Me cogí a mi ex suegra

Hace aproximadamente un mes Fernanda, una ex novia que tuve hace tiempo, me buscó para platicar. Ya lo había hecho dos veces; me buscaba, platicábamos unos días, nos veíamos y terminábamos cogiendo. Para mí estaba claro que sólo quería sexo casual conmigo porque me di cuenta de que me buscaba luego de que terminaba con un cabrón. Lo acepté, no estaba de más coger con ella para salir de la rutina.

Es linda, tiene unas tetas grandes que cuelgan bien rico y unos pies olorosos, siempre amé sus pies y las pajas que me hacía con ellos.

Si esta vez igual sólo quería coger tenía que sacarle provecho así que le pedí fotos de sus tetas, de su panochita y sus pies, aceptó con la condición de que yo le mandara fotos de mi verga. Intercambiamos las fotos y seguimos hablando.

El punto es que un día Fernanda me pidió que fuera a su casa, yo sabía que íbamos a terminar cogiendo, deseaba una rusa con esas tetas enormes.

Llegué a su casa y sorpresivamente su mamá abrió la puerta, me quedé en silencio como por tres segundos, sabía que Fernanda no me pediría que fuera a su casa sabiendo que su mamá estaría ahí o tal vez se iría y nos quedaríamos solos.

—Sí? —Preguntó su mamá.

—Hola señora, ¿Está Fernanda?

—No, salió temprano, se fue con su tía.

—Oh, ya veo.

—Sí, no está.

—Bueno, gracias.

Me di la vuelta y caminé, avancé como 3 metros.

—¿No quieres esperarla? No creo que tarde —Me dijo Mónica, su mamá.

—uhmmm sí, gracias.

Me invitó a pasar, caminé detrás de ella mirándole las nalgas, llevaba un pants muy delgado y chanclitas, y me percaté de que no traía sostén debajo de una blusa blanca, es imposible no notar sus tetas enormes, más grandes que las de su hija, moviéndolas deliciosamente al compás de su andar. Mónica es bajita, morena y tiene aproximadamente 44 años.

—¿Te ofrezco agua, refresco?

—Agua está bien por favor.

—¿Te acuerdas cómo me llamo?

—Sí, Mónica.

—Exactamente—. Me dio un vaso y fue a su habitación.

—Usted recuerda mi nombre—. Hablé un poco fuerte para que me escuchara.

—¿Gustavo?—. Dijo y se sentó junto a mí.

—No jajaja Angel.

Pensé que había ido a ponerse sostén pero no, sus tetas seguían viéndose a través de su blusa, empezaba a calentarme, las manos me sudaban y el corazón me latía más rápido, sólo trataba de que no se me parara.

—Ah perdón, con eso de que Fernanda termina con uno y luego anda con otro se me olvidan sus nombres jajaja ay perdón, no lo dije con mala saña—. Dijo y se puso roja.

—No se preocupe, ella es muy guapa y puede tener a quien quiera —. Fue una manera educada y sutil de decirle que su hija es una zorrita.

—¿Otra vez andan tú y ella?

—No exactamente, estamos platicando y ya veremos.

—Ah ya.

No sabía para donde mirar, trataba de evitar ver sus tetas pero también hacía dangling con su chanclita hasta que cayó al piso, subió sus pies en la mesa de centro, trataba de controlarme, si seguía mirando en menos de 3 segundos toda la verga se me iba a marcar en el pantalón.

Platicamos de cosas que pasan o ella me preguntaba que a qué me dedicaba y así.

—Creo que tengo cerveza en el refri—. Mónica fue a la cocina, yo aproveché para acomodarme la pija y respirar un poco.

—Ten—. Me dio una lata y seguimos platicando, necesitaba algo helado para bajarme la calentura.

Terminamos el seis de cerveza y ya hablábamos como si fuéramos compas. Me ofrecí a ir por más alcohol, de camino al Oxxo Fernanda me mandó un mensaje, decía que no iba a poder verme y que la disculpara, ¿por qué preocuparme por ella si podía tener a su mamá?

Cuando regresé, Mónica se había puesto una falda y tacones blancos, seguía sin sostén, sus pezones se marcaban mucho, toda una milf pidiendo verga.

Seguimos bebiendo; whisky y cerveza, noté que a Mónica no se le subía. Estaba sentada muy junto a mí, no dejaba de ver sus pies, se veían ricos con esos tacones, quería probarlos ya.

