Ana, mi mujer, me ha dejado encima de la mesa una libreta de teléfonos abierta por la letra S. En letras grandes y en rojo, destacándose del resto de nombres y números puede leerse Silvia. Silvia es su psicóloga, lo es desde que poco después de nacer Toni, nuestro primer hijo, ella cogiera una pequeña depresión. Al principio yo no creía demasiado en eso. Pensaba que la psicóloga no iba a solucionar nada y que tan sólo íbamos a estar pagando dinero a cambio de nada. Pero he de reconocer que mi mujer mejoró mucho en poco tiempo y que tras un par de meses volvía a ser la jovial y divertida Ana que me enamoró hace ya 12 años
La prima de mi novia y compañía
Viernes y Belén pidiendo pija.
Me atosigaba a mensajes de WhatsApp.
Belén “prima”: ¿A qué hora venís?
Belén “prima”: ¿Tenes los huevos bien depilados?
Belén “prima”: ¿Tenes mucha leche toda para mi?
Belén “prima”: ¿Mirá que mi culito está pidiendo pija a gritos!
Mi vecino y yo en un encuentro ardiente
Llevo años viviendo en el mismo barrio, hace más o menos un año se mudaron vecinos nuevos, entre ellos Oscar, un profesor muy guapo y educado.
Por varios meses hemos sido amigos y nuestro trato ha sido cordial y ameno.
Pero desde hace algún tiempo nuestras miradas dicen algo más, hace unos días lo he invitado a cenar con mi familia, ese día llegó temprano y nadie más de mi familia estaba en casa aun, llegó diciendo que quería ayudarme a preparar la cena y traía vino para acompañar.
La tía chaparra culona ¡cómo le gusta el sexo!
Soy de un pueblo de Oaxaca, soy de estatura baja (1.60), siempre me ha gustado ejercitarme y aunado a ello a pesar de ser bajito mi verga siempre ha sido algo de lo que siempre me he sentido orgulloso, aunque eso también en ocasiones me ha, digamos, frustrado porque al coger mujeres muy cerradas termino por lastimarlas, y es que mi miembro gracias a herencia de mi padre me mide en plena erección 23 cm y es grueso como un pepino.
El caso es que a mis treinta años tuve una de las mejores experiencias sexuales de mi vida, ya que me cogí a una tía que nunca pensé en hacerlo.
Mi suegra, mi novia y el cumpleaños de mi cuñada
Pasaban las semanas y cada vez que iba a lo de mi novia, María o la madre me decían “ya falta poco para los 18 de Josefina”.
Josefina, mi cuñada era un bombón.
Pelo castaño claro, 1.68 de altura, preciosa de cara, labios carnosos, ojos verdes, las tetas de la madre y el culo de la hermana. Yo creía que era muy tímida porque casi no me hablaba, pero aparentemente era por ser el novio de la hermana y porque María le había contado algunas “cositas” que la ponían nerviosa.
Orgía sexual en la oficina de Jeniffer
Había recibido una llamada de Jennifer, mi amiga que me convenció de ir a clases de inglés. Me dijo que tenía algo que mostrarme e hicimos cita para el día siguiente.
A la mañana siguiente llegó temprano a mi casa, y desayunamos con algo de calma. Lo que llamó mi atención fue que había venido en pijama y yo también lo estaba.
—¿Has oído hablar de los juegos de rol? —dijo de pronto.
—Sí, yo los he hecho alguna vez, ¿por qué lo preguntas?
Nuestra primera noche
Hacia tanto que pensaba en él que cuando me besó por primera vez no me lo podía creer. Día tras día durante semanas habíamos jugado a la seducción, a las risas, a las miradas cómplices, a las miradas furtivas, nos habíamos dicho de todo sin decírnoslo.
Cada noche durante semanas mis manos acariciaban mi coño pensando en él, en cómo sería tocarle, tenerle entre mis brazos, le imaginaba cabalgándome, su polla dentro de mi… Y por fin, tenía la oportunidad de hacer realidad mis anhelos.