de ella con mi lengua. Y no seguimos por que íbamos muy borrachos. Tampoco le dije como su glorioso culo volvía a ponérmela dura.
– Sabes que nos portamos bien.
Por lo que pasó luego sospecho que ella lo sabía todo. Con confianza apoyaba su mano en mi antebrazo o pierna provocándome con sus pechos marcados en la fina camiseta, sus pezones duros apuntando hacia mí.
Se levantó para rellenar su taza de café procurando lucir las nalgas desnudas al inclinarse sobre la encimera. Estaba claro que las iba a echar un buen vistazo. Incluso conseguí rozar mi brazo con sus nalgas mientras se movía por allí.
– ¿Quieres más café?.
Al abrir el grifo del agua la presión mojó todo su pecho trasparentando el algodón y mostrando las tetas de forma mas sensual que si estuvieran desnudas del todo.
Mis ojos casi salían de sus órbitas al apreciar la forma, tamaño y consistencia que habían adquirido con el paso de los años. Aunque los había visto en bikini y con algún buen escote aquello me impresionó. Dejó que los viera así húmedos y sensuales luciendo su voluptuoso cuerpo.
Sin pudor alguno se sacó la prenda y la usó para secarse un poco. Sin ocultarse a mis ojos que devoraban ese cuerpo con deseo. Nada mas que el triángulo del tanga tapaba el depilado monte de Venus.
– ¿Es la primera vez que las ves? ¿Verdad?.
– Si, son maravillosas.
Estábamos muy cerca y el silencio entre los dos rezumaba deseo. Apoyó la mano en mi pecho acariciando suavemente mi piel sudada. Incluso acarició mi pezón. Se acercó más a mí y me limité a apoyar la cabeza en su hombro dejando que mi barbilla sin afeitar rascara su cuello.
– Bésame.
Deposité algunos besos en su hombro y cuello. Los pezones duros acariciaban mi pecho desnudo. Por fin apoyé las manos en su cadera, acariciando suavemente su piel con ternura.
– Estaremos más cómodos en la cama.
Mis labios buscando los suyos y mi polla dura apretada contra su vientre plano. Me apoderé de sus nalgas amasándolas con firmeza. La cogí entre mis brazos. Ella me agarró la mano y me llevó a su propia habitación sobre sus sábanas. Todavía conservaban el calor, el olor de su cuerpo y la humedad y el aroma de su sudor. Puede que de sus jugos si de verdad se enteró de lo que su hijo y yo habíamos estado haciendo al llegar.
Todavía nos reíamos cuando nos dejamos caer sobre el colchón y se tumbó sobre mí entre mis muslos abiertos. Besándonos de forma salvaje, su lengua entrando en mi boca y jugando con la mía mientras conseguía acariciar sus pechos con las manos y retorcía sus pezones entre mis dedos.
Fui bajando para besarlos y lamerlos a la vez que comencé a sacarle el tanga que en realidad se limitó a desintegrarse al primer tirón. Bajé lamiendo su vientre y metí la lengua en su ombligo. Levanté un poco mas sus muslos con las manos y clavé mi lengua en los labios vaginales separándolos con ella en busca del sensible clítoris.
En ese rato Javi se había despertado y me había echado de menos. Como su madre y yo no nos habíamos molestado en cerrar la puerta no tardó en localizarnos por el sonido de nuestros gemidos. Apareció en el dintel con ojos de sueño y nada más que un reducido slip cubriendo su fibrado cuerpo.
Como más de una vez le había comentado medio en broma medio en serio mi gusto por las maduritas sexys y mi deseo por su madre. No pareció sorprenderse mucho cuando me vio comiéndole el conejo, al contrario, la escena parecía excitarlo.
Le guiñé un ojo con complicidad, tampoco era la primera vez que nos veíamos desnudos en plena faena con otra persona o solos. Vernos y algo más.
Estaba excitado y solo pudo llevar la mano a su bóxer y empezar a masturbarse en silencio o en todo el silencio que podía. Mientras nos miraba con cara de salido.
