Mi nombre es Evelyn y tengo 45 años, hace cinco que me divorcié oficialmente de mi ex marido, me dejó tan insatisfecha sexualmente que me estaba volviendo loca.
Mi hijo aún vive conmigo, apenas está por cumplir 21 y puedo notar algunas similitudes que tiene con su padre, es alto, guapo, y le encanta mirarme mientras me cambio, él cree que no me doy cuenta, se me hacía incluso un poco tierno hasta que me di cuenta que se estaba masturbando mientras me desvestía, por lo que estos últimos días estuve dejando la puerta algo abierta a propósito para que cada vez que pasara él pudiera observarme.
Hoy es su cumpleaños, y decidí darle una gran sorpresa, luego de que se fueran sus amigos y terminarán de festejar le dije que viniera a mi cuarto que quería hablar con él, y allí lo recibí en un sexy conjunto de lencería bastante llamativo y sensual, él se sorprendió bastante pero no retrocedió y le dije que avanzara, que me tocara, que por esa noche era totalmente suya y de nadie más.
Él lo primero que hizo fue guiar sus manos hacia mis pechos y comenzar a masajear los de tal forma tan excitante, luego me quitó el sostén y así con mucha más comodidad masajeó mis tetas y las apretó a su total gusto, jugando un poco con mis pezones hasta que metió uno en su boca, succionaba y chupaba tanto que me hacía gemir con total placer, me acotó en la cama y comenzó a succionar aún más mientras sus manos bajaban por todo mi cuerpo acariciándome sin ningún tipo de vergüenza ni miedo, hasta llegar al medio de mis piernas, comenzando a masajear mi intimidad por encima de mi ropa interior, notando muchísimo lo mojada que me estaba dejando.
Chupaba tanto que hasta de mis pezones comenzó a salir leche, hace tanto tiempo que no lactaba que me sorprendía pero él no paraba, chupaba y se tomaba todo lo que podía como si estuviera muerto de sed, comenzaba a babear un poco de lo bien que me estaba haciendo sentir gemía su nombre, rogaba por tenerlo dentro de mí y él terminó de quitarme mi ropa para así meter sus dedos en mí y tantear lo estrecha que estaba, abriéndome poco a poco utilizando sus dedos hasta que al fin hubo el suficiente espacio para que él entrara.
Se quitó toda su ropa y al fin entró en mí de una sola estocada, haciéndome soltar un gemido tan alto que incluso los vecinos escucharían, comenzó a moverse con tanta rapidez y fuerza, algo que no me sorprendía al ser tan joven y con tanta energía.
Me moví junto con él, gimiendo tanto que incluso mis ojos se llenaban de lágrimas del placer, siguió moviéndose y chupándome las tetas hasta que luego de un rato acabó dentro de mí, me llenó tan deliciosamente que mi interior lo agradeció corriéndome junto con él, me sentía tan llena y satisfecha que besé los labios de mi hijo y luego de un rato salió de mí, para así dormir los dos juntos en mi cama, él en mi pecho masajeando un poco mis tetas.