Hoy traigo un capítulo más de la serie con mi mejor amiga. Se trata de otro encuentro en el que ella y yo decidimos ir a un lugar que nunca habíamos visitado juntos.
Lunes 12 de noviembre 4.45 pm. Ya en casa después del trabajo, reviso mi teléfono celular y tenía un mensaje que no había leído de mi mejor amiga.
3:58 p. m. – Amiguito ¿te puedo hacer una propuesta indecente?
4:45 p. m. – Sip, ahhh ya leo esto 47 minutos tarde, y solo marca una palomita, no tienes señal, deja te llamo.
Al no aparecerme con señal por WhatsApp, le marco a su celular y se da esta conversación:
– Ella: Bueno, amiguiii.
– Hola ¿como estás?
– Bien, ¿leíste mi mensaje?
– Si lo leí pero creo ya es tarde, ¿o aún tienes tiempo de hacerme esa propuesta indecorosa? Jajaja.
– ¡Claro!, jejeje. ¿nos podemos ver?
– Por supuesto que si, ¿a que hora?
– Solo déjame llevar unas cosas y quedo libre, ¿te parece bien 6:30?
– Si, me parece perfecto, ahí nos vemos en tu casa.
– No, no se va a poder ahí, están en casa unos albañiles haciendo unos trabajos así que por esta vez ahí no. Tu dime si nos vamos al rancho de tu amigo o a otro lugar.
– Mmm, ¿quieres ir a un motel?
– Si, por mi no hay problema.
– Okey, tengo poco dinero, pero si me alcanza para el cuarto. ¿Pasas por mi o paso por ti?, si quieres manejo tu coche para que en la entrada al motel no te vea a ti el que cobra jajaja.
– Nooo, a lo mejor el coche tiene GPS y me vaya a preguntar mi jefa que hacía estacionada dentro de un motel jajaja. Pasa por mi en el estacionamiento de Soriana (supermercado), ahí dejamos mi coche y nos vamos en el tuyo.
– Okey tienes razón, nos vamos en el mío.
Pasé por ella y nos dirigimos al motel más cercano, entramos a la habitación y me dijo querer ponerse el babydoll con tanga color verde que a veces usaba en nuestros encuentros. Se lo puso, y no sé por qué pero ese día se veía nalgonsísima, más que nunca, así que aproveché como cada vez que nos veíamos, le pedí me modelara la prenda mientras yo le tomaba muchas fotos y videos de distintos ángulos, sus nalgas se le veían impresionantes, muy blancas y muy grandes, partidas a la mitad por la tanga. La pequeña sesión fotográfica se desarrollaba en una atmósfera súper cachonda y caliente, porque no saben el morbo que causa el tener a esa mujer que siempre, por años respetaste como si fuera de tu familia, y ahora tenerla ahí, a ella, a tu mejor amiga posándote y modelándote como toda una puta caliente en el cuarto de un motel.
– Yo: ¿Cuánto tiempo tenemos?
– Una hora, y no te preocupes por el dinero del cuarto, ahorita te coopero con la mitad.
– Gracias, es que si ando bien quebrado, pero era ahorita o ahorita, así me gaste el dinero que no tengo, si no cuando te vuelvo a ver.
– Si, como dices, era ahorita o si no iba a pasar otros veinte días, así que vamos a darle al cuerpo alegría Macarena.
– Jajaja ¡va! Mámamela tantito pues.
– Ya ni necesitas (mamada) ya estás listo, ya la traes bien parada.
– Tu mámamela tantito, solo quiero verte haciéndolo, tantito nada más, ¡¡es que me encantas!!, ¿si se nota verdad?
– Si, si se nota.
– Okey, ya, ya con eso, solo era tantito, pásame los condones.
– ¿Qué dicen? “condones aroma y sabor choco-menta”, wow, a ver si es cierto, te ayudo a ponértelo.
Y comenzó a colocarme el condón con su boca, lo bajó hasta la mitad y lo completó con sus dedos.
– Yo: ¿Cómo quieres que te coja?
– Sentaditos en la orilla de la cama los dos, yo sentada arriba y frente a ti.
– Muy bien, siéntate, vamos a cogerte.
– A ver espera, hace unos días estaba viendo una porno y me gustó como se ve así que no le quiten la tanga, que solo la hagan para un lado y así se la cojan.