Marta extendió su mano para acariciar una de sus tetas. Pellizcaba su pezón con suavidad. Concentrada en su placer y en mis ojos todavía no se había dado cuenta de nada.
El boxer de Javi ya había caído al suelo pero la visión de su depilada polla me la tapaba su mano. La tenía bien agarrada. A un gesto mío comenzó a acercarse. Cuando Marta notó el peso de su rodilla sobre el colchón intentó separarse de mí. Hasta empujó mi cabeza para apartarme de su coñito.
Me apoderé de su pezón entre mis dedos para excitarla aún mas y que se estuviera quietecita. Sin soltar a su madre le atraje para que me besara y notar su lengua jugueteando con la mía. Tuvo que rozar el muslo de su madre para llegar hasta mi rostro.
Ella nos miraba asombrada. No es lo mismo saber algo de forma intelectual que verlo en directo. No se perdía nada del morboso espectáculo sin atreverse a tocar a su hijo pero sin separar los muslos, para que no me alejara mucho. Y desde luego los dos la mirábamos de arriba abajo devorando su voluptuosa anatomía con nuestros ojos.
Fue Javi el que por fin, decidido, besó a su madre en los labios, pasándole parte de mi saliva y jugueteando con su lengua. Estaba disparado. Ella se rindió a lo inevitable y dejó que la acariciáramos entre los dos. Tuvo que repartir sus manos entre nuestros cuerpos. Ambas manos buscaban polla. Lástima del abundante vello que cubría su pubis, aunque los labios estaban depilados.
Sonriéndonos entre nosotros pasábamos las lenguas por ella y cruzándolas de vez en cuando sobre su suave piel. Saboreando nuestras salivas sobre la piel tersa de su plano vientre. Yo estaba juguetón así que le dejé el xoxito a su hijo y me puse a su espalda. Como deseaba la dureza de esas nalgas que no era la primera vez que follaba. La noche antes de habían librado por poco.
Las separé con las manos aunque él apretaba el culo. Pronto se rindió a lo inevitable cuando le di un suave mordisco en la piel de su nalga derecha. Todavía olía a sueño, pero no me importaba. Mi lengua se deslizó por su raja mojándola de saliva.
Su madre nos miraba alucinada. Entre sus prietos muslos mi mano acariciaba sus huevos. Lamí su ano jugando con la lengua clavando todo lo que podía. Estaba limpio y sabia que lo que le gustaba por los gemidos que oía. Mi cara enterrada en su culo separándolo con las manos. Subía y bajaba la lengua por toda la raja o volvía a su ano.
Marta acariciaba la cabeza de Javi dejándose lamer por todas partes como si fuéramos dos gigolos a los que pagara para darle placer.
Me pedí ser el primero en probar su coño y conseguí apartarlo lo suficiente, olvidando durante un momento el duro culito de mi amigo. Entre los dos la tumbamos de espaldas en su cama. A horcajadas deslizando mi polla dura húmeda con la saliva de su hijo y por los jugos. La pasé por los labios de su vulva adelante y atrás haciéndole desear la penetración.
Pero como yo la deseaba tanto como ella a mí, no tardé mucho en levantarme lo justo para que mi rabo se deslizara dentro de ella como un cuchillo caliente por mantequilla.
Eché una mano hacia atrás por la zona de mi culo para poder jugar con sus huevos depilados de Javi. No se había separado mucho de nosotros, mientras empezaba a subir y bajar sin prisa sobre Marta.
Mi amigo en cambio se apartó de mí y se sentó sobre su cara para probar la materna lengua en su polla. Viendo lo que yo le había hecho y apostando a que a él no le importaría separó sus nalgas y deslizó la lengua por el perineo hasta el duro culo de su hijo devorando todo lo que Javi ponía a su alcance deslizando la cadera sobre su rostro.