—Te mentí, Fernanda no se fue con su tía —. Dijo de repente.

—Está con alguien, ¿cierto?

—Sí, con un wey prieto, chaparro, panzón, nada que ver contigo —. Dijo acariciando mi cabello, bajando por mi mejilla hasta mi pecho, una descarga de excitación recorrió todo mi cuerpo, era en ese momento o nunca lo sería.

Me acerqué lentamente a su boca y la besé despacio, Mónica respondió jugueteando mi lengua con la suya, movía deliciosamente los labios, siguió con mis mejillas y mi cuello, me entregué a sus besos.

Traté de quitarle la blusa pero apartó mis manos, con un movimiento se subió en mis piernas, aprisionándome con sus rodillas, me miró fijamente.

—¿Te culeas?

—N-n-no preciosa.

Volvió a besarme, se quitó la blusa, liberando sus ricas nenas que cayeron pesadamente casi debajo de sus costillas, una areola grande y cafecita con granitos coronaba sus pezones oscuritos y parados.

—Las mías están más grandes y naturalitas —. Dijo apretándolas.

El corazón me latía más rápido y mi verga exigía una paja con esas tetas.

—Acarícialas —. Tomó mi mano y la llevó a sus tetas, acaricié delicadamente desde su cuello hasta sus pezones, sus venas se marcaban en un tenue color azul. Sus pezones se pusieron más duros.

—Ahora vas a saber cómo se hace una buena rusa —. Fue a su habitación, regresó con una botella de aceite, me desvistió de la cintura para abajo, me abrió las piernas y se puso de rodillas ante mí.

Empezó con pequeñas lamidas en mis huevos, jugando con cada uno y luego con lamidas largas y lentas hasta la cabeza de mi verga, la besaba en la puntita y a lo largo, se la metió toda hasta la garganta sin hacer gestos, me daba pequeñas mordidas y su lengua jugaba con mi glande, estaba a punto de venirme pero me concentré.

—Esto sólo es el calentamiento ehhh —. Me dijo y empezó a macaneármela con ambas manos asegurándose de que siguiera dura y parada, echó un buen chorro de aceite en mi verga y siguió pajeándome.

—Ahorita se te va a poner más dura —. Cogió mi verga y la puso en medio de sus enormes tetas que la cubrían toda, empezó a hacérmela lentamente, me derretí en el sofá, todo mi cuerpo estaba caliente, empezó a hacerlo un poco más rápido y apretándome más la verga.

—¿Te gusta Angel?

—Sí, me encanta, lo haces muy rico —. Decía gimiendo.

—¿Lo hago mejor que la Fer?

—Jajaja… sí reina mejor.

—Jajaja, mami la chaquetea mejor.

Aumentó el ritmo a la vez que golpeaba mi verga contra sus tetas.

—Sí así mami, sácame la leche con tus tetas maduras.

Apretó mi verga y como sobresalía la puntita le dio de lengüetazos y succionaba mi glande, empecé a retorcerme de la excitación.

—Párate—. Me ordenó.

Me puse de pie, Mónica se quitó la falda y se puso en cuclillas, continuó con la rusa e intercalaba con mamadas y golpes de verga en sus tetas. Yo respiraba fuerte y gemía. Mónica me miraba a los ojos mientras trataba de arrancarme la verga a frotadas de tetas, se metió la mano debajo de las bragas, empezó a dedearse la conchita y acercaba sus dedos a mi boca para que probara sus jugos. Ya no aguantaba, quería bañar sus tetas con mi leche.

—Ya, ya me quiero venir—. Dije calientísimo.

—¿Ya? ¿Quieres echarle tu semen a mami?

—¡Sí, sí…!

Mónica aumentó el ritmo de la paja, me miraba con ojos de puta, no aguanté más y solté un enorme chorro de leche que salió al aire y de inmediato cayó en sus tetas.

—Aaah cristooo—. Grité.

—Sí, así… córrete, córrete en las tetas de mami, saca toda tu leche—. Decía Mónica pajeándome con la mano, salía más leche, yo gemía y me temblaban las piernas, me chupó hasta el último chorro, con las manos dispersó mi leche por toda la superficie de sus tetas, tenía más en los labios y en las mejillas, le dio un beso a mi verga, yo quedé exhausto en el sofá, ella fue a limpiarse.