– ¿Lo quieres así?, va, hagamos para un lado la tanga, y siéntate arriba de mi, tu acomódate hasta que estés a gusto, aquí la protagonista de la porno eres tú.
– Si, listo.
Y me comenzó a cabalgar con un ritmo lento, despacio, rico, con sus ojos cerrados, pero con cara de deseo.
– Yo: Mira nada más que tetas tan ricas tienes, mmm y así saben, mmmm deliciosas, ¿te gusta montarme?
– Ahh si, me gusta montarme en mi macho.
– ¿y sientes rico puta?
– Siiii, me encanta.
– ¿Qué te encanta?
– Sentir esto mmmm.
– Que rico, ¿verdad?
– Si, si me gusta, mucho ahh.
Seguía cabalgando, con un ritmo y respiración cada vez más rápida, su rostro enrojecido y con la cara de estar ya muy caliente.
– Yo: Ya quería venir a un motel contigo.
– ¿Si?
– Si, porque me encanta ir a cogerte a tu casa, pero a las putas se les trae al motel.
– Claro, si exacto.
– ¿Qué eres de mi?
– Tu puta.
Mientras me montaba le daba unas chupadotas a sus tetas, y de lo caliente que estaba ya ni sentía las nalgadas que yo le daba.
– Ella: Estoy muy lubricada mmm.
– ¿Si?, ¿te gusta montarme?
– Si mmm, abrázame, bésame las tetas.
– ¡vente puta!
– Ya casi ahh.
– Estas bien bonita, haces unas caritas muy bonitas
– Gracias ahh. Cambiemos, mámamela y méteme el dedo.
La acosté boca arriba, metí mi cabeza entre sus piernas y de inmediato le metí el dedo índice buscándole el punto “G”, mientras mi lengua y labios se apoderaban muy suavemente de su pequeño clítoris.
– Ahh que rico, ¿me sabe a chocolate?
– Si, huele a ti, sabe a ti y al condón, a chocomenta.
– Ahh ya me voy a venir, dale besitos, dale besitos, uhhhh.
Y explotó en un jadeante orgasmo que le hizo estirar las piernas y arquear la espalda, terminó exhausta, y como siempre, al culminar con su orgasmo comenzó a carcajearse y me pidió un minuto para recuperarse.
Habiendo ella descansado un poco, me dijo que seguía yo, y estando así, acostada sobre la cama y yo encima de ella, puse sus piernas sobre mis hombros y comencé a bombearla.
– ¿Te gusta puta?, ¿sientes rico?
– Ahh, si, sigue así, muy rico.
– La gente que nos conoce ni sabe que ahorita te tengo bien ensartada metiéndote toda la verga como te gusta.
– Es nuestro secreto, y por eso te busco, por discreto.
– ¿Y te gusta ser mi puta?
– Claro, si no no te buscaría.
Mi pelvis chocaba contra sus nalgas, el sonido producido me excitaba demasiado, ya estaba casi listo para terminar, pero cerraba mis ojos y trataba de concentrarme pensando en otra cosa para durar un poco más, pero estaba a mil, ya no aguantaba, así que mejor le pedí que se hincara y me la mamara, no tardaría mucho en acabar.
– Mámamela como solo tu lo sabes hacer, ya no tardo en venirme, yo te aviso.
– Okey va.
Como ya estaba próximo al orgasmo, solo me puse a disfrutar viéndola como me la mamaba.
– Ya, ya, ya me vengo, híncate, te los voy a echar en la cara, solo cierra tus ojos.
Y ahí me tienen, masturbándome con la mano derecha de pie y frente a ella, con las piernas temblorosas, la vista nublada sintiendo las deliciosas cosquillas y hormigueo del orgasmo. Acabé, fue riquísimo como siempre.
– Yo: Antes de lavarte la cara vete en el espejo.
– Jajaja, estoy embarrada, me quedó una nariz mutante.
– Mutante, pero te ves hermosa jajaja.
Me dio la mitad del costo del hotel, y nos regresamos al supermercado por su coche.
– Yo: ¡Gracias!
– No, al contrario, gracias a ti por atender mi llamado, ya lo necesitaba.
– Mañana nos mensajeamos.
– Sale, te quiero, te amo y te adoro amigui.
Nos despedimos delante de la gente con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo como siempre, como los mejores amigos del mundo.