Así podíamos besarnos darnos saliva entre nosotros y seguir magreándonos y acariciándonos todo el cuerpo. Mientras juntos nos follábamos a su madre. Mi lengua incansable exploraba la dulce boquita de mi amigo que aún con lo que habíamos bebido la noche anterior tenía un fresco sabor. La suya correspondía quedando un nivel por debajo de examen laringológico y sus manos parecían pegadas con cianocrilato a mis pezones tan duros como piedras.
Acoplados perfectamente sobraban las paginas entre nosotros solo buscábamos el placer, el nuestro y el de las personas que tanto queríamos. Me movía más deprisa buscando el orgasmo que no tardaría en llegar apoyando las manos en los suaves muslos de mi amigo para que algún movimiento mas fuerte no me descabalgara de tan placentera montura.
Menos mal que tomé esa precaución pues ella quiso separase al notar la llegada de mi eyaculación por los jadeos y suspiros. Tuve que tranquilizarme, sabía que ella tomaba la píldora. Aunque con otras chicas usáramos siempre protección adicional necesitaba correrme en su interior, llevaba años deseándolo. Notar mi semen abrasando su vagina.
Sus ahogados gemidos por la polla y huevos de su hijo sobre su cara me avisaron de que se corría segundos después de mi orgasmo. Mi lefa resbalado por el tronco de la polla aumentando más la lubricación en el interior de su coño.
Necesitaba saborear la mezcla de esos jugos y la saqué para poder chupar su vulva mientras mi polla perdía su dureza. Mi amigo también quería probar el semen y qué mejor fuente que el xoxito del que manaba lo que sobraba. Así que solo se inclinó y pude ver el sesenta y nueve más morboso que podía imaginar.
Me uní a ellos acariciando sus cuerpos, lamiendo sus pieles. E incluso chupando la polla de mi amigo.
Marta nos miraba atónita sin creerse aún como podía gustarnos el sexo de esa manera lasciva y tierna disfrutando de nuestros cuerpos y haciendo disfrutar.
Yo no esperaba aún una reacción en mi polla. Pero supongo que mis labios y lengua por ella y un dedo juguetón por mi perineo y el ano entraba a reaccionar. Ella podía ver a su hijo cariñoso devorando mi verga con ansia mientras le acariciaba una de sus tetas con una mano y eso no la dejaba indiferente. Pronto en su boca empecé a notar de nuevo la dureza de mi rabo lo que me alegró pues así Javi no se iba a quedar sin su ración de polla.
Pronto se erguía orgulloso ante sus caras pues para entonces no les cabía en las bocas. Se limitaban a deslizar las lenguas por toda su longitud. Mientras seguía sintiendo su lengua haciendo diabluras en mi polla y culo.
Con un enorme esfuerzo de voluntad conseguí quitarme de en medio pues no quería dejar de sentir todo eso. Pero lo conseguí para pedirle a Javi que se tumbara de espaldas. Un tierno misionero seria la postura ideal para la primera vez entre madre e hijo y así yo podía acariciar sus pieles aumentando su placer.
Marta miraba a los ojos de su retoño buscando el ellos algún signo de rechazo o miedo pero lo único que había en ellos era amor y deseo. Así se subió sobre ella, fue mi mano la que guió el duro nabo apoyándolo en los labios después de acariciar el clítoris con el glande durante unos segundos. Dejando que la cadera de Javi bajara despacio, desplacé la mano a sus testículos.
Durante un momento eterno se quedaron quietos mirándose a los ojos hasta que buscaron los labios del otro con los suyos. Abriendo las bocas para que detrás de los labios fueran las lenguas. Mientras ellos se besaban sin mover aun las caderas yo deslicé la lengua por la sudada piel de la espalda de Javi bajado por ella, por los omóplatos, la columna, los riñones. Volviendo a ese duro culo que me tenia hipnotizado desde la primera vez que lo probé.
Volví a separar las nalgas y a clavar la lengua en él lo que hizo que por fin empezara a moverse despacio. Haciéndole notar a ella cada penetración y dejando que yo siguiera lamiendo. Le coloqué las pantorrillas por detrás de las rodillas de mi amigo para que él pudiera clavarse más en su interior.
Oía orgullosa los mil -te quiero- o -cariño- que se dedicaban o el millón de -mamis- que él suspiraba entre gemidos. Ya con el ano de Javi bien lubricado con mi saliva me chupé un dedo para irlo perforando con él. Levanté la cabeza para mirar a los bellos ojos de mi amigo. Ella agarró mi otra mano con fuerza, como buscando apoyo, mientras su hijo lamía su cuello y besaba su hombro. Una de sus manos agarraba uno de sus pechos suave. Ella subvocalizaba un gracias dirigido a mi.
Eso hizo que le clavara a él aún más el dedo en el ano y me inclinase a besar los tiernos labios de Marta. Javi apoyado en sus antebrazos con una cara de vicio infinito sin dejar de mover la cadera contemplaba ahora nuestro beso lascivo y se unió a él ofreciéndonos a las dos su lengua juguetona.
Aunque ellos lo hubieran querido nada dura para siempre y ambos llegaron al orgasmo con segundos de diferencia derramando su semen en el coño de Marta. Agotado Javi se desplazó a un lado dejándome a mi su lugar entre los muslos de su madre para que yo pudiera saborear de allí la lefa y los jugos de mi amigo. Mi lengua aún pudo dejarlo bien limpito y luego besarlos a los dos para que disfrutaran también de la mezcla de sabores.
Me dejé caer al otro lado dejándola en medio mientras nos acariciábamos con lasitud recuperando la respiración. Al rato bajábamos a la cocina, los tres desnudos y hambrientos a terminar el desayuno que habíamos dejado a medias.
Y la siguiente en caer queríamos que fuera mi madre. El fin de semana siguiente lo pasábamos en su casa. La de mi madre y como éramos sus chicos preferidos ahora que también estaba divorciada y en confianza nos paseábamos por su piso con poca ropa. Los mismos boxers ajustados y con el calor que hacía sin camiseta.
Javi y yo tocándonos y rozándonos constantemente demostrando a mi morena y bonita madre lo cariñosos que podíamos ser. Ambos buscábamos sus caricias, sus arrumacos incluso cuando ella estaba cubierta apenas con un tanga y un pequeño sujetador. Así podíamos frotar la mayor parte de nuestra piel con su voluptuoso cuerpo.
Aún no teníamos muy claro si ambas tenían alguna tendencia bisexual. Pero como en todo era cuestión de probar y quizá al vernos a nosotros se animaran a probar. Al fin y al cabo las dos están muy buenas.
En el cuerpo de los dos mi amigo y mi madre. Como en su casa dormíamos juntos abrazados en mi pequeña cama y ya desnudos del todo. Javi se fue a la ducha sin ponerse nada encima mientras yo ganduleaba un rato mas. Le tocaba provocarla a él.
Por el pasillo se cruzó con mi madre que llevaba el mismo camino ataviada solo con unas braguitas. Se invitaron a compartir la ducha y a enjabonarse la una al otro y para cuando pude unirme a ellas mi madre sentada en el fondo de la bañera ya le comía la polla y el culo a Javi sobre el que caía el agua.
Cuando entré con ellos mi propia madre saboreó mi rabo de inmediato. Y no paró hasta conseguir mi semen. No creí que mi madre fuera tan lanzada, lo mismo deberíamos haber empezado con ella.
Ahora solo nos quedaba que ambas madres tan morbosas y depravadas como sus hijos quedaran y se follaran. Todos pudiéramos disfrutar juntos de esos fines de semana de sexo, cariños, lascivia y ternura. De no volver a dormir solos nunca más y levantarnos en los brazos de un amante o dos o tres y junto a sus cuerpos desnudos.
Despertarnos desnudos con besos y caricias y comidas en nuestras pollas o lamiendo los coños de las mujeres que deseabamos y amábamos hace años. Que entre los dos les habíamos depilado del todo para así poder comerlas sin pelos que estorbaran.