Regresó a sentarse conmigo, nos besamos y seguía acariciándome la verga, por lo que continuó parada.

—Verga, es la mejor paja que me han hecho.

—Lo sé, así es como se hace una rusa muchacho—. Dijo orgullosa.

Seguí besándola, metí mi mano en sus bragas, con mis dedos froté su conchita, su respiración se aceleraba. Me arrodillé ante ella y bajé sus bragas.

—¿Qué haces?—. Dijo excitada, apretó un poco las piernas pero besé y lamí sus muslos y empezó a aflojar las piernas, quedó al descubierto su concha con vello medianamente crecido, dirigí mi boca a su cosita, empecé con pequeñas lamidas y succiones en sus labios, Mónica fue entregándose más, la acomodé en el borde del sofá para poder disfrutar mejor de su cosita, abrí sus labios y con mi lengua jugueteé con su clítoris, de repente me tomó del cabello y me hundió más, lamía y succionaba, Mónica gemía más fuerte. La puse de pie.

—Vamos a la cama—. Le dije recargado de energía.

—Nooo ¿y si llega la Fer? —. Dijo con “miedo”.

—Nos encerramos en tu cuarto —. Dije excitado.

—Nooo va a llegar —. Decía tímida pero excitada.

—Vamos… —. Le dije al oído besándola y clavándole dos dedos en la concha.

—Ayyy vamos pues —. Recogimos nuestra ropa, me llevó a su habitación y cerró la puerta con seguro.

La tiré en la cama. Inmediatamente se puso de a perro, contemplé aquel templo de nalgas pequeñas pero firmes y duras, mi verga estaba presta para empalarla.

Movió la cadera invitándome a probar su culo, acerqué la cara y di de lamidas en su orto, seguí con su concha, Mónica gemía. Le llevé mi verga a la boca para que la lubricara, la agarré firmemente de la cadera, iba directo a metérsela pero me dijo que me volteara, de manera que hiciéramos un 69, lo hice y mientras le chupaba el clítoris ella me la mamaba y gemía. Había momentos en los que ella se quedaba quieta y me pedía que me moviera como si la estuviera cogiendo, así que empecé a follarle la boca, Mónica se metía mi verga hasta la garganta, tosía y tensaba la cadera, lo que indicaba que iba a terminar, yo apretaba mi cara contra su concha y sentía cómo se contraía en mi boca llenándola con sus jugos.

—Ponte boca arriba—. Me ordenó y continuó chupándome la verga, quitaba su cabello del rostro para poder ver a mi Moni mamándome la verga con devoción. Mientras me la mamaba, con una mano me sobaba los huevos y me acariciaba las nalgas.

Paró y se montó en mí, dándome la espalda, metió sus piernas debajo de las mías, agarró mi verga con fuerza y se la ensartó, tomé la botella de aceite y vertí un chorro en sus nalgas, magreándolas y acariciando su orto, esa posición era perfecta para mí; echó su torso para adelante y movía las nalgas deliciosamente de arriba hacia abajo.

—Así perra muévelas —. Decía inmóvil, dejándome follar por ella.

Después de cabalgarme un rato de esa forma, se dio la vuelta y quedamos frente a frente, volvió a estrujarme la verga, pajeándomela para que no perdiera su rigidez, volvió a metérsela y empezó a mover la cadera lentamente en círculos, yo trataba de chupar sus tetas que se columpiaban de adelante hacia atrás. Sentía su conchita tan calientita y apretada, quería correrme ya pero resistí, tenía que gozarla al máximo porque no sabía hasta cuándo se repetiría o si se repetiría.

En uno de esos movimientos se detuvo un poco y gritó: “¡Ay, no mames!” y sentí cómo se venía, todavía con mi verga adentro, me apretaban sus contracciones y sentía jugos correr por mi verga, ella se quedó quieta, con los ojos cerrados y se mordía los labios para no gritar. Cuando por fin terminó de correrse me dijo:

—Tú todavía no acabas, así que te voy a regalar esto.

Se sacó mi verga y apuntó a su orto. Como mi verga estaba lubricada con sus jugos entró sin tanto trabajo, vi que hacía gestos mordiéndose los labios, pero se aguantó y cuando por fin la tenía toda dentro comenzó a moverse, un poco lento y de adelante hacia atrás, no de arriba hacia abajo. Yo estaba completamente ensimismado, no podía creerlo, su hija se quedaba pendeja a su lado, me apretaba tan rico y verla con tantas ganas de complacerme me excitó mucho más.

Cuando sentí que me venía, la bajé y la acosté con las piernas hacia arriba, pero esta vez apunté a su orto nuevamente, ahora entró mucho más fácil. Lamí sus pies por encima de sus zapatillas blancas, luego seguí con la suela y el tacón, Moni me veía extrañada.

—Mejor quítamelas—. Me dijo y la despojé de sus tacones, quedando sus pequeños pies desnudos, inmediatamente metí sus cinco dedos en mi boca, después seguí con su plantas lisitas y pálidas, las restregué en mi cara, lamiéndolas con perversión y aumentando el ritmo de mis embestidas. Moni gemía y se apretaba los pezones.

—Muérdetelas—. Le ordené, se llevó sus tetas a la boca y se mordía y chupaba los pezones mirándome con sus ojos de puta, apreté más el ritmo. Moni gritaba con cada embestida y su carita se puso roja y su cabello se humedeció, no me importaba que llegara mi ex y me encontrara cogiéndome a su mamá.

Ya no aguanté, así que cuando sentí que me corría me incliné hacia sus tetas mordiendo sus pezones, ambos gritamos y me vine dentro de su culo, fue un orgasmo larguísimo, me duró un rato y ella apretaba más el orto para darme más placer. Yo me seguía descargando y el simple toque de mis huevos en su piel me daba más placer, caí vencido sobre su pecho, nuestras respiraciones se hacían más fuertes.

Cuando salió la última gota de leche Moni me abrazó, poniendo mi cabeza en su pecho como un bebé que debía ser alimentado. Me acariciaba el rostro, las cejas, me besó la frente, yo deslizaba mis manos por sobre su espalda, queriéndola, sin ningún problema podía ser su amante, mi ex no me importaba.

Estuvimos abrazados y besándonos en la oscuridad, húmedos de la piel y deseosos el uno del otro. Evidentemente me entró otra vez lo caliente, Moni se recuperó y se subió en mí.

—Mami quiere más verga.

—Es toda para ti mami.

Empezó a cabalgarme con la misma intensidad que al principio, la tomé de las nalgas para hacer más profunda la penetración, simplemente no podía dejar de cogerla.

Estuvimos un rato más en la habitación, yo quedé K.O.

Moni se levantó, se puso una bata y se arregló el cabello.

—Bueno, ya vete, tuvimos suerte de que la Fer no llegara.

—No me importaría ser padrastro de mi ex jajaja.

—Ja ja ja qué chistosito, ándale ya vete.

Me vestí, las piernas no me respondían mucho, di una última mirada a aquellas tetas colgando detrás de esa bata de satín, le di un largo y apasionado beso.

Ya en la puerta me tomó de las manos y me dijo, en un tono dulce, que nunca podíamos volver a coger, que eso no estaba bien porque era el ex novio de su hija. Yo asentí, pero por dentro sabía que ella no se iba a olvidar de lo que pasó así nada más.

Salí del departamento rápidamente cuidando de no encontrarme con mi ex en el pasillo, al momento en que iba a subirme a mi auto una moto se estacionó junto a mí, era Fernanda con su wey, no sé si me vio, yo creo que sí. Me reí discretamente al ver a su wey, Moni tenía razón, nada que ver conmigo, su hija agarra lo primero que se le cruza jajaja.

Al día siguiente Moni me mandó una foto de cómo habían quedado sus tetas después de las mordidas; con moretones y rojitas.

—Lo siento mami, ya las extraño.

—Jajaja idiota.

—Me encantó, desde hace mucho no había echado un polvo como el de ayer —. Me respondió

—Lo sé, a mí también me gustó.

Ambos sabemos que lo volveremos a hacer, no me importa que su hija nos descubra.

Por fin pude cogerme a Mónica, ni planeado pudo haber sido mejor y honestamente jamás lo esperé. Siempre que iba a la casa de mi ex parecía que no le agradaba a Mónica y medio me intimidaba un poco pero también le tenía un chingo de ganas cada vez que la veía en vestido o en chanclas. Antes de eso sólo había podido oler y probar sus chanclas y unos flats negros de charol.

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