Mi tía madura y mi puta

Era mucho mejor de lo que me imaginé, de lo que venía fantaseando!!
Mis manos recorrían sus piernas desde los pies aún calzados con las altisimas zapatillas subiendo por sus gruesos muslos hasta sus ricas y grandes nalgas aguadas que le amasaba, apretaba y abría obsceno mientras hundía la cara en ese hueco que se le formaba entre ellas, oliendo y lamiendo, chupeteando lo mismo su arrugado y rico ano que su vulva de gruesos labios carnosos peluditos bien ricos, la tenía a gatas bien empinada sobre el borde de su cama y ella arqueaba la espalda parando más ese tremendo trasero gordo que tiene, su piel marchita ya arrugada se veía deliciosa y yo disfrutaba mucho viéndola y comiendo su culo y panocha.

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Con una compañera de la oficina

Como jefe del departamento de promoción de una importante agencia publicitaria me he viajado hasta Barcelona, en compañía de mi compañera de proyectos, mi amiga y colega Lucía.

Hemos llegado al aeropuerto del Prat, y tomado un taxi, que nos ha llevado hasta el hotel. Tras hacer el control en recepción y recibir las llaves de las habitaciones 232 para Lucía y la 233 para mí. Tomamos el ascensor y llegados a nuestras habitaciones, primero dimos un repaso del estado de las mismas, curioseando un poco, luego sacamos nuestras ropas de las maletas y las dispusimos en los armarios. Pude observar que en mi habitación 233. Carlos se despide de Lidia, para tomar un baño y preparase para ir al acto, por el que se han desplazado hasta Barcelona.

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Una verga gruesa para mi mujer

Son las 10:30 de la noche cuando entró a la habitación, voy recién bañado, limpio y fresco para poder descansar mejor.

Mañana tengo un día muy pesado en el trabajo y quiero descansar bien, últimamente así ha sido mi agenda y tengo días que no toco a mi mujer, ni nos damos el tiempo que se requiere en la pareja, digo si hemos tenido intimidad, pero no de calidad, solo nos entregamos uno sobre el otro, satisfacemos rápidamente el instinto y luego cada uno duerme en su lado de la cama.

Ana está sentada en la cama recargada sobre los cojines qué pegan a la cabecera, sus piernas están estiradas cubiertas por una manta y un vaso de té en la repisa de su derecha. Está concentrada en su lectura «la estudiante».

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Con el padre de un alumno

Trabajo en la misma escuela primaria hace 5 años, actualmente tengo 30 años y soy maestra de tercer grado. Soy una apasionada por mi trabajo y me preocupo mucho por los asuntos de los niños, por eso mismo mis colegas y yo decidimos llamar a los padres de un alumno de 8 años que tiene problemas muy serios de conducta.

Cuando el padre de mi alumno Valentín ingreso levante la vista de mis papeles y lo mire hasta que él estuvo al frente mío, me di cuenta rápidamente que este hombre es más atractivo de lo que yo imaginaba.

-Soy Julián Lambes, el padre de Valentín.

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La playa del placer

Hola, les contaré otra de mis fantasías cumplidas.

Hace algunos años, casi estaba por casarme, tuve un viaje de trabajo a Salina Cruz, Oax., mi visita era de lunes a jueves, y mi intención era viajar ese mismo jueves al Huatulco, específicamente a Zipolite, la playa nudista, esa era mi fantasía, ir a una de esas playas.

Viaje el jueves hacia allá, llegué ya de noche y me hospede en un hotel cercano, era una especie de cabaña, la cual estaba muy al descubierto, eso era lo de menos.

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Me follé a la madre de mi amigo

Siempre he sentido mucha admiración por la madre de mi amiga, la señora Mariana. Es una mujer muy guapa, de aspecto joven, pelo largo y liso y ojos grisáceos. Cada vez que la veía, me sentía atraído por ella y me preguntaba cómo sería estar con ella.

Un día, cuando iba a visitar a mi amigo, encontré a la Sra. Mariana sola en casa. Mi amigo había salido y ella estaba allí, sola, y me invitó a tomar un café. Salimos al jardín de la casa y empezamos a hablar. La conversación fluyó con tanta naturalidad que nunca antes habíamos hablado tanto. Me contó su vida y me dio algunos consejos.

No podía dejar de mirarla. Por más que lo intentaba, no podía apartar los ojos de ella. Era tan guapa, tan sensual. Mientras hablábamos sentí que había algo entre nosotros. Entonces se acercó a mí y me dio un beso.

En ese momento, me perdí. No podía dejar de besarla. Era tan intenso, tan excitante. Nuestros cuerpos estaban pegados y nuestras lenguas se tocaban. No podía creer lo que estaba pasando.

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Sexo salvaje con mi novia

Siempre supe que María tenía un lado salvaje, pero nunca imaginé que fuera tan salvaje. Al principio de nuestra relación, nunca había tenido sexo salvaje, pero desde que empezamos a salir, descubrí que a mi novia le encantaba.

Siempre quería probar nuevas posturas y formas de practicar sexo. Me enseñó mucho sobre el sexo salvaje y sobre cómo podíamos divertirnos aún más. Ella me animó a soltarme y experimentar las sensaciones que nos da el sexo salvaje.

Uno de mis momentos favoritos con María fue cuando decidimos probar el sexo salvaje por primera vez. Estábamos en el salón viendo una película y empezamos a besarnos. Pronto se nos empezó a caer la ropa y empezamos a explorar nuestros cuerpos.